La pandemia de Covid-19 ha aumentado el interés por los complementos que pueden ayudar a fortalecer el sistema inmunológico, pero la realidad es que mantener unos hábitos de vida y de alimentación adecuados debería ser lo principal. Las defensas de nuestro cuerpo dependen de varios órganos, algunos que ni sospechamos, como es el caso de los huesos. En su interior encontramos la 'médula roja', que genera el 100% de los glóbulos blancos así como las plaquetas. Y el ejercicio físico que beneficia a esos huesos también incentiva y potencia la función inmune en su interior.
La médula ósea es un lugar "abarrotado", explican los investigadores Mehmet Saçma y Hartmut Geiger del Instituto de Medicina Molecular de la Universidad de Ulm, Alemania, en un artículo para la revista Nature. Coexisten en su interior células madre, denominadas mesenquimales o estromales, junto con células progenitoras, entre ellas las del sistema inmunológico. Cómo interactúan las dos familias supone aún un enigma para la ciencia, escriben, pero al menos "una parte del puzle" ha sido resuelto en un ensayo con ratones. La clave estaría en el movimiento, que "estimula la comunicación entre las células estromales y las progenitoras".
"Si piensas en cuándo corres, hay una carga que se ejerce sobre los huesos de tus piernas", explica Sean Morrison, director del Instituto de Investigación Infantil de la Universidad de Texas (EEUU) y uno de los autores. "Sabemos que cuando alguien suele correr, estos huesos que soportan la carga se vuelven más gruesos y fuertes. Esto se debe a que, durante los actos de carga, los mismos huesos han mantenido aislada a la médula blanda en su interior de esas fuerzas mecánicas. Sin embargo, en este estudio hemos descubierto que una parte de esa fuerza sí se transmite al interior".
Esa transmisión, según han podido determinar, forma parte del proceso por el cual el cuerpo fabrica nuevas células óseas que van a servir para reforzar el hueso sometido al ejercicio. El organismo usa un tipo de célula sanguínea para comunicar estas fuerzas mecánicas inducidas por el movimiento a las células progenitoras que viven en el interior de la médula, ya que se arraciman precisamente alrededor de los vasos sanguíneos. La señal inducida por el ejercicio provoca que las células empiecen a dividirse para crear más material para el hueso.
Por tanto, los ejercicios de carga -una serie de rutinas que combinan el entrenamiento aeróbico con el de fuerza- serían los idóneos por distintos motivos. No solo están recomendados para mantener el peso a cualquier edad así como la salud cardiovascular y la ósea, sino que permitirían beneficiarse de este nuevo mecanismo identificado para potenciar la actividad del sistema inmune. "Estas células también secretan factores que ayudan a crear nuevos linfocitos", explica Morrison. "Los linfocitos son células de tipo T y B que forman parte de la respuesta inmune a las infecciones".
Estos linfocitos son protagonistas habituales de las informaciones sobre la pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, ya que son las responsables de "recordar" pasadas infecciones y asegurarse de que la inmunidad desarrollada es duradera. "Lo que hemos comprobado es que podíamos fortalecer el sistema inmunitario de los ratones permitiendo que se ejercitaran, ya que en este entorno especializado alrededor de los vasos sanguíneos se estaban formando linfocitos además de las células óseas esperadas", prosigue el investigador.
En los ratones de mayor edad, los que habían cumplido al menos 18 meses, se observaba una formación menor y más lenta de células óseas y del sistema inmune, algo que también le ocurre a los seres humanos a medida que envejecen. Pero si se les proporcionaba la oportunidad de practicar un ejercicio acorde a su edad, es decir, una rueda ("¡A los ratones les encanta correr en la rueda!", corrobora Morrison), el índice de reproducción celular aumentaba.
Según el especialista, es una situación parecida a la de los astronautas en gravedad cero, que deben realizar al menos dos horas de ejercicio al día para no perder masa ósea. "Mi predicción es que este beneficio se extendería hasta una edad avanzada", valora Morrison. Por tanto, la recomendación es la de adaptar los ejercicios de carga a las capacidades de cada cual: de un entrenamiento intensivo a carreras moderadas, y si no hay otra opción, a caminar. Lo importante, afirma, es mantener activa la producción celular mediante el movimiento.
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