El pasado 27 de diciembre de 2020 empezó oficialmente la vacunación contra la Covid-19 en España y en toda la Unión Europea de forma simultánea. Fue un acuerdo previo dentro de la UE, dado que Reino Unido se adelantó y empezó ya el 8 de diciembre por cuenta propia, tras recomendar la autorización del fármaco su propia agencia reguladora, la MHRA .
La vacuna elegida para empezar la gran campaña de inmunización de nuestra era fue la de Pfizer-BioNTech, aunque en el momento de escribir estas líneas, Europa también ha aprobado la vacuna de Moderna.
Yo, como médico de familia, he tenido el placer de ser uno de los primeros vacunados en España, y os voy a contar mi experiencia hasta llegar al deseado momento de recibir el pinchazo.
Dudas y 'fake news'
En primer lugar, quiero dejar claro que yo siempre tuve claro que iba a vacunarme a pesar de las dudas circulantes por las redes sociales y las mil y una fake news que rodeaban a todas y cada una de las candidatas a la vacuna frente a la Covid-19.
Como he contado también en el podcast La Consulta del Dr. Méndez: por qué yo sí me vacuno, hay varias cosas que tenía muy claras sobre la vacuna de Pfizer en especial, y que en varias ocasiones hemos clarificado en EL ESPAÑOL: la vacuna es segura -se probó su seguridad en un estudio de fase III con más de 43.000 participantes-, sus efectos secundarios son muy típicos, y no ha habido ni un solo caso con desenlace fatal durante los múltiples ensayos clínicos en los que se ha probado.
Si bien existen dudas sobre la rapidez mediante la cual se ha desarrollado la vacuna, cabe recordar algo que hemos tendido a obviar entre tanta fake news sin sentido: las compañías farmacéuticas son empresas y venden productos. Si su producto tuviese fallos o pudiese desencadenar efectos adversos o letales, la mala publicidad sería terrible a nivel mundial.
Además, por grande que sea la necesidad actual, todas las vacunas han pasado los mismos filtros de seguridad farmacológica que cualquier otro medicamento o fármaco en desarrollo. Son filtros totalmente independientes a las compañías farmacéuticas, y en varios países. La seguridad siempre ha sido lo primero.
Se han invertido una enorme cantidad de recursos humanos y económicos en todas las vacunas en desarrollo. Lo único que nos está enseñando la pandemia no es que "se ha ido muy rápido", sino que antiguamente se iba descaradamente lento. Lo que nos ha enseñado la pandemia es que, si hay interés, la burocracia puede esperar, y las necesidades de salud pública pueden ser la primera opción y no la última.
Cómo fue el día D
He querido hacer hincapié en las dudas suscitadas por la vacuna porque incluso entre los profesionales sanitarios han existido esas dudas. He tenido varios compañeros comentando la rapidez de desarrollo, las incógnitas sobre la inmunidad a la que puede dar lugar la vacunación, o incluso cuestionarse sobre por qué deberemos mantener las medidas de seguridad durante todo el próximo año con gran probabilidad.
Mi sorpresa fue máxima cuando, tras anunciarnos el día de vacunación en nuestro centro de salud, no solo no hubo dudas, sino que se formaron incluso colas para entrar a la sala de vacunación: creo que no hubo ni un solo compañero del centro de salud que rechazase vacunarse, e incluso aquellos que han podido disfrutar de unos pocos días de vacaciones han venido a por su dosis.
El anuncio fue de un día para otro: nos lo comunicaron por la tarde, y la vacunación sería al día siguiente por la mañana. Se nos dividió en pequeños grupos a diferentes horas para guardar en todo momento las medidas de distancia entre todos, y uno por uno fuimos pasando a recibir la primera de las dos dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech. Como si de una vacuna típica de la gripe se tratase, uno por uno fuimos dejando a descubierno nuestro brazo para recibir el pinchazo.
El principio del fin
Personalmente, en el momento de escribir estas líneas han pasado 24 horas desde que he recibido la vacuna, y por suerte no he sufrido ni un solo efecto adverso. De hecho, ni siquiera noté la aguja (y soy de los sensibles, suelo notar cualquier mínimo pinchazo). Sin embargo, algunas compañeras sí nos han comentado efectos adversos, siempre dentro de lo esperable y típico: leves dolores de cabeza que han durado pocas horas, dolor en la zona de pinchazo, o dolor algo más extendido por el brazo de intensidad leve a moderada.
Con el paso de las horas, todos los efectos han cedido y han quedado en nada, como cabría esperar. Algunos han necesitado tomar algún analgésico puntual, pero tampoco en todos los casos, exactamente como indica la ficha técnica y los ensayos clínicos de la misma vacuna.
Las dudas sobre la vacunación solo se disipan de una forma: informándose, leyendo de buenas fuentes, parándose a pensar lo que se lee y no quedándose solo con un titular. Ahora, no solo puedo hablar desde la información, sino desde la experiencia. La vacuna es segura, y sus efectos adversos son leves y típicos en cualquier tipo de vacuna usada actualmente.
Pero, recordemos, hacen falta dos dosis separadas 21 días entre ellas; hace falta que se vacune como mínimo el 70% de la población para lograr una mínima inmunidad de grupo y, desde luego, hará falta mucha paciencia para poder llegar a toda esa población.