El jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, Benito Almirante, acudió hace unos días a hacer la compra. Como es tradicional en los supermercados le ofrecieron unos guantes para entrar al establecimiento. De hecho, no eran unos guantes, sino unas bolsas de plástico que había de ponerse en las manos para manipular y coger cualquier alimento antes de abandonar el super.
El especialista, portavoz de la Sociedad Española de Microbiología y Enfermedades Infecciosas (SEIMC) no quiso ponérselos, pero no hubo forma: si no vestía esas bolsas de plásticos, sustitutivas de los guantes de los que carecía éste y muchos otros locales de venta de alimentos -hay falta de suministro- no le dejarían entrar. Y eso que apeló a su condición de médico y conocedor de la materia.
"Desde el punto de vista científico no hay nada que avale el uso de guantes fuera del entorno sanitario. No hay que utilizarlos", enfatiza a EL ESPAÑOL, antes de empezar a enumerar sus problemas: duración limitada, no se pueden lavar y no sirven sean del material que sean; ni los codiciados de látex y nitrilo (que antes se vendían en los propios supermercados a un precio muy asequible).
El termómetro social en el que se ha convertido Twitter en tiempos de confinamiento está dividido entre los policías de balcón -en este caso de la red social-, que denuncian a gente que pasea por la calle o atiende en establecimientos sin guantes, los que se preocupan por el impacto medioambiental de utilizarlos y no desecharlos correctamente y, por último, los profesionales sanitarios que saben de lo que hablan: para ellos, los guantes sí son un instrumento esencial en su trabajo.
Lo que sigue teniendo sentido, pero por higiene normal y no para prevenir la infección por Sars CoV-2 es usar los guantes para escoger la fruta y la verdura. Sencillamente, porque puede que nuestras manos no estén todo lo limpias que deberían.
Para Almirante el despropósito de los guantes en el supermercado empieza ya desde el momento en el que se cogen. "Suelen estar encima de un mostrador, ya están contaminados", apunta.
De hecho, el especialista señala que incluso en el hospital "no se utilizan todo el rato", sólo cuando hay que atender pacientes. y apunta a una característica muy importante: su duración. Los guantes han de ser de un sólo uso y en el hospital se los cambian tan frecuentemente como es necesario.
El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, tuvo que hacer referencia a este asunto en una de sus últimas comparecencias.
El experto advirtió: "El guante sirve cuando tenemos una mínima certeza de que con él no vamos a tocarnos". Si uno se fija en la gente que va por la calle, atentos a lo que se hace con los guantes: si se tiene la suerte de tener los de nitrilo, es fácil que se esté consultando al teléfono móvil, si se llega a un supermercado y, antes de ponerse las incómodas bolsas de plásticos o las tradicionales manoplas de plástico, es fácil que se opte por utilizar los que ya se llevan puestos.
Y en el colmo del surrealismo, otra escena muy común en la vida de confinamiento: lavarse los guantes con las soluciones hidroalcohólicas. "¡Los guantes no se lavan¡ ¡Eso son soluciones antisépticas para la piel!", se escandaliza el portavoz de la SEIMC.
Conscientes de esta falta de evidencia científica el propio Ministerio de Sanidad ha difundido una infografía sobre el uso de guantes pero, mirando por la calle, parece que el mensaje no ha calado.