Este viernes, el presidente del Gobierno anunciaba que al día siguiente, sábado, iba a declarar el estado de alarma durante los siguientes 15 días, lo que en efecto hizo. En esas algo más de 24 horas la gente no sabía cuáles iban a ser exactamente las medidas que tomaría el Gobierno en esa situación, así que decidió tirar de imaginación y volar a los establecimientos que consideraba prioritarios por si acaso los cerraban.
Famosas son ya las imágenes de los supermercados desabastecidos de papel higiénico antes incluso de que se anunciara el estado de alarma, pero hay otro tipo de establecimiento donde se produjeron grandes colas: los estancos.
Los propios fumadores pensaban que, si se cerraban todos los comercios, el proveedor de la droga legal que más enfermedades crónicas produce del mundo no sería una excepción.
"Me puedo quedar sin comer pero no sin fumar", confesaba a la agencia Efe Antonia, una de las madrileñas que había esperado durante más de media hora para conseguir tres cartones de su marca favorita.
Tres días de "auténtico infierno" sufrieron vendedores como José, que dirige un estanco en la calle Gran Vía de Majadahonda. "Ha sido un no parar, pero este viernes ya es demasiado", bromeaba al mismo medio, mientras mantenían la duda de si el sábado iban a poder abrir su establecimientos. Sostienen que existen "vacíos" en la normativa aprobada por la Comunidad de Madrid y tienen la "esperanza" de "disfrutar de un sábado de normalidad".
Contra todo pronóstico, así fue. En el artículo siete del Real Decreto donde se concretaron las medidas, se hace referencia a la limitación de la libertad de circulación de las personas.
En él se afirma que durante la vigencia del estado de alarma las personas únicamente podrán circular por las vías de uso público para la realización de algunas actividades, siendo la primera la adquisición de alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad.
De ahí, cabría pensar que los lugares donde se podrían hacer esas actividades serían aquellos con dichos bienes de primera necesidad. Pero al avanzar en el Real Decreto, se detallan las excepciones, los establecimientos que sí permanecerán abiertos, a saber: establecimientos comerciales minoristas de alimentación, bebidas, productos y bienes de primera necesidad, establecimientos farmacéuticos, médicos, ópticas y productos ortopédicos, productos higiénicos, peluquerías, prensa y papelería, combustible para la automoción, estancos, equipos tecnológicos y de telecomunicaciones, alimentos para animales de compañía, comercio por internet, telefónico o correspondencia, tintorerías y lavanderías.
El Gobierno ha rectificado este mismo domingo anunciando también el cierre de las peluquerías pero, echando un vistazo, hay algo que chirría mucho más: ¿por qué mantener abiertos los estancos, unos lugares donde lo que se vende más es un producto reconocido oficialmente como nocivo para la salud? ¿Significa esto que el Gobierno considera al tabaco un bien de primera necesidad?
El presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), Carlos Jiménez, no entra a valorar la idoneidad o no de esta excepción, pero no duda en lanzar un mensaje a la población a través de este diario: "Lo importante es que los fumadores sepan que el consumo de cigarrillos o de los nuevos dispositivos de consumir tabaco o nicotina pueden contribuir a que la infección por coronavirus que puedan padecer sea de mayor gravedad.
Rodrigo Córdoba, médico de familia y delegado del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo comenta a EL ESPAÑOL que ha habido cierto debate en algunos grupos de WhatsApp de especialistas en tabaquismo, pero que tampoco nadie se ha enfrentado abiertamente a la orden del Gobierno.
"Hay que tener en cuenta que los bares están cerrados y, con ellos, las máquinas expendedoras; esto podría implicar que creciera el mercado de contrabando y que, con ello, aumentaran los desplazamientos para comprarlo", señala Córdoba, que apunta también a otra razón. "Esto también supondría que recaudara menos Hacienda y que, por lo tanto, se consiguiera menos dinero del necesario para pagar lo que tenemos que pagar", afirma.
El médico cree que "alguna vía de escape hay que dejar" a los adictos, pero que no tiene mucho sentido, en efecto, considerar el tabaco "un bien de primera necesidad".
Córdoba reconoce que el cierre de estancos sin duda ayudaría a que algunos dejaran de fumar, pero que hay que tener en cuenta algo que quizás no se ha comentado: si bien está claro que no es un bien de primera necesidad para la salud -más bien lo contrario- sí lo es fiscalmente.
En Twitter los comentarios al respecto han sido más contundentes. La presidenta del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, Regina Dalmáu, se refería a la apertura de estancos -el anuncio lo hizo antes la Comunidad de Madrid que el Gobierno- y se preguntaba por qué no se informaba a los fumadores de que tienen mayor riesgo de insuficiencia respiraroria con el coronavirus.
También se pronunciaba en la misma línea el cardiólogo del Hospital Quirón de Zaragoza Maruam Chabbar.
Como ocurrió con la debatida apertura de tintorerías y peluquerías, algún usuario ha querido dar una posible explicación ante la apertura de estancos.