El Sumial es uno de esos medicamentos que, aunque no debería, nos suena a muchos de nosotros. Principalmente, por ser uno de esos trucos para quitarse los nervios antes de la temible prueba práctica del carné de conducir. De todas formas, las supuestas bondades del Sumial son bien conocidas y, por tanto, muchas personas deciden utilizarlo para solucionar a golpe de pastilla otras situaciones que les ponen especialmente nerviosas. Pero, ¿es realmente un medicamento seguro para este uso?
Empecemos por el principio. Sumial es el nombre comercial con el que la farmacéutica AstraZeneca bautizó al propranolol. Se trata de un medicamento que pertenece al grupo de los betabloqueantes, lo que significa que aminora la frecuencia cardíaca. Sin embargo, no fue concebido para exámenes y otros apuros. "Se receta, sobre todo, a pacientes cardiópatas que han sufrido una patología isquémica o tienen alteraciones concretas de la frecuencia cardíaca. También se utiliza para evitar migrañas, de manera profiláctica. Para estos usos, el propranolol es seguro y se conoce bien", explica Vicente Baos, médico de atención primaria en el centro de salud Collado Villalba-Pueblo y autor del blog de divulgación El Supositorio.
Es decir, el Sumial no quita los nervios, sino que hace que los latidos del corazón vayan más lentos. A pesar de tratarse de un medicamento muy específico, la idea de que "por tomarte esto no va a pasarte nada" circula entre personas sanas. También hay quienes afirman saber acerca de sitios donde lo venden sin receta y otros que tenían un blíster por casa y lo han ofrecido a familiares y amigos porque es "mano de santo, oye". "Es una costumbre muy hispana, pero la receta médica siempre ha sido obligatoria para el Sumial. El médico que lo receta debe medir bien las dosis. De hecho, las personas ancianas con una dosis adecuada pueden sentirse fatigadas después de un paseo".
Tensión baja y Sumial
Pero no sólo las personas mayores pueden sentirse mal tras tomar uno de estos comprimidos. Marián García, la famosa farmacéutica también conocida como Boticaria García, explica algunos de sus efectos secundarios: "Entre el 1% y el 10% experimentan náuseas, vómitos, diarreas… Dudo que quieras ir con diarreas a tu examen de conducir", explica en un vídeo para el diario 20 minutos. "Otros efectos secundarios más peculiares son que los dedos de las manos y de los pies se pueden quedar fríos, entumecimiento y espasmos seguidos de calor. Además, puede provocar alteraciones del sueño, pesadillas y cansancio".
Esos son sus efectos secundarios. Sin embargo, el Sumial guarda un riesgo mayor para las personas que tienen la tensión baja. Los jóvenes son, precisamente, un grupo de población que tiende a tener una frecuencia cardíaca y una tensión arterial más baja. Dentro de este sector, las mujeres presentan con mayor frecuencia esta condición. "La frecuencia cardíaca es variable: puede cambiar al andar más deprisa o al manifestar una emoción, es un fenómeno natural. Pues bien, puede pasar que, al tener la tensión y la frecuencia cardíaca bajas, tomes Sumial y el cuerpo no pueda subir estos valores ante la práctica de ejercicio o al ponerte nervioso", explica Vicente Baos. "En este caso, puede que te marees e, incluso, que llegues a perder el conocimiento".
El médico asegura que nunca recetaría Sumial para una persona que se siente nerviosa porque "el riesgo de pasarse es altísimo. No es un medicamento inocuo y no sabes cómo te va a afectar hasta que lo pruebas". A pesar de que los efectos de una sustancia y otra son muy diferentes, este tipo de soluciones farmacológicas le recuerdan a las modas de tomar anfetaminas o abusar de bebidas con cafeína para estudiar. Prácticas que implican siempre una serie de riesgos y a las que no les ve ningún sentido. "Aunque un médico podría intentar regular la dosis para que fuera más seguro tomar Sumial, desde el punto de vista profesional no es recomendable porque los efectos negativos pueden ser importantes".
Una sociedad dependiente
Uno de los principales riesgos que observa Vicente Baos es la posible dependencia al fármaco. Ojo, que no produce adicción, pero acostumbrarse a solucionar las situaciones de estrés y nervios con él puede hacer que no imaginemos la vida sin Sumial. "Las pastillas están para lo que están y no es normal que medicalicemos ciertas situaciones de la vida que son naturales. Si alguien me pidiera algo para los nervios antes de un examen le diría que lo más eficaz es estudiar de manera serena y, en el caso de la prueba de conducir, que hagan el recorrido varias veces hasta que se sientan confiados", afirma contundente.
Sin embargo, a las personas que utilizan Sumial para los nervios no les resulta tan peligroso. En parte se debe a que lo consideran menos fuerte que utilizar las famosas benzodiacepinas. Es decir, los famosos diazepam, Lexatin o Trankimazin. Es importante saber que se trata de tipos de medicamentos completamente diferentes. Mientras que el Sumial es un fármaco asociado a la salud cardiovascular, las benzodiacepinas son ansiolíticos. "No tienen nada que ver. Estos actúan en el sistema nervioso central y se utilizan para tratar depresiones globales. No son recomendables para situaciones esporádicas de nervios porque, entre otras cosas, reducen las capacidades cognitivas y la velocidad de respuesta".
Otro grupo de personas que presenta más riesgos a la hora de tomar Sumial son las personas con asma. Algunas de ellas siguen tratamientos a base de teofilina que pueden ser anulados por el propranolol y provocar una crisis en la respiración. De la misma manera, aquellas personas con enfermedades crónicas y que consumen medicamentos de manera habitual pueden encontrar interacciones de estos con el Sumial. "No juguemos con la medicación. Tenemos una sociedad muy farmacodependiente y, por eso, es importante solucionar ciertas situaciones normales con la experiencia. Si no, encontraremos una excusa todos los días para tomar una pastilla".