Tras multitud e investigaciones, se sabe que no es lo mismo convivir en un hogar siendo el único hijo o hija, que convivir con otros hermanos u hermanas.
De hecho, precisamente el hecho de tener una hermana (pero no un hermano) otorgaría más beneficios a nivel cognitivo y psicológico que no tenerlo, a pesar de poder sufrir diversas discusiones y peleas típicas de la convivencia durante el día a día, y durante varios años.
Al menos, así lo afirman algunos estudios al respecto, como explicó Alex Jensen, profesor de la Escuela de Vida Familiar de la Universidad Brigham Young (BYU), al medio Motherly recientemente: tener hermanas ayuda a desarrollar habilidades sociales, desde la comunicación hasta el compromiso y la negociación; incluso los conflictos podrían ser beneficiosos a largo plazo, siempre que sean por motivos de escasa importancia.
La importancia de las hermanas para la salud mental
De hecho, Jensen y sus colegas de la BYU ha realizado múltiples estudios al respecto. Uno de ellos data de 2010 y se publicó en el Journal of Family Psychology. En dicho trabajo, los investigadores llegaron a la conclusión de que tener una hermana puede mejorar la salud mental y la autoestima. En particular, las hermanas ayudarían a evitar la sensación de soledad, de no sentirse queridos, la culpabilidad, la timidez y el miedo. En definitiva, las hermanas desempeñarían un importante papel en la promoción de la salud mental positiva, y a largo plazo parecen promover el contacto familiar, más allá del fallecimiento de los progenitores.
Por otro lado, este mismo trabajo también sugirió que tener una hermana puede hacerte una persona más amable y generosa al promover comportamientos sociales positivos, tales como la compasión o el altruismo, como muestras de afecto y amor, algo que ni siquiera los padres serían capaces de promover de la misma manera.
Incluso tras sufrir peleas típicas del día a día, las actitudes positivas saldrían ganando, dado que dichos conflictos promueven, a su vez, la regulación de las emociones a largo plazo.
Las hermanas, clave para resolver conflictos
Por otro lado, según el escritor Jeffrey Kluger, autor de libros como The Sibling Effect ("el efecto hermana"), tener una hermana puede ayudar a mejorar la resolución de conflictos, promover la empatía y aprender a manejar argumentos o situaciones difíciles cuando se interactúa con una hermana mayor "intimidante". En la otra cara de la moneda, si se tiene una hermana menor insegura, es posible mejorar las capacidades de empatía y cuidado gracias a ella.
De hecho, las investigaciones también sostienen que los hermanos que crecieron junto a hermanas desarrollaban mejores habilidades comunicativas con las mujeres, respecto a aquellos que eran hijos únicos o tenían hermanos varones.
Según Alex Jensen, tener un hermano de un sexo diferente al de uno mismo puede ser beneficioso, sobre todo en la adolescencia, dado que es la época donde se suele buscar información sobre el sexo opuesto, al ser el momento donde se inician las primeras relaciones de pareja o la simple curiosidad.
Independencia, ambición y equilibrio gracias a las hermanas
Así mismo, según una encuesta realizada en 2009, el hecho de tener al menos una hermana promovería la ambición y la independencia, en comparación a crecer con hermanos varones. Según Tony Cassidy, coautor de esta encuesta, de la Universidad de Ulster, este comportamiento implicaría un deseo de mejorar e intentar alcanzar objetivos. Un estímulo que parece no existir si se tienen hermanos.
En dicha encuesta participaron 571 individuos de 17 a 25 años, sugiriendo también que las hermanas pueden ayudar a los hermanos a lograr la paz interior. De hecho, tener una sola hermana ya ayudaría a mejorar la afrontación a los problemas del día a día y a reducir el estrés, promoviendo la felicidad y el optimismo.
Según Cassidy, este efecto lo promueven solo las hermanas, pero no los hermanos, porque las mujeres suelen ser más expresivas a nivel emocional, y poseen mejores formas de comunicarse de forma más positiva.
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