Una joven de 31 años ingresó en el Hospital General Universitario de Alicante (HGUA) hace año y medio con síntomas que los especialistas diagnosticaron como anafilaxia leve, una reacción alérgica en todo el cuerpo. La chica, que sufría vómitos, problemas para respirar y erupciones cutáneas, era alérgica a la penicilina, pero no había consumido esta medicina. Quien lo había hecho era su pareja, a quien poco antes había practicado sexo oral sin protección.
El insólito caso ha dado lugar a un artículo publicado en BMJ Case Reports: 'Anafilaxia probablemente provocada por transferencia de amoxicilina vía sexo oral'. El chico, de 32 años, había tomado efectivamente amoxicilina clavulanico para tratar la infección de oído que sufría. Se conocían casos de reacciones alérgicas a través de besos en la boca de personas que la han consumido de forma inmediata. En este caso, sin embargo, habían pasado cuatro horas entre la toma y la relación sexual que incluyó, según la publicación, una 'eyaculación oral'.
"Hasta donde sabemos, este es el primer caso registrado de una posible anafilaxis por amoxicilina inducida por un contacto sexual oral con un hombre que tomaba el medicamento", escribe la Dra. Susana Almenara, del Departamento de Farmacología Clínica del HGUA y una de las autoras del trabajo. "Como profesionales clínicos, pensamos que es importante que este fenómeno se dé a conocer para prevenir reacciones potencialmente graves en pacientes sensibilizados".
Este caso inédito en la historia médica, sin embargo, no tiene que confundirse con otro raro mal: la 'alergia al semen', que se manifiesta en muy contadas ocasiones y principalmente en mujeres. El término clínico que se emplea es 'hipersensibilidad al plasma seminal humano' (HPSH), el líquido que contiene a los espermatozoides y los nutre con una amplia variedad de compuestos. Las personas que lo sufren tienen reacciones consistentes con la anafilaxis después de recibir la descarga seminal, sea de tipo vaginal, oral, anal o sobre la piel. Se manifiesta desde picor y enrojecimiento local a malestar general, náuseas y problemas para respirar.
Pero el diagnóstico de HPSH quedó descartado en el caso de la paciente: mantenía relaciones sexuales sin profiláctico y sin que el contacto con el semen le hubiese provocado nunca reacción alguna. La alergia a la penicilina, en cambio, le había sido diagnosticada desde niña y era la primera sospechosa de provocar su condición. Se descartaron todos los demás desencadenantes: comidas inusuales, picaduras de insectos y consumo de drogas o medicaciones en las últimas horas. El encuentro sexual y la manera en la que habían llegado al clímax eran las únicas circunstancias reseñables.
Aunque no había precedentes, la posibilidad de que la amoxicilina hubiese llegado al semen era "teóricamente" válida, concluyeron los especialistas: este antibiótico, por sus propiedades farmacocineticas, se acumula en los testículos y de ahí al líquido seminal. Y la proporción en el cuerpo del chico era abundante después de estar cinco días en tratamiento. A la paciente se le administró adrenalina y esteroides, así como salbutamol para revertir la reacción alérgica y abrir sus vías aéreas. A las seis horas, anotan los médicos, ya respiraba con normalidad.
Trazas de alérgenos en el semen
Una semana después, en una visita de control, la joven ya se encontraba completamente recuperada. Fue cuando sus médicos comenzaron a indagar sobre casos similares cuando se dieron cuenta que tenían algo inusual entre manos. Aunque los alérgenos no son siempre fáciles de identificar, aclara Almenara, las reacciones anafilácticas en adultos se dan principalmente por fármacos. "Y en caso de anafilaxis, es esencial hacer un diagnóstico correcto y temprano para iniciar el tratamiento adecuado y evitar casos de muerte".
La alergia a la penicilina es particularmente seria: según los datos que manejan los especialistas, uno de cada 250 tratamientos con este antibiótico resulta en choque anafiláctico, la manifestación más severa de la reacción alérgica y un riesgo vital. "Hemos detectado preocupaciones de este tipo en pacientes sensibilizados que realizan consultas en foros médicos", señala Almenara. Así, es más probable transmitir un alérgeno alimentario con un beso en la boca que uno farmacológico, "que va directamente al estómago y que, con un enjuague, no deja restos".
Pero, a la inversa, la vía sexual requiere de mayores prevenciones para alérgicos a los medicamentos. Dado que una mera traza de alérgeno en el esperma es capaz de provocar la reacción alérgica, los médicos instan a usar preservativo siempre que haya un riesgo de transmisión por vía seminal a una pareja, y que los profesionales informen en consecuencia. Estas dolencias no deben confundirse con el síndrome de enfermedad postorgásmica (POIS), con síntomas que pueden ser parecidos pero que sufren los hombres.
Y aunque los doctores del HGUA querían haber dado un seguimiento al caso, la protagonista del insólito hito ya no se presentó a las siguientes revisiones. "El caso ha causado mucho revuelo", admite Almenara a EL ESPAÑOL, "pero hay que resaltar que es un caso clínico y no nos ha dejado una evidencia fuerte. Pero ante el desinterés de la investigación y la preocupación de los pacientes, nos parece importante darlo a conocer. Si un hombre toma una medicación a la que su pareja es alérgica, hay que usar preservativo, sea cual sea el acto sexual".