¿Qué es el síndrome de intestino irritable (SII)?
El SII es un motivo de consulta muy frecuente. Puede afectar a un 10% de la población de países occidentales y se ha asociado con una calidad de vida deteriorada. Se caracteriza por episodios de dolor abdominal, distensión, gases y/o alteraciones del hábito intestinal (estreñimiento-diarrea), sin evidencia de un daño en el tracto digestivo.
El origen de este padecimiento es poco conocido, pero parece que el denominado eje intestino-cerebro (gut-brain axis) tiene un papel fundamental. Se han implicado también otros factores como los cambios en la microbiota o las alteraciones de la sensibilidad y motilidad digestiva.
¿Qué son los Fodmaps?
Durante la última década se ha progresado notablemente en el conocimiento de las causas del SII, y así se ha descrito un papel relevante de algunos carbohidratos de la dieta en el origen de los síntomas asociados al SII. Se trata de carbohidratos de pequeño tamaño que, en general, se absorben con dificultad en el intestino delgado, por lo que llegarán en cantidades apreciables al último tramo de éste (íleon), donde tienen un efecto osmótico (arrastran agua a su interior). Además, al llegar al intestino grueso son procesados por las bacterias allí presentes, generando distintos productos derivados de esta fermentación, gases incluídos (hidrógeno, metano, etc.).
El término Fodmaps es un acrónimo que procede del inglés: Fermentable Oligosaccharides, Disaccharides, Monosaccharides and Polyols (Oligosacáridos, Disacáridos, Monosacáridos y Polioles Fermentables). Los oligosacáridos están representados por fructanos o fructoologosacáridos (presentes en alimentos como el ajo, cebolla o trigo) y galactanos o galactooligosacáridos (legumbres). La lactosa, el azúcar de la leche, es un disacárido cuya malabsorción es prevalente en nuestro medio, aunque menos que en algunos países asiáticos donde llega a ser de casi el 100% de la población. La fructosa es un monosacárido presente en muchas frutas y otros alimentos como la miel, aunque también se utiliza como edulcorante en un gran número de productos procesados. Los polioles (maltitol, xilitol, sorbitol, etc.) son alcoholes derivados de un azúcar y los encontramos asiduamente tanto alimentos no procesados (algunas frutas) como procesados (utilizados como edulcorantes).
¿Qué es la dieta baja en Fodmaps?
En general, los Fodmaps están presentes en una amplia variedad de alimentos y es imposible hacer una dieta equilibrada exenta de ellos, aunque se puede bajar significativamente su contenido. Esto es lo que hizo el grupo de investigadores de la Universidad de Monash, en Australia, durante la década de 2000. Además, al restringir el contenido en Fodmaps de la dieta, los pacientes con SII mejoraban significativamente de los síntomas asociados a su trastorno. Fue la denominada The Monash University low FODMAP Diet. Estos hallazgos se confirmaron en un buen número de estudios realizados por otros grupos, mostrando mejoría sintomática en alrededor del 75% de pacientes con SII. Durante la última década esta dieta se ha convertido en una herramienta terapéutica cotidiana en las consultas de Digestivo y Nutrición.
No se trata de una dieta invariable, realmente consta de dos fases. En la primera se aconseja una restricción de Fodmaps y suele durar unos dos meses. En la segunda (fase de reintroducción) se reinicia la toma de alimentos más ricos en Fodmaps, pero de forma secuencial y en cantidades moderadas con objeto de valorar la reaparición de síntomas digestivos. Es decir, desde el punto de vista de esta dieta la capacidad para generar síntomas (intolerancia digestiva) de un alimento no suele ser dicotómica (si/no). Una persona puede tolerar porciones moderadas de muchos alimentos que le generarían síntomas en mayor cantidad. Se entiende, por tanto, que es una dieta compleja y que es imprescindible una correcta indicación y una estrecha supervisión dietética, con objeto de evitar los desequilibrios nutricionales.
¿Cuáles son los efectos de la dieta baja en Fodmaps?
Numerosos estudios han encontrado una indudable mejoría clínica de los pacientes con SII y actualmente constituye uno de los pilares del tratamiento de este trastorno digestivo. Se investigan también sus posibles beneficios en otros trastornos como la enfermedad inflamatoria intestinal, la sensibilidad al gluten no celiaca o la fibromialgia.
No obstante, todavía no se conoce muy bien su repercusión metabólica o si a largo plazo puede asociar algún tipo déficit nutricional, algo que sin supervisión dietética experimentada es inevitable. Además, esta dieta parece modificar la microbiota intestinal de manera negativa, disminuyendo la población de bifidobacterias o incrementando la población de otras bacterias consideradas poco beneficiosas. Estas y otras son algunas de las cuestiones que suscita la dieta baja en Fodmaps, y que deberán descifrarse durante los próximos años.
Camilo Silva Froján es especialista en Endocrinología y Nutrición del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra.
Noticias relacionadas
- Adiós al mito de que una copita es buena para la salud: el alcohol siempre mata
- Del kétchup a la de yogur: ¿hay alguna salsa saludable en el supermercado?
- Tres alimentos ricos en grasa que no engordan, aunque llevas toda la vida creyendo que sí
- Diez cosas que no sabías del jamón ibérico
- Cómo quitar estrías con remedios caseros
- Estas son las cinco cosas que deberías saber sobre las proteínas
- ¿Cómo elegir el tomate más saludable del 'súper'? Fíjate en el color de su piel
- Carlos Ríos: “No hay galletas sanas en el mercado, aunque intentan convencerte de que lo son"