No es palabrería de políticos, la sanidad pública española es una de las mejores del mundo, como demostró su puesto número ocho en el ranking de los mejores sistemas sanitarios del mundo publicado en la revista The Lancet el año pasado. Esto no quita para que la sanidad privada española sea también de un nivel muy alto. De hecho, muchos de los médicos que ejercen en hospitales privados, se han formado o incluso trabajan simultáneamente en centros de titularidad pública y privada.
Pero hacer uso de este tipo de servicios sin un seguro es un lujo al alcance de muy pocos. Un parto puede, por ejemplo, costar alrededor de 5.000 euros en un hospital privado, algo parecido a lo que cuesta en un centro público, sólo que en el primer caso no se abona con los impuestos.
Así, para quienes quieran hacer uso de la sanidad privada y sus ventajas, algo que convence a muchos si tenemos en cuenta que el 28,5% del gasto sanitario en nuestro país es privado, el uso de un seguro de salud es casi una necesidad.
Y si de algo no hay escasez en España es de opciones de seguros médicos privados. Existen numerosas compañías que ofrecen productos para todos los bolsillos, aunque hay tres que se reparten la mayoría del pastel: Segurcaixa Adelas, Sanitas y Asisa copan el 58% de la cuota de mercado, según datos de ICEA.
Si uno escribe en Google los términos "elegir seguro médico" parecerá que es lo más fácil del mundo. Decenas de comparadores aseguran facilitarlo, pero desde la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE) advierten que las cuotas que figuran en esas páginas pueden cambiar según la zona geográfica y otros parámetros de los que no se informa. Asimismo, algunos de esos comparadores funcionan con publicidad, por lo que sus resultados se ven influidos por ello.
La presidenta de ASPE y directora de la Policlínica Comarcal de El Vendrell, Cristina Contel, comenta para EL ESPAÑOL los cinco puntos prioritarios en los que fijarse a la hora de escoger un seguro médico, que ayudarán a tener menos posibilidades de equivocarse en la elección. Eso sí, la gestora comenta algunas reflexiones previas, como que, en general, a las pólizas "les falta transparencia" y que en la actualidad se juega con las ventajas de contratación de una forma que puede ser engañosa para el cliente. "Se ha canibalizado lo de ofrecer ventajas, es como lo bancos", apunta y señala solo como ejemplo que algunas aseguradoras ofrecen hasta viajes por contratar su póliza.
Una muestra de esta falta de claridad se ve al intentar buscar información online sobre los precios de los seguros médicos. Con el precio -en tipografía grande- siempre va la palabra "desde", lo que indica que esa cifra no tiene que ser la que se pague finalmente, o al menos no siempre.
En general, Contel lamenta que la mayoría de la gente se decida a contratar un seguro privado cuando ya tiene un problema de salud y no antes, cuando debería ser justo al revés. "Nos acordamos de Santa Rita cuando llueve", bromea. He aquí lo que, a su juicio, más debe centrar la atención de un futuro cliente a la hora de decidir si opta por un seguro u otro.
Periodo de carencia
"¿Periodo de qué?", es lo que puede afirmar un incauto que escuche por primera vez las tres palabras que encabezan este epígrafe. Sin embargo, cualquiera que vaya a contratar un seguro debería saber muy bien qué significa esto, que Contel define con mucha claridad como "el tiempo que pasa desde que te das de alta en un seguro hasta que puedes hacer uso de él". "Mucha gente contrata el seguro cuando ya se ha presentado el problema y no sabe que puede tener que esperar ocho o diez meses para operarse o hasta 24 meses para someterse a un tratamiento de reproducción asistida", apunta.
Existen dos formas de eliminar este periodo de carencia, aceptadas por la gran mayoría de compañías, que lo obviarán cuando se trate de urgencias sanitarias y en la mayoría de los casos cuando se viene de otra aseguradora. "Es algo que hay que tener muy claro a la hora de contratar un seguro", enfatiza Contel.
Los servicios que quedan fuera de la póliza
Tener seguro médico privado no es sinónimo de poderse hacer cualquier procedimiento en un centro de esta titularidad. Casi todos los seguros tienen servicios que quedan fuera de la póliza. Contel los agrupa en tres categorías.
En primer lugar estarían los procedimientos diagnósticos y cirugías cuya eficacia no esté consolidada. Esto incluye técnicas quirúrgicas nuevas. "Por ejemplo, al principio no se hacía la laparoscopia frente a la cirugía tradicional, hasta que estuvo comúnmente aceptado", explica.
El segundo grupo serían los tratamientos experimentales, que en la sanidad pública sí se cubren incluso cuando no están aprobados en nuestro país -con la vía de uso compasivo-. Un ejemplo de terapia que no suele estar cubierta por esta razón es la quimioterapia oral, como señaló a EL ESPAÑOL el jefe de Oncología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Miguel Martín.
El tercer grupo de servicios que quedan fuera de la mayoría de las pólizas son los afectados por la preexistencia. "Sucede cuando no has declarado que padecías una patología previa en el cuestionario que rellenas para contratar la póliza. Un ejemplo: te operaron de una hernia y al ir a contratar omites la intervención en las lumbares. Al cabo de X años se reproduce la hernia y al volverte a intervenir se ve que llevas una prótesis y la aseguradora puede o no cubrirte la intervención o anular la póliza", comenta Contel. La experta lo tiene claro: es un punto que hay que tener en cuenta a la hora de escoger un seguro médico o, al menos, de informarse sobre ello.
El copago
Otro término que puede sonar a chino a quien no esté familiarizado con los seguros privados, aunque también se utiliza en la sanidad pública -pero sólo para los medicamentos y desde la última reforma sanitaria impulsada por el Gobierno del Partido Popular-. Es la cantidad monetaria que abona el tomador por usar los distintos servicios ofertados por su seguro. Muchas veces las primas se establecen en función del copago, que puede ser fijo o progresivo, que varíe según el número de actos médicos, explica la presidenta de ASPE.
La cobertura de enfermedades crónicas o graves y el límite de edad
Volviendo a esa tendencia que señalaba Contel de contratar un seguro privado de salud cuando ya se necesita, no es infrecuente que esto coincida cuando el paciente empiece a presentar patologías crónicas -que requieren de una vigilancia médica más constante- o presente una edad avanzada. Por esta razón, hay que fijarse en el límite de edad de cada producto y en el importe de la prima asociado a este parámetro, que aumenta considerablemente según son más los años del tomador.
A partir de los 75 años es prácticamente imposible contratar un seguro privado de salud en España, con alguna excepción. "Antes las aseguradoras no aceptaban a personas con enfermedades crónicas y ahora están empezando a hacerlo", subraya Contel. En cualquier caso, algo en lo que fijarse a la hora de escoger un seguro.
Los seguros de reembolso
Más que un parámetro en el que fijarse, los seguros de reembolso son productos que se han de considerar como producto aparte del resto, ya que son distintos que la mayoría. Prácticamente todas las compañías poseen este tipo de pólizas, que permiten elegir médico y centro.
En ese caso, el paciente abona los servicios y luego la aseguradora se los reembolsa en un porcentaje "bastante alto que depende de cada compañía y de la primera que se pague", explica Contel. "El único problema es que tú tienes que hacer el reembolso inicial", añade. En cualquier caso, una opción que se ha de estudiar.
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