Entre los muchos motivos por los que es conocido nuestro país está la famosa siesta, ese maravilloso momento en el que te tumbas un rato por la tarde a descansar. De hecho, hay zonas de España en las que es sagrada. En 2015, en la pequeña ciudad de Ador, cerca de Valencia, el alcalde consagró el derecho de sus ciudadanos al descanso vespertino.
Cada verano, un agente de la Policía Local lee un bando en el que recomienda a los habitantes que se respete la hora de la siesta hasta las cinco de la tarde, que controlen a los niños y que mantengan el volumen de la televisión y los aparatos de música a unos niveles aceptables. Durante esas tres horas de siesta, los negocios permanecen cerrados. No obstante, según un estudio realizado por ASOCAMA, solo el 40% de los españoles la duermen.
Según la Asociación Española de la Cama, los españoles dormimos durante la siesta una media de una hora. La mayor parte de las veces, la llevamos a cabo en el sofá, aunque un 28 por ciento de los encuestados prefiere recostarse en la cama. La siesta proporciona múltiples beneficios para quienes la practican; entre ellos, mejora la toma de decisiones. Así lo ha evidenciado un estudio llevado a cabo por un grupo de investigadores de la Universidad de Bristol (Reino Unido) publicado en el Journal of Sleep Research. Según la investigación, hacer un descanso a media tarde ayuda a sopesar los pros y los contras antes de tomar una decisión importante.
Además, los resultados también han confirmado que ese pequeño tiempo de sueño ayuda a procesar la información de la que no se es consciente. Para alcanzar esta conclusión, los investigadores analizaron dos grupos de personas de diferentes edades. El primero realizó una tarea que ocultaba otra y el resto debía responder cuando viera un cuadrado rojo o azul en una pantalla. Los participantes se pusieron a hacer lo que se les había pedido, pero con la diferencia de que uno de los grupos se echó una siesta de 90 minutos antes de retomar el trabajo.
Usando un encefalograma, que registra la actividad eléctrica producida naturalmente en el cerebro, los investigadores midieron el cambio en la actividad cerebral y la respuesta antes y después de la siesta. De esta manera, comprobaron que mejoró la velocidad de procesamiento de la tarea en la que había otra oculta. Sin embargo, no provocó variaciones en la velocidad de ejecución de la tarea de control, lo que sugiere mejoras específicas del sueño en el procesamiento de números primos presentados de forma subconsciente.
Los hallazgos sugieren que la siesta, independientemente de su duración, puede ayudar a mejorar las respuestas y procesar la información. “Se necesita más investigación en un tamaño de muestra más grande para comparar qué ocurre entre personas de diferentes edades”, explican los expertos.
Cuánto tiene que durar la siesta
No todos los estudios coinciden a la hora de establecer el tiempo ideal que debe emplearse en hacer la siesta. La mayoría de ellos se mueven en un rango que va de los 20 a los 30 minutos. Según un estudio realizado por la NASA, la siesta perfecta debe durar 25,8 minutos, mientras que otras investigaciones -como una publicada en la revista Annals of Emergency Medicine- llegan a alargarla hasta los 40 minutos.
La media se encontraría en los 25 minutos y el momento idóneo para realizarla sería entre la 1 y las 3 de la tarde. Así lo explica a la BBC la escritora de salud Linda Wasmer Andrews, quien recomienda esta franja horaria por ser el momento en el que las personas experimentan un bajón de energía tras el almuerzo: la consabida modorra.
Para aprovechar al máximo estos minutos de descanso, hay que procurar realizar la siesta en un lugar tranquilo. Para ello, es importante evitar realizarla en el sofá, con la tele encendida y con la persiana levantada. La temperatura es también otro factor a tener en cuenta. Un exceso de calor o de frío mermará la calidad del sueño, por lo que el mejor lugar para la siesta es también el dormitorio.
Importancia de un buen colchón
Desde ASOCAMA, recuerdan que para obtener un buen descanso son importantes los tres elementos del equipo de descanso: el colchón, la base sobre la que lo apoyamos y la almohada. Si el equipo de descanso no se encuentra en un estado de conservación óptimo, esto repercutirá en la calidad de nuestro sueño, así como de nuestro aspecto físico.
La calidad de estos elementos debe adaptarse a la edad y peso de las personas que lo usen, y deben ser revisados para comprobar su firmeza y comodidad. Además, consideran imprescindible cambiarlo cada 10 años, puesto que no solo pierden firmeza y confort, sino que higiénicamente es poco probable que se encuentren en unas condiciones óptimas, debido a la proliferación de ácaros o moho, lo que favorecería la aparición de enfermedades.
[Más Información: "Rajoy quiere prohibir la siesta": el bulo vejatorio de la prensa extranjera]
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