Recientemente, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades -CDC- de los Estados Unidos lanzaron un comunicado alertando del avance imparable de las enfermedades de transmisión sexual. Solo durante el año 2017 se llegaron a diagnosticar 2,3 millones de casos de clamidia, gonorrea y sífilis. Esto implicaría un aumento de hasta 200.000 diagnósticos más de ETS respecto a 2016.
Las causas por las que se ha producido este aumento de ETS en el país norteamericano son desconocidas, pero se sospecha que habría varios factores clave a tener en cuenta. Los descensos en la financiación de la prevención o el acceso insuficiente a la atención primaria y la educación sexual son algunos ejemplos.
La sífilis afecta a 30.644 personas en su forma primaria y secundaria, datos que duplicarían a los diagnóticos de 2013. Un reciente estudio publicado en Scientific Reports también se ha centrado en la sífilis, concretamente en una rara complicación de la misma: la sífilis ocular, una variedad de la sífilis casi desconocida que si no se trata puede llegar a la ceguera.
La sífilis ocular, una complicación peligrosa
Para el estudio, los investigadores de la Universidad de Sao Paulo -Brasil- y la Universidad de Flinders -Australia- analizaron los registros médicos de cuatro centros hospitalarios de Brasil durante dos años y medio. En total, se detectaron 127 casos de sífilis ocular, 87 de los cuales sufrían inflamación ocular o uveítis en ambos ojos; hasta el 50% de ellos sufrían tal afectación que eran incapaces de conducir.
Cómo se produce la sífilis ocular
Aunque se desconoce cuál fue el primer caso de sífilis en el mundo, los primeros registros sobre la enfermedad datan de finales del siglo XV. Posteriormente, durante la segunda mitad del siglo XX fue cuando más se investigó al respecto, dado que los antibióticos y su uso generalizado mejoraron las condiciones.
En el caso de la sífilis ocular, se trata de una complicación que puede producirse en cualquiera de estas etapas, afectando a prácticamente cualquier estructura del ojo, siendo sus síntomas más comunes los cambios en la visión o visión borrosa, según datos del CDC.
El problema es que, si no se detecta a tiempo, puede causar una ceguera permanente. La buena noticia es que una vez se diagnostique la sífilis, el tratamiento es una dosis única de penicilina, existiendo otras alternativas si existe alguna alergia a la misma; pero para ello se debe detectar la enfermedad de forma relativamente rápida.
Los pacientes acudieron a las clínicas tras el paso de algunos meses, dado que la sífilis es una enfermedad que había empezado a ser menos común en los últimos años y los médicos están cada vez menos acostumbrados a diagnosticar.