Ejercicio físico moderado y una dieta sana y equilibrada. Cada vez son más las personas en España que, preocupadas por su salud, aplican esta sencilla receta para cuidar su cuerpo cada día y prevenir así perjuicios que pueden traducirse en graves dolencias en el futuro. Lo cierto es que, como señalan los expertos, no hace falta esperar a que exista un problema o a sobrepasar cierto límite de edad para tomar medidas que contribuyan a nuestro bienestar.
Más allá de ayudarnos a mantener la figura, adoptar ciertos hábitos de alimentación repercute directamente en la salud cardiovascular, cuyo deterioro sigue constituyendo hoy en día una de las principales causas de muerte en nuestro país. Conscientes de la importancia de mantener un corazón sano, muchos deciden cambiar su estilo de vida, aunque hasta el momento no se hayan encontrado con problemas médicos y presenten unos niveles normales de colesterol, uno de los principales factores de riesgo cardiovascular.
Omega 3: asignatura pendiente en la dieta de los españoles
Así, un plan de vida saludable pasa por huir del sedentarismo y mantener una dieta baja en grasas saturadas y sal y rica en vegetales, fruta y fibra, además de evitar sustancias nocivas para el organismo como el tabaco y el alcohol. Sin embargo, a pesar de que sea fácil conocer y adoptar muchas de estas pautas tan conocidas, en ocasiones podemos pasar por alto ciertas opciones alimentarias cardiosaludables que suponen un plus de cuidado para el corazón.
En este sentido, uno de los principales aliados de una buena salud cardiovascular son los ácidos grasos omega 3 de cadena larga, un tipo de grasa poliinsaturada beneficiosa para el organismo que, entre otras bondades, ayuda a reducir los altos niveles de triglicéridos en sangre y al desarrollo del cerebro. Como ocurre con otras moléculas esenciales como las vitaminas, el cuerpo no es capaz de sintetizar omega 3, por lo que es necesario obtenerlos a través de la dieta.
Según las recomendaciones de organismos como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria o la Organización Mundial de la Salud, que reconocen el importante papel que estos ácidos grasos juegan en la salud del corazón, la ingesta ideal de este nutriente para una persona adulta es de 250 miligramos diarios.
Entre los alimentos que contienen una mayor cantidad de los denominados ácidos grasos omega 3 de cadena larga se encuentran los pescados azules, tanto los más pequeños como las sardinas y los boquerones como los de mayor tamaño como el salmón o el bonito. Por otro lado, los ácidos grasos omega 3 de cadena corta abundan, sobre todo, en semillas y frutos secos como las nueces y almendras.
A pesar de que estos y otros alimentos pueden aportarnos una buena cantidad de estas beneficiosas moléculas, no siempre es suficiente para cumplir con las cantidades establecidas por los expertos. En España, más de un 60% de la población no alcanza la ingesta recomendada de ácidos grasos omega 3, sobre todo en edades tempranas, precisamente cuando deberían adoptarse hábitos para la prevención de enfermedades cardiovasculares. Una situación debida, en muchas ocasiones, a un consumo deficitario de pescado azul.
Los productos enriquecidos, aliados del corazón
A la hora de obtener ese extra que nos ayude a alcanzar los niveles diarios indispensables para mantener un corazón saludable, una de las opciones más accesibles son los productos enriquecidos con omega 3, entre los que destacan los lácteos. Más allá de los yogures y leches desnatadas, aquellas bajas en grasas que contienen importantes cantidades de estos ácidos grasos beneficiosos suponen una alternativa fácil y cómoda para cuidar nuestra salud cardiovascular.
Además, debido al ritmo de vida que caracteriza a la sociedad actual, recurrir a las leches enriquecidas con omega 3, siempre dentro de una dieta variada, ayuda a que lleguemos a las ingestas diarias recomendadas de este nutriente sin que sea necesario invertir más tiempo en el supermercado. De esta forma, beber tan sólo un vaso diario de este tipo de productos lácteos, ricos también en ácido oleico, puede aportarnos hasta el 50% de la cantidad diaria recomendada en el caso de algunas marcas, complementando así otros hábitos alimentarios y de ejercicio físico saludables.
Así, un pequeño gesto como cambiar la leche habitual por una enriquecida puede suponer el aporte de ácidos omega 3 que necesitamos, dadas las dificultades para satisfacer las demandas del cuerpo únicamente con otras fuentes alimentarias como el pescado azul o los frutos secos.
Alcanzar los niveles diarios recomendados no solo repercute positivamente en la salud del corazón, sino en la de todo el cuerpo, ya que los ácidos grasos omega 3 forman parte de las membranas de todas las células del organismo y, en especial, de las del sistema nervioso. Es por eso que, según han demostrado diversos estudios, juegan un papel determinante en el desarrollo cognitivo en las primeras etapas de la vida, a la vez que previenen las posibles enfermedades vasculares que pueden surgir más adelante. La edad no es una excusa para no exprimir al máximo los beneficios de un nutriente que tenemos al alcance de la mano.
'La pieza que falta para cuidar el corazón cada día' es un contenido patrocinado por Instituto Puleva de Nutrición.