En las entrañables comidas y cenas en casa de tus padres o abuelos, cuando visitáis a la tía del pueblo o simplemente cuando te pasas a felicitar las fiestas al vecino… En estas fechas, vayas donde vayas hay una mesa repleta de deliciosos productos navideños. Y, aunque es difícil resistirse a ellos, lo que sí podemos tener en cuenta a la hora de elegir cuáles llevarnos a la boca son sus beneficios y perjuicios para la salud.
Por lo general, estos alimentos cargados de azúcares y grasas no reciben grandes elogios de los nutricionistas. Sin embargo algunos, lejos de ser nocivos, nos darán más de una alegría. Por ejemplo, solo el 15 % de las calorías del marisco se deben a las grasas, mientras que en la carne de vaca y cerdo la cifra ronda el 40 %. También el jamón serrano destaca por su valor nutricional y, según el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), "su consumo moderado es recomendado dentro de una dieta saludable". Eso sí, con otros alimentos, como los turrones y mazapanes, deberás tener un poco más de cuidado.
Los mejores canapés, carnes y pescados
Junto con los dulces navideños, los entrantes y las carnes son los alimentos más calóricos a los que nos enfrentamos esta Navidad. Sin embargo, hay productos que consumidos con moderación son más beneficiosos que otros.
Los expertos del IMEO recomiendan, por ejemplo, las huevas de salmón y ahumados, "ideales para montar canapés saludables o como entrante acompañado de huevo duro picado y alcaparras". También destacan las conservas como los berberechos, las almejas o los mejillones al natural, ricos en hierro y con escaso aporte graso.
Aunque, sin duda, uno de los productos estrella de la Navidad es el jamón serrano. Además de estar recomendado en una dieta equilibrada, cuenta con propiedades tan sorprendentes como "aumentar la capacidad intelectual y prevenir el colesterol o la osteoporosis". Además, apenas lo notaremos en el peso: tres lonchas de jamón o de otro embutido como la cecina o el lomo embuchado aportan solo 150 Kcal.
Si seguimos con los mariscos, ellos también están llenos de beneficios. Además de contener muy pocas grasas, los langostinos, las gambas o el bogavante son una fuente insuperable de proteínas de calidad, además de hierro, potasio, sodio y magnesio.
En cuanto a las carnes, los fieles al pavo, como plato principal, están de enhorabuena. Se digiere bien y aporta minerales tan buenos como el hierro y el fósforo. Otra opción es la carne de cerdo. Eso sí, siempre que escojamos un corte magro como el solomillo o el lomo, donde encontraremos las grasas de calidad para el organismo. Además, será mucho mejor si las acompañamos con verduras frescas que nos aportarán fibra.
Y, por supuesto, los pescados no podían faltar en un menú de Navidad saludable. Por ejemplo, elegir una pieza de salmón o atún nos aportará una gran fuente de omega 3, un ácido graso beneficioso para la salud.
Turrón, mazapanes y demás dulces típicos
Los dulces navideños son los clásicos con peor fama. Pero lo cierto es que si los sabemos escoger también tienen beneficios. Además de ser puro azúcar, el turrón es un producto muy calórico: con solo tomar 100 gramos aportamos a nuestro organismo unas 500 Kcal. Sin embargo, los turrones tradicionales, elaborados a base de almendra, guardan secretos para nuestra salud.
Según expertos de la Universidad Miguel Hernández de Elche y Pablo Olavide de Sevilla, el turrón de Jijona es capaz de regular el colesterol. Esto se debe principalmente a la presencia de la almendra, con proteínas de origen vegetal, fibra y vitamina E, que también encontramos en los mazapanes y peladillas.
Otros manjares malditos son los polvorones o los mantecados. Ambos son una bomba calórica aunque con diferencias. El polvorón cuenta con un extra de azúcar que el mantecado no tiene, mientras que este último suma más grasa que su compañero en la mesa navideña. Además, los elaborados con manteca de cerdo, una grasa saturada —de las malas— serán los menos indicados para personas con el colesterol alto o en riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Los mazapanes y peladillas también deben tomarse con moderación ya que cuentan con un alto contenido en azúcar. Más recomendables son las frutas deshidratadas como los orejones, las uvas pasas o los higos al aportarnos fibra y antioxidantes. Y si no te puedes resistir al chocolate, elige el más puro, fuente de antioxidantes y de minerales como el potasio, selenio y magnesio.
Cuidado con los azúcares y las grasas
Hay modos de evitar consumir excesivamente en Navidad esta pareja de alimentos desaconsejables. En cuanto al azúcar, no solo debemos tener cuidado con los dulces. Por ejemplo, una lata de Coca-Cola contiene 35 gramos de azúcar, un bote de tomate frito mediano en torno a 15 gramos y de una cucharada de mermelada, la mitad es azúcar. Algo que nos lleva a consumirlo sin darnos apenas cuenta.
Desde la Facultad de Medicina de la Universidad de Warwick advierten de los riesgos del aumento de su consumo. "Comer demasiado azúcar, el exceso de calorías y aumentar el peso incrementa el riesgo de problemas de salud tales como enfermedades cardíacas, algunos cánceres y diabetes tipo 2", asegura el investigador Franco Cappuccio.
Junto a los azúcares, otro peligro de los alimentos más copiosos son las grasas. Por eso, ante platos muy grasientos, lo mejor es huir o, al menos, poner en práctica algunos trucos. Por ejemplo, si estás ante un plato de carne de cordero o cochinillo, lo mejor será que le retires la grasa visible, así como la piel.
Alcohol con moderación y una infusión para acabar
Las bebidas alcohólicas o no también son un clásico de estas fechas al que debemos prestar atención. Las cervezas, los refrescos y los vinos espumosos cuentan con altas cantidades de gas que no hacen más que provocarnos acidez, hinchazón y reflujo gastroesofágico. Su consumo continuado, además, puede traernos problemas de salud.
Aunque cuanto menos alcohol tomemos mejor, lo cierto es que alguna que otra copa caerá, así que a la hora de elegir un vino, mejor decantarse por el tinto. Contiene más antioxidantes y menores azúcares que el blanco.
Eso sí, mucho mejor acabar la comida o la cena con una infusión. Por ejemplo, el té blanco es dulce y te ayudará a depurar la grasa, así como a eliminar los líquidos. Así, tras el atracón no sentirás malestar y podrás seguir disfrutando de las fiestas navideñas.
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