Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos 19 millones de muertes al año se producen por trastornos cardiometabólicos. O lo que es lo mismo: enfermedades relacionadas con alteraciones del metabolismo que acaban lesionando el corazón y el sistema cardiovascular. El síndrome metabólico y la diabetes tipo 2 son algunas de las más conocidas.
El consumo de alimentos y bebidas procesados, que contienen un importante exceso de azúcar, se encuentra estrechamente relacionados con el desarrollo de estas enferemedades. De hecho, un estudio publicado en 2016 Clinical & Translational Endocrinology afirmó que consumir dos refrescos al día multiplica por 2,4 veces el riesgo de desarrollar diabetes, independientemente de que dichas bebidas contengan azúcar o edulcorantes artificiales.
Un nuevo trabajo afirma que estos resultados y los de otros estudios anteriores son "controvertidos", por lo que han decidido hacer una revisión de 36 investigaciones diferentes realizadas durante los últimos 10 años, con el objetivo de vislumbrar de forma objetiva cuál es la relación real entre el consumo de refrescos y bebidas azucaras y el riesgo de diabetes.
Bebidas azucaradas y diabetes tipo 2
En esta revisión llevada a cabo por el investigador M. Faadiel Essop y sus colegas de la Universidad de Stellenbosch (Sudáfrica), publicada por la revista Journal of the Endocrine Society, se tuvieron en cuenta tanto ensayos clínicos como estudios observacionales y se analizaron investigaciones de hasta septiembre de 2017.
Según los científicos, algunos de los estudios daban resultados contradictorios o una evidencia insuficiente para vincular las bebidas azucaradas con las enfermedades cardiometabólicas. Sin embargo, en la mayoría de ellos sí se relacionaba de forma clara el consumo de refrescos con el aumento del riesgo de desarrollar enfermedades este tipo de enfermedades.
En general, según los autores, hubo una significativa relación entre el consumo de refrescos y el denominado síndrome metabólico (una cintura ancha, un alto nivel de triglicéridos en sangre, niveles bajos de colesterol HDL o 'bueno', azúcar elevado en sangre y presión arterial elevada).
De forma más específica, los autores confirman que el consumo de un refresco al día aumenta el riesgo de hipertensión. Asimismo, el consumo de dos refrescos a la semana también aumentaría el riesgo de padecer diabetes tipo 2.
Además, tomar refrescos de forma regular o bebidas azucaradas disminuye hasta un 17% la sensibilidad a la insulina, algo que explicaría los elevados niveles de azúcar en sangre de los individuos que consumen estas bebidas.
Aún así, los investigadores afirman que la comprensión actual sobre la relación entre las bebidas azucaradas y el síndrome metabólico en general es limitada, y aún serán necesarias más investigaciones, pues creen que existen muchas limitaciones en cuando a la investigación actual sobre el tema se refiere.