Que los niños se lleven a la boca juguetes y objetos de todo tipo es algo más o menos habitual durante la infancia. De hecho, son muchos los casos en los que la introducción de cuerpos extraños llega a provocar fallos respiratorios graves e incluso la muerte. Lo que no resulta nada habitual es que uno de estos diminutos cuerpos traqueobronquiales pase en el organismo de un sujeto cerca de 40 años sin que él ni nadie se diera cuenta.
Esto es lo que ha ocurrido en el Reino Unido. Un hombre de 47 años, que había fumado durante las últimas tres décadas, decidió acudir a la consulta del médico para tratar un problema que había comenzado a preocuparle sobremanera. Durante el último año había estado tosiendo con frecuencia y expulsando una extraña mucosidad amarilla que le había hecho temerse lo peor.
Así, con el objetivo de encontrar una explicación a su extraña dolencia, los médicos decidieron radiografiar de nuevo sus pulmones y hallaron una preocupante mancha en uno de ellos. La sombra que aparecía en las placas había reducido significativamente el volumen de su pulmón izquierdo. El diagnóstico, a priori, estaba claro: tenía un tumor maligno. En concreto, un carcinoma broncogénico.
Para confirmar el diagnóstico, los médicos decidieron llevar a cabo una broncoscopia. Fue entonces cuando saltó la sorpresa y este hombre, natural de Preston, recibió la mayor alegría de su vida. No se trataba de un cáncer. La mancha que aparecía en uno de sus pulmones era un diminuto cono de plástico de Playmobil que se había tragado de pequeño.
"Después del procedimiento, el paciente informó que, durante su niñez, jugaba con juguetes de Playmobil de forma habitual y que incluso recordaba haber tragado alguna pieza en alguna ocasión", se puede leer en el caso de estudio que acaba de ser publicado en la revista BMJ Case Reports. "Recordó que le regalaron un juego de Playmobil para su séptimo cumpleaños y que aspiró el cono de tráfico de juguete poco después", añaden.
Tal y como apuntan los investigadores, los casos de niños que se tragan objetos por accidente son muchos. Sin embargo, es raro que pase más de una semana sin que este problema sea diagnosticado. Un caso como éste, en el que pasan 40 años desde que un sujeto se traga un objeto hasta que se detecta en su organismo, es algo "inaudito" en la literatura científica.
Según señalan los médicos, es posible que, al ingerir tan joven el minúsculo objeto, sus órganos se adaptaran a él y fuese absorbido por el revestimiento de la mucosa pulmonar. Así, como el paciente comenzó a fumar tan pronto, cualquier síntoma pudo quedar camuflado por los problemas derivados de su adicción al tabaco.
Cuatro meses después de eliminar el objeto, la persistente tos que sufría se había aclarado y la sombra en su pulmón había desaparecido. "Sus síntomas mejoraron notablemente y finalmente encontró el cono de tráfico de Playmobil perdido en el último lugar en el que habría mirado", finalizan los facultativos.