Las vacaciones están pensadas para que podamos descansar y disfrutar tras un año de duro trabajo. Sin embargo, la vuelta a la rutina puede ser complicada. En esos momentos, la ansiedad y el estrés puede apoderarse de nosotros y acabar por acarrearnos graves consecuencias para la salud física y psicológica. Ahora bien, combatirlo puede ser mucho más fácil de lo que, en un principio, podemos creer.
Más allá de las típicas respiraciones conscientes y la meditación, existen diversos métodos sencillos a la vez que originales que nos harán sentir mejor. Por ejemplo, los expertos aconsejan dirigirte a ti mismo en tercera persona, fingir una sonrisa para acabar creyéndotela o sacar el jardinero que llevas dentro y así dejar a un lado esas negativas sensaciones propias de nuestro acelerado ritmo de vida.
Deja el 'yo' para ser 'él' o 'ella'
Por muy ridículo que te parezca, hablar de ti como si fueras otra persona puede ayudarte a sobrellevar el estrés y la ansiedad. Así lo ha hecho constar un estudio publicado en la revista Scientific Reports que asegura que dejar a un lado el 'yo' y sustituirlo por la tercera persona contribuye a la recuperación de quienes están pasando por bajos momentos emocionales.
Estos hallazgos se basan en la distancia psicológica que toma la persona al hablar sobre sí misma como si fuera otro individuo. Esto le facilitará percibir sus pensamientos y sentimientos del mismo modo que lo hace con las experiencias ajenas y así, según la investigación, podrá conseguir un mayor autocontrol.
Los beneficios de sonreír sin ganas
La sonrisa es, por lo general, una muestra de satisfacción. Sin embargo, fingirla cuando todo va mal también nos puede ayudar a pasar el trago. Según una investigación de la Universidad de Kansas, sonreír, aun sin ganas, produce beneficios fisiológicos.
Más concretamente esta investigación demostró que los individuos que esbozaban una sonrisa, aunque fuera forzada, se recuperaban antes de la sensación de estrés que aquellos que mantenían sus caras serias. Según Philip Muskin, profesor de psiquiatría de la Universidad de Columbia, "si tu rostro está forzando a tu cerebro a pensar que es feliz, entonces hará que te sientas algo mejor".
Busca fractales en tu entorno
Los fractales son objetos geométricos cuya estructura, ya sea fragmentada o aparentemente irregular, se repite y también nos ayudan con el estrés. Estos los podemos encontrar en el vaivén de las olas en el mar, en la fachada de un edificio de cualquier ciudad o en un cuadro colgado de la pared de la oficina. Según las investigaciones, observar durante 20 minutos al día un fractal produce un efecto calmante en nuestro cerebro.
Date un baño de cerveza
Aunque te parezca una locura sumergirte en una bañera llena de cerveza, cuando se trata de relajarnos parece que consigue buenos resultados. Muestra de ello es el creciente número de spas que ofrecen a sus clientes baños de cerveza.
A pesar de que estos beneficios antiestresantes no han sido probados por la ciencia, los expertos apuntan a que su poder podría encontrarse en el lúpulo. Su fragancia, con presencia de fitoestrógenos, es un gran alivio para el estrés. Además, al tratarse de un baño caliente, sus cualidades relajantes se acentúan.
La plancha o el estropajo como aliados
A pesar de que muchas veces ver nuestra cocina desordenada o la gran montaña de ropa que debemos planchar nos puede producir ansiedad, existe una manera muy rápida de solucionarlo: ponerse a ello.
Aunque no todas las tareas domésticas son relajantes, sí lo son todas aquellas que conllevan una repetición de ejercicios. Por ejemplo, los movimientos que hacemos cuando planchamos o la manera en que fregamos los platos nos pueden ayudar a relajarnos. Así que la próxima vez que te estreses por todo lo que te queda por hacer en casa, lo mejor es que te pongas a ello y dejarás de sufrir.
Acaricia o juega con un perro
Al igual que el perro es el mejor amigo del hombre, también es un gran compañero para aliviarnos del estrés. Así lo demuestra la ciencia. Según un estudio de la Universidad Estatal de Nueva York en Buffalo, pasar un tiempo a solas con tu mascota podría ser más útil para mantenerse relajado que compartir los problemas con la pareja o un amigo.
Además, al acariciar el suave pelaje de un perro sentimos una sensación de bienestar y conexión con el animal que reduce nuestros niveles de estrés. Incluso varias terapias contra la depresión utilizan métodos con animales para que sus pacientes se sientan mejor.
Conviértete en jardinero
También es una solución contra el estrés o la ansiedad. Según determinó una investigación holandesa, con solo pasar media hora entre plantas podemos reducir significativamente los niveles de cortisol, la hormona causante del estrés, mucho mejor que con otras actividades de ocio.
Aunque no es el único beneficio que aporta la jardinería. La terapia con plantas, también conocida como hortícola, es altamente valorada por ser útil para la salud física y mental de los ancianos y servir como instrumento educativo y socializador en la infancia.
Masajea tu punto 'hoku' en la mano
El hoku es el área curva que se forma entre el pulgar y el dedo índice de las manos. Estos puntos son famosos en la medicina china tradicional por ser zonas que, según sus creencias, al ser masajeadas o tratadas con acupuntura permiten liberar el estrés.
Un método sencillo para estimularlo consiste apretar sobre tu mano relajada el punto hoku poniendo el pulgar en la parte delantera y el índice en la palma de la mano. A continuación, se debe masajear la zona con pequeños movimientos circulares y ejercer presión con el pulgar durante 10 o 15 segundos. Está técnica, fruto de antiguos tratamientos, hará que te sientas mucho mejor, según la filosofía oriental.
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