El ibuprofeno y el paracetamol son dos de los cinco medicamentos más consumidos en nuestro país. En total, según datos del Sistema Nacional de Salud, los españoles tomamos más de 50 millones de envases al año en 2013. Y lo cierto es que, de tan común que es su uso, hemos terminado por confundir para qué sirve cada uno de ellos y los utilizamos indistintamente. ¿Qué te tienes que tomar si te duele la cabeza? ¿Y si tienes fiebre? ¿Es efectivo el ibuprofeno para el dolor de la regla? ¿Y para el de muelas?
La cosa, por baladí que parezca, no es ninguna tontería. Para empezar, conviene señalar que el ibuprofeno y el paracetamol, efectivamente, comparten acciones analgésicas y antipiréticas. Es decir, ambos pueden ser nuestros aliados a la hora de calmar el dolor y aplacar la fiebre. Sin embargo, el primero además tiene propiedades antiinflamatorias, por lo que se recomienda especialmente para reducir procesos inflamatorios no reumáticos como el dolor muscular por torceduras o esguinces así como patologías como la artritis o la faringitis. También para las resacas derivadas del consumo de alcohol.
El paracetamol, en cambio, se suele prescribir para tratar todos aquellos dolores que no implican inflamación, desde el dolor de cabeza hasta el dolor de huesos, así como el malestar general. "El paracetamol tiene esa popularidad debido a que es un analgésico que puede acabar con dolores leves y moderados y tiene un perfil de seguridad altísimo", explica Vicente Baos, médico de atención primaria en el Centro de Salud de Collado Villalba-Pueblo y autor del blog de divulgación El Supositorio.
"Para el control de la fiebre moderada, ya sea en niños o en adultos, el paracetamol es perfectamente válido. Sí es verdad que el ibuprofeno tiene un efecto mayor con fiebres altas y su efecto es más prolongado", señala Baos. Sin embargo, el gran problema de éste último es que, como cualquier antiinflamatorio, inhibe la acción de algunas enzimas presentes tanto en la mucosa gástrica como en los vasos sanguíneos. "El ibuprofeno se hace cada día más popular para tratar la fiebre y habría que pensarlo dos veces", advierte el médico.
Tal y como advierte Baos, las personas que padecen cardiopatías o que han sufrido infartos deben tener especial cuidado a la hora de tomar este medicamento, al igual que aquellas que han visto su función renal reducida o tienen problemas de hígado. "En esas personas hay que ser extremadamente cuidadoso", subraya el facultativo.
¿A más dosis, mayor efecto?
Así, conviene también tener cuidado con las cantidades que tomamos. Popularmente siempre se ha pensado que cuanto mayor es la dosis, mayor es el efecto que un medicamento provoca en nuestro organismo. De hecho, llevamos años tomando ibuprofeno de 600 miligramos sin inmutarnos. "Diversos estudios han demostrado que, en dolores aislados, la dosis de ibuprofeno de 400 miligramos tiene una respuesta muy similar a la de 600. Además, a partir de 1.200 miligramos al día, los efectos adversos renales, cardiovasculares y digestivos son mucho más frecuentes", explica Baos.
Tal y como explica el galeno, con el paracetamol ocurre exactamente lo mismo: no existe una gran diferencia entre los efectos que provoca la dosis de 650 miligramos en comparación con la de un gramo. Eso sí, la dosis de tres gramos al día tomados de forma continuada se ha relacionado con muchos más efectos adversos. "La dosis de un gramo puede tener una mayor toxicidad en el hígado", apunta.
Baos también destierra, una vez más, el mito de que los medicamentos genéricos son peores que los de marca. "No existe ninguna diferencia. Numerosos estudios han demostrado que no hay ninguna diferencia entre los efectos de unos y otros. Pensemos que la fabricación de medicamentos no es como la de camisas. Los controles de calidad garantizan la calidad y la efectividad de ambos", finaliza.