Más allá del preservativo y de la más que desaconsejable marcha atrás, el hombre pinta poco en la contracepción. No por falta de intentos, ya que la ciencia lleva años buscando la píldora anticonceptiva masculina, que quite del peso de los hombros de la mujer esa responsabilidad.
Aunque se sigue resistiendo, un reciente estudio publicado en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, abre una nueva puerta a la posibilidad de que sea el varón el que tome las riendas en este asunto. En el trabajo se demuestra que, a falta de píldora, lo que está cerca de llegar a las farmacias es una inyección que previene los embarazos en un 96% de los casos. En comparación, la píldora es un 99,9% eficaz, pero el preservativo tiene una menor eficacia, de un 95% si se tienen en cuenta los habituales errores humanos.
El estudio ha sido propiciado por la Organización Mundial de la Salud y en el mismo se evaluó la eficacia de una inyección combinada de testosterona y progesterona en 320 hombres de nueve países de Europa, Australia y Asia (España no participó).
La mala noticia es que el estudio se paró antes de tiempo, porque los investigadores principales observaron demasiados efectos secundarios, no graves, pero sí frecuentes. Entre ellos destacaban los cambios de humor, el aumento de la libido y dolor en el lugar de la inyección.
Sin embargo, muchos de los participantes continuaron en el trabajo y, tiempo después, se demostró que el 39% de estos eventos no estaban relacionados con la medicación. De hecho, como resaltan los autores, un 75% de los participantes declaró que se adheriría a este método anticonceptivo si fuera ya una realidad clínica.
Según declara a The Times el andrólogo Allan Pacey, no participante en el estudio, existe una necesidad "no cubierta para desarrollar un contraceptivo eficaz reversible masculino". Para este experto, es destacable precisamente el elevado porcentaje de varones que mostraron su satisfacción ante el método. "Así que quizás los efectos secundarios no sean para tanto".
Los propios autores reconocen que éste es sólo un paso más y no el definitivo, pero que el presente trabajo supone "una importante referencia para el desarrollo de futuros ensayos clínicos que evalúen la eficacia y la seguridad de la contracepción masculina". "Se requiere que se lleven a cabo esos experimentos con urgencia", enfatizan.