Si hoy en día existiera una piedra filosofal, probablemente no convertiría en oro todos los metales, sino que volvería delgado a aquél que la tocara. Sería el objeto más codiciado por el alrededor del 50% de españoles afectados por sobrepeso (un 36%) u obesidad (un 17%), que luchan día a día con un éxito limitado por alcanzar o volver a su peso ideal.
Como los alquimistas en la antigüedad en busca de la mitológica piedra, decenas de laboratorios farmacéuticos buscan hoy ese fármaco que ayude a adelgazar. Quien lo consiga no sólo hará un gran servicio a la salud pública sino, para qué negarlo, será el dueño de lo que en el mundo farmacéutico se conoce como un blockbuster, un medicamento cuyo éxito en ventas está asegurado.
Esta semana se ha presentado en Madrid un nuevo fármaco frente a la obesidad, que se une al único principio activo aprobado en España para esta enfermedad crónica, el orlistat. Pero lejos de ser esa piedra filosofal, el medicamento, cuyo principio activo es la liraglutida, viene con peros.
Su precio, alrededor de 270 euros al mes no financiados por la seguridad social, evitará que las hordas de obesos acudan a la farmacia a agotar las existencias de Saxenda, su nombre comercial. Tampoco la forma de administración ayuda: al contrario que orlistat, que se toma en comprimidos, el nuevo fármaco se inyecta por vía subcutánea. Se pone, así, como los fármacos para la diabetes.
De hecho, la liraglutida es un viejo conocido para los diabéticos. En una dosis inferior (1,8 mg frente a los 3 mg de la nueva formulación) se utiliza para el control de esta enfermedad, en este caso sí financiado por la seguridad social. Para el director del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra, Javier Salvador, la razón por la que los fármacos antiobesidad no se financian es sencilla: "No se considera una enfermedad, a pesar de que la Asociación Médica Americana la define así desde 2013".
El especialista cree que el precio del fármaco, aún siendo elevado, merece la pena por el mecanismo de saciedad que genera. Aún así, insiste en que debería de ser financiado al menos para algunos pacientes. "Supondría un ahorro para la sociedad", apunta.
Pérdida de peso duradera
Según los ensayos clínicos en los que se han basado las autoridades sanitarias para aprobar el nuevo fármaco, la administración diaria de Saxenda acompañada de dieta y ejercicio hizo perder a los participantes una media del 9,2% de su peso en un año. Así, una persona que pesara 80 kilos pasaría a pesar aproximadamente 72 a los 12 meses.
Ante la pregunta de si esa misma hazaña no se podría lograr sólo con dieta y ejercicio Salvador señala: "El problema no es tanto perder peso, sino no haberlo recuperado al cabo de un año".
El especialista indica, además, que según esos mismos estudios, lograron perder más del 5% de su peso tres veces más personas en el grupo de intervención -los que tomaron el fármaco- que en el control, los que hicieron sólo dieta y ejercicio. Por otra parte, subraya que una pérdida de peso moderada es muy beneficiosa para la salud, según demuestra un estudio publicado en 2011 en Diabetes Care hecho, eso sí, en pacientes diabéticos.
El nutricionista y autor de, entre otros, el libro Adelgazame, miénteme (NB, 2015) Juan Revenga, explica a EL ESPAÑOL que recibe con escepticismo la llegada del fármaco que, resalta, dista de ser nuevo. Para este dietista, es lógico que los que consumen tanto este fármaco como la otra opción existente frente a la obesidad adelgacen. "Si tú miras los prospectos, pone que se acompañen de dieta y ejercicio, ¿cómo no se va a perder peso así?", se pregunta.
A Revenga también le preocupa que el fármaco se utilice realmente para "puentear malos hábitos alimentarios". En este sentido, Salvador reconoce que "no se sabe" cómo funcionará el fármaco en la vida real y no en el contexto de un ensayo clínico. "Pronto tendremos datos de cómo ha ido en EEUU, donde ya lleva tiempo aprobado, pero hay que esperar; puede que la pérdida de peso sea incluso mayor, pero es cierto que los resultados no tienen por qué ser extrapolables", concluye.
Además de este nuevo fármaco, se espera otra novedad en este campo para antes de final de año: se trata de un comprimido que combina dos principios activos: naltrexona y bupropion. El medicamento está aprobado en España pero falta que las autoridades sanitarias establezcan el precio. "El abordaje es completamente distinto, aunque también actúa reduciendo la ingesta", comenta Salvador.