El ayuno del Ramadán, una práctica espiritual para los musulmanes, consiste en no comer ni beber desde el amanecer hasta el anochecer, lo que implica que la ingesta de comida y de líquidos se realiza de forma exclusivamente nocturna.
Más allá de las creencias religiosas del islam, diferentes estudios han podido confirmar que este ayuno puede tener beneficios importantes para la salud, contribuyendo a tratar distintas patologías relacionadas con la obesidad, incluyendo el síndrome metabólico, la diabetes y la enfermedad del hígado graso no alcohólico.
De acuerdo a los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad afecta a más de 650 millones de personas en todo el planeta, lo que a su vez supone un riesgo de padecer distintas afecciones de salud. Por este motivo, llevar planes de alimentación que ayuden a combatirla.
Tanto la alimentación como el ayuno pueden afectar de manera significativa a la forma en la que el cuerpo produce y utiliza las proteínas, que son necesarias para reducir la resistencia a la insulina y mantener un peso corporal saludable. De esta manera, tanto el momento como la duración entre las comidas son factores clave a considerar para personas que hacen frente a problemas relacionados con la obesidad.
El ayuno durante el Ramadán
Una investigación presentada con motivo del Digestive Disease Week (DDW) de 2019, reflejó un estudio en el que se analizaron a catorce individuos sanos que ayunaron durante 15 horas diarias a lo largo de 30 días durante el Ramadán.
Tras recolectar muestras de sangre tanto antes de comenzar el ayuno como en la cuarta semana y una semana tras finalizar el Ramadán, se encontraron niveles altos de tropomiosina (TPM) 1, 3 y 4, unas proteínas que juegan un papel fundamental para mantener las células sanas y reparar las células importantes para que el organismo responda adecuadamente a la insulina. El TPM3 juega un papel clave para incrementar la sensibilidad a la insulina, haciendo que se reduzca el azúcar en la sangre.
El estudio pudo concluir que, con motivo del ayuno, hubo un aumento de los productos de la proteína del gen TPM3 en solo una semana, un periodo en el que también se pudieron encontrar resultados semejantes para productos de proteínas de los genes TPM1 y TPM4.
El doctor Mindikoglu ha recalcado que pretenden expandir la investigación para que sean parte de la misma, personas con síndrome metabólico y NAFLD para determinar si los resultados son equivalentes a los que pueden disfrutar las personas sanas. En cualquier caso, su conclusión es que el ayuno desde la madrugada al atardecer tiene beneficios para quienes se enfrentan a enfermedades relacionadas con la obesidad.
Comer durante el Ramadán
El ayuno durante el Ramadán consiste, como ya hemos mencionado, en dejar de ingerir alimentos y líquidos, incluso agua, sin posibilidad de hacerlo desde que amanece hasta que se pone el sol, una práctica que dura todo el mes.
Este es uno de los principios más observados del islam, ya que es practicado por entre el 70 y el 80% de los musulmanes. El ayuno es obligatorio para todos los musulmanes, sean hombres o mujeres, a partir de la pubertad, aunque en algunos de los países en los que se practica comienzan a aplicar un ayuno de medio día en niños a partir de los 10 años, con la finalidad de que se vayan acostumbrando a ello para el futuro.
En lo que respecta a las normas a seguir para poder cumplir con el mismo, la primera comida del día se debe completar antes de amanecer, mientras que después de la puesta de sol y la oración de la tarde, se disfruta de la segunda y última comida.
Para ello es importante planificar adecuadamente el menú de la mañana y de la noche, y aunque las tradiciones culinarias varían entre distintos países, los principios generales son similares y consisten en optar por alimentos nutritivos, pero no pesados por la mañana, y optar por carne, verduras y frutos secos en la comida de la noche.
Las consecuencias del ayuno en el Ramadán para la salud
Esta práctica religiosa consiste en un ayuno intermitente que impide comer y beber durante una franja del día y sí hacerlo en otra. Al no poder comer ni ingerir líquidos, son muchos los que muestran sus dudas con respecto al impacto que puede tener en la salud.
En este sentido, los expertos recalcan que las consecuencias del ayuno durante el mes de Ramadán no tienen por qué provocar grandes consecuencias en el organismo, siendo los tres primeros días los más complicados. Ocho horas después de la última comida, el cuerpo recurre a la glucosa que está almacenada en el hígado y los músculos para proporcionar energía, para que una vez que se agotan las mismas, recurrir a la grasa como fuente de energía. Es por ello por lo que las primeras horas son las más complicadas, al necesitar el organismo adaptarse a no comer durante muchas horas.
Esto puede hacer que las principales consecuencias negativas sean una mayor sensación de debilidad y cansancio, pudiendo incluso aparecer dolores de cabeza y mareos. A medida que pasan los días el cuerpo se va acostumbrando, siendo necesaria una buena hidratación nocturna para evitar problemas en este sentido, además de que las comidas deben contar con los nutrientes necesarios para poder afrontar el ayuno diario en las mejores condiciones y sin consecuencias negativas para la salud.