El sistema esquelético humano está compuesto de diferentes elementos, tales como los cartílagos, los tendones y los ligamentos. Pero, sin duda, el gran protagonista son los huesos. El esqueleto de un adulto contiene 206 huesos. Entre los más pequeños, la cifra es algo superior ya que algunos de ellos, incluidos los del cráneo, se fusionan a medida que crecen.
Además de proporcionar un sostén para el cuerpo, los huesos cumplen muchas otras funciones biológicas importantes. Entre ellos, proteger los órganos internos de daños y almacenar nutrientes esenciales.
Ante este panorama, podemos imaginar muy fácilmente la importancia de mantener una buena salud ósea. Y una buena forma de hacerlo es, precisamente, limitar el consumo de determinados alimentos que pueden ejercer una muy mala influencia.
La sal
No hay duda de que una pizca de sal siempre es una buena manera de realzar el sabor de los alimentos. Y, también, de que el sodio cumple un papel muy importante en nuestro organismo. La causa es que ello puede conducir a una mayor excreción de calcio en los riñones, algo que no es una buena señal.
En esta línea, este estudio publicado por Asia Pacific Journal of Clinical Nutrition, observó que aquellos que consumen más sal tienen menor densidad ósea que aquellos que consumen poca o ninguna sal. Por eso, ajustarse a los límites que se consideran saludables, como los 5 gramos que aconseja la OMS, es la mejor opción.
La cafeína
El café es, muy probablemente, una de las bebidas que más presencia tiene en la vida de los españoles. Cada mañana lo podemos comprobar. No obstante, aunque muchos lo necesitan para despertarse, su consumo excesivo es enemigo de los huesos.
No muchos saben que la cafeína filtra el calcio de los huesos, haciéndolos quebradizos. Un artículo aparecido en BMC Musculoskeletal Disorders afirma que la cafeína es la principal causa de la baja densidad ósea, en especial en las mujeres. Un riesgo que se agrava entre aquellas que ya se encuentran en la fase de menopausia, que pueden sufrir un mayor riesgo de osteoporosis.
Refrescos de cola
Las bebidas gaseosas y azucaradas suelen estar entre los grandes señalados de una alimentación saludable. Es evidente que su consumo excesivo puede generar importantes perjuicios para la salud, desde el aumento de peso hasta el riesgo de diabetes, por poner solo un par de ejemplos.
Pero otro efecto igualmente nocivo, aunque menos conocido, es el efecto negativo en los huesos. Por ejemplo, los refrescos de cola son ricos en ácido fosfórico, que aumenta la acidez de la sangre en el cuerpo. Esto hace que la sangre comience a erosionar el calcio de los huesos y los vuelva más quebradizos. Una afirmación que sostiene este estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition. Por tanto, eliminar estos productos, o al menos reducirlos, ayudará a que nuestros huesos estén más fuertes.
El alcohol
Este archienemigo de las dietas saludables también puede dar problemas en cuanto a la salud ósea se refiere. La causa es muy sencilla, tal y como apunta este estudio, el alcohol restringe la función de las células que desarrollan los huesos llamadas osteoblastos, por lo que el calcio no es absorbido adecuadamente por los huesos. Además, retrasa el proceso de curación en caso de que sufran una fractura.
Carne roja
Otro alimento al que se suele señalar como no especialmente amigable con la salud es la carne roja. Aunque con moderación no existen problemas, lo cierto es que un exceso de proteína animal también puede filtrar el calcio de los huesos.
En consecuencia, las personas que padecen osteopenia u osteoporosis deben limitar la carne roja a dos veces por semana, siempre con porciones moderadas. En este sentido, cabe señalar una investigación de Advances in Nutrition en enero de 2017, según la cual reducir las carnes rojas y procesadas, así como los refrescos, los alimentos fritos, los dulces y postres, y los granos refinados, tuvo un impacto positivo en la salud ósea.
Por supuesto, esto no quiere decir que el más mínimo consumo de alguno de estos alimentos vaya a suponer de forma automática un problema óseo. Siempre que sea moderado y en el seno de una dieta equilibrada, los riesgos son muy pequeños. No obstante, estar alerta y evitar excesos es la mejor forma de evitar los posibles daños no solo en los huesos, sino en la salud en general.