Manuel Viso, médico.

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Nutrición

Manuel Viso, médico: "Si dejas latas abiertas en la nevera en España, los restos de aluminio pueden pasar al alimento"

Dejar latas de conserva abiertas en la nevera es una costumbre tan habitual como peligrosa, según el conocido divulgador.

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En algunos países del mundo, como España, tenemos una gran disponibilidad de alimentos en conserva, especialmente pescado. Aunque muchos de ellos ya se comercializan en formatos adecuados para una única ración, otros poseen un tamaño medio o grande, que da lugar a su uso en varias raciones.

Teóricamente deberían consumirse en el momento de su apertura, pero no son pocos los que dejan la lata abierta en la nevera durante uno o más días. Como ha explicado recientemente el conocido divulgador Manuel Viso en uno de sus reels de Instagram, esta práctica tan habitual es un error y puede llegar a ser peligrosa, además de alterar el sabor y la textura del alimento enlatado.

"¿Sabías que nunca deberías guardar una lata de conservas abierta en la nevera? Seguro que ya lo has hecho alguna vez: abres una lata, consumes parte del contenido y dejas el resto en la lata dentro de la nevera. Error. El recubrimiento interior de la lata queda expuesto al oxígeno y esto puede provocar reacciones químicas entre el metal y el alimento" según explica Viso.

La exposición del interior de la lata al ambiente, aunque sea dentro de un ambiente frío como el de la nevera, tendría diversas consecuencias para la salud, como advierte el divulgador. Por un lado, el contacto del interior metálico con el oxígeno de forma prolongada podría favorecer la migración de los metales usados en dicho recubrimiento, especialmente estaño, en menor medida aluminio y hierro, hacia el alimento. Y esta migración es más intensa si se trata de alimentos ácidos, como tomate o la piña.

Al romperse el sellado de la lata y exponerse al oxígeno y la humedad de la nevera, este recubrimiento metálico se degrada, permitiendo una reacción de lixiviación de metales, es decir, el proceso mediante el cual los metales del revestimiento se disuelven y migran hacia el líquido que contacte con ellos. Esto puede suceder tanto si se expone la lata al oxígeno o la ambiente de forma prolongada, como en casos de cambios de temperatura drásticos o deterioros del interior de la lata por otros motivos.

Por otro lado, una vez abierta la lata y expuesta al ambiente, puede contaminarse por microorganismos como Listeria monocytogenes o Salmonella, entre otros. Al abrirse la lata su esterilidad se pierde, permitiendo la contaminación bacteriana, especialmente en neveras con una elevada carga microbiológica o falta de higiene. Asimismo, también existe cierto riesgo de botulismo, aunque este caso está más relacionado con las conservas caseras mal esterilizadas y con latas abombadas o dañadas. Una vez abierta la lata, y precisamente en presencia de oxígeno, el riesgo disminuye, siendo precisamente su envasado casero mal realizado la causa de los posibles brotes.

A todo ello hay que añadir las alteraciones de sabor, color y textura de los alimentos enlatados tras el contacto con la humedad y el oxígeno de la nevera. Este caso no presenta riesgos para la salud, pero se debe tener en cuenta, dado que estas alteraciones son un indicativo de que el producto se ha deteriorado.

Como explica Viso, la forma de solucionar y evitar todos estos posibles perjuicios es sencilla: evitar esta práctica si es posible, o bien pasar el contenido de las latas a recipientes de plástico aptos para alimentos o, mejor todavía, pasarlos a un recipiente de vidrio. Además, el divulgador nos recuerda que no se deben congelar las latas de conserva, dado que su líquido interno podría expandirse y romper la lata, y también que debemos desechar las latas abolladas u oxidadas aunque no se haya llegado a su fecha de consumo preferente.