La pasta es, desde hace décadas, uno de los platos más habituales en la gastronomía de medio mundo. Sin embargo, desde hace mucho tiempo el común de los mortales vive preocupado por las calorías que puede aportar a su organismo un plato de macarrones o unos espaguetis a la boloñesa. El nutricionista Pablo Ojeda ha intervenido en el programa de radio Las mañanas Kiss para contar un truco con el que consigue que los hidratos —también el pollo o las patatas— engorden mucho menos y, de paso, se mejora nuestra salud intestinal.
Según explica Ojeda, es posible modificar la composición de los hidratos de carbono de una forma accesible para que aporten menos energía al organismo, sin perder su sabor ni sus beneficios. "Los hidratos de carbono, por cada gramo, contienen aproximadamente cuatro calorías. Sin embargo, existe una manera de reducir esa cantidad hasta unas 2,5 calorías por gramo", señala el especialista.
Esta transformación se basa en un cambio en la estructura del almidón, que pasa a convertirse en almidón resistente, una forma menos digerible por el cuerpo humano. El proceso es simple: después de cocinar los alimentos ricos en hidratos de carbono, como el arroz, las patatas o la pasta, es necesario enfriarlos. "Cuando el hidrato está recién hecho y calentito, su composición facilita una rápida absorción por parte del organismo. Esto significa que es una energía rápida", explica Ojeda. Sin embargo, al enfriar el alimento, "las moléculas de almidón se recolocan de tal manera que se convierten en almidón resistente".
Este tipo de almidón tiene varias ventajas. Al ser más difícil de digerir, proporciona menos calorías al cuerpo. Además, actúa como un excelente prebiótico para la microbiota intestinal, favoreciendo su salud. Según Ojeda, esta estrategia no solo contribuye a reducir el aporte calórico de los hidratos de carbono, sino que también mejora el bienestar general.
El almidón resistente es un tipo de fibra que tiene múltiples efectos positivos en la salud. En palabras del nutricionista: "Es de los mejores prebióticos que existen para tu microbiota". La microbiota desempeña un papel clave en el proceso de digestión y está directamente relacionada con la regulación de la inflamación en el organismo.
"Una microbiota saludable contribuye a una mejor absorción de nutrientes y a la producción de serotonina, la hormona de la felicidad. Esto puede influir en cómo te sientes a nivel físico y emocional", asegura Ojeda.
Muchas personas podrían pensar que este método implica consumir alimentos fríos, algo que no siempre resulta apetecible. Sin embargo, Ojeda aclara que no es necesario: "Si se calienta nuevamente el alimento, este no pierde esa estructura molecular que adquirió al enfriarse. Sigue siendo almidón resistente".
Así, este truco desconocido por el común de los mortales permite que los hidratos de carbono sean menos calóricos y más beneficiosos para la salud intestinal. Además, su implementación no requiere grandes cambios en la cocina diaria. "Es una manera muy sencilla de hacer que ese almidón engorde un poquito menos", concluye Ojeda.