A día de hoy existe evidencia científica acerca de potenciales sustancias quemagrasas: no son milagrosas, pero sí pueden producir ciertos efectos, sobre todo en determinados contextos y con un uso constante a largo plazo. Sin embargo, como también sucede con la nutrición y con determinados alimentos, hay que saber elegir: todos los quemagrasas naturales ni son iguales, ni producen los mismos efectos en la misma intensidad.
Ese sería el caso de la canela, la cual se ha usado durante siglos en diversos platos y bebidas, y que ha vuelto a cobrar popularidad como potencial quemagrasas si se le añade al café, según algunos usuarios de redes sociales como TikTok. Sin embargo, no toda la canela es igual, ni contiene los mismos principios activos.
Para discernir qué hay de verdad y qué no en este sustancia, la nutricionista Evangeline Mantzioris ha revisado la evidencia científica actual sobre la canela y su potencial quemagrasas, exponiendo sus argumentos en el medio The Conversation: no todas las canelas son iguales, ni contienen el mismo porcentaje de ingredientes bioactivos.
Existen dos tipos de canela, ambas procedentes de la molienda de la corteza del árbol cinnamomum. La canela cassia es la más común, más amarga y con mayores niveles de cinamaldheído, el cual le da su sabor y olor característicos, representando el 95% de esta canela. La canela Ceilán, más dulce, contiene solo un 50-60% de cinamaldehído.
Respecto a su potencial quemagrasa, una revisión de 35 estudios analizó si realmente el consumo de canela influye en la cintura abdominal, la cual se relaciona a su vez con los niveles de grasa corporal: consumir 1.5 gramos de canela por día (alrededor de una cucharadita) podría reducir la cintura 1.68 cm, pero consumir mayor cantidad no tendría un efecto significativo. Por su parte, un metanálisis con 21 ensayos clínicos y 1.480 participantes sugirió que el consumo de canela podría reducir el IMC en 0.40 kg/m2, y el peso corporal en 0.92 kg, pero sin cambios en la composición grasa. Otra revisión, que incluyó todos los metanálisis, encontró también efectos podestos: pérdida de 0.67 kg de peso y reducciones del IMC de 0.45 kg/m2.
En general, las pérdidas de peso objetivadas en los estudios de alta calidad son muy pequeñas, a lo largo de 2 a 6 meses, y sin claros cambios en la composición corporal. Además, los estudios incluyeron a personas con diferentes enfermedades, la mayoría procedente de Oriente Medio y/o la India, por lo que no es posible saber si dichos resultados serían extrapolables a otras poblaciones.
Por otro lado, la suplementación era muy heterógena según el estudio analizado. Algunos trabajos usaban el ingrediente activo extraído de la canela, y otros canela en polvo no purificada, con dosis que variaban desde los 0.36 g a los 10 g por día. Se analizaron los dos tipos de canela comentados, pero en ningún estudio usaron canela de supermercado.
Canela y pérdida de peso: cómo funciona
Existirían varios mecanismos fisiológicos para explicar el potencial de la canela como sustancia quemagrasas. Por un lado, parece que la canela permite absorber mejor el azúcar o glucosa por parte de las células del organismo, reduciendo así los niveles de glucosa en sangre y mejorando la función de la insulina; en última instancia, sería un sensibilizador de la insulina.
Por otro lado, la canela parece mejorar la forma en la que descomponemos la grasa para convertirla en energía. Así mismo, la canela poseería cierto potencial saciante al reducir la velocidad de vaciado gástrico, algo similar a lo que ocurre con las comidas ricas en fibra, proteína y grasa por ejemplo.
Respecto a la seguridad del consumo de canela, se considera una sustancia segura, dada la amplia experiencia con su uso en la cocina y por parte de la industría alimentaria. Sin embargo, recientemente se han dado casos de alertas sanitarias en Estados Unidos y Australia sobre los niveles de plomo y otros metales pesados en preparaciones de canela. Esto se produciría de manera natural, dado que el plomo se encuentra en los suelos, aunque se ha llegado a sugerir contaminación intencional en algunos casos.
Si que es cierto que algunas personas pueden sufrir cierta sensibilidad gastrointestinal, e incluso reacciones alérgicas, como sucedería con cualquier otra sutancia. Aún así, la Autoridad de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA) ha pueso límites a su consumo a raíz de uno de sus ingredientes activos, la cumarina, la cual puede ser tóxica a nivel hepático para ciertas personas. El límite estaría en 0.1 mg/kg de peso corporal. Para que nos hagamos una idea, la canela cassia, la más común, contiene un 1% de cumarina, y la variedad Ceilán tan solo un 0.004%. Para personas de 60 kg de peso, dos cucharaditas de canela cassia (6 g) ya superarían el límite seguro de consumo de cumarina.
Finalmente, aunque mucha gente suele creer que el café o el cacao (chocolate) potencian la pérdida de peso, en ambos casos serían pérdidas modestas: una taza de café al día colaboraría en la pérdida de 0.12 kg de peso a lo largo de cuatro años, mientras que el consumo de chocolate negro colaboraría en la pérdida de 0.2 - 0.4 kg de peso a lo largo de 4 a 8 semanas.
En conclusión, el uso de canela como potencial quemagrasas otorgaría efectos muy pequeños, aunque presentes, siempre y cuando se consuma dentro de un contexto de estilo de vida optimizado. También se debe tener en cuenta la forma en la que se almacena la canela, su tiempo de conservación, la cantidad y la constancia en su consumo, sin excesos, dado que puede producir efectos adversos.