En España se producen todos los años hasta 120.000 nuevos casos de ictus, un accidente que es la primera causa de incapacidad en nuestro país. De todos esos casos, hasta 35.000 acaban en una incapacidad todos los años y, por desgracia, unos 25.000 en el fallecimiento del paciente, según calcula la Sociedad Española de Neurología (SEN). A pesar de lo negativo de estos datos, este organismo advierte que hasta un 90% de los casos de ictus se pueden evitar a través de nuestro estilo de vida.
Si no hacemos nada para evitarlo, los expertos aseguran que la incidencia de ictus podría aumentar en un 35% en los próximos 15 años. ¿Qué debemos hacer para evitar que se cumpla este escenario? Para empezar, evitar el tabaco, el alcohol y las drogas. También deberíamos controlar los factores de la enfermedad cardiovascular, como la obesidad, la hipertensión, los altos niveles de colesterol y la diabetes. Y, por supuesto, realizar ejercicio físico para evitar el sedentarismo, controlar el estrés y llevar una dieta saludable.
John David Spence es un neurólogo canadiense que da clases en la Universidad Western Ontario y que ha dedicado buena parte de su carrera a estudiar estas isquemias que se producen en el cerebro. De hecho, publicó un artículo en la revista científica Stroke and Vascular Neurology un artículo sobre cuál era la mejor dieta para evitar el ictus. "La dieta con la mejor evidencia para la prevención del ictus es la mediterránea de Creta", sentencia Spence y dice que esta variante tiene mejores resultados en ictus que las dietas de Japón y Finlandia.
Dieta alta en grasas
"No es una dieta baja en grasas", aclara el experto. "Se trata de una dieta con una glucemia baja y un alto contenido en grasas con más del 40% de las grasas procedentes de grasas saludables como los aceites de oliva y de colza, un contenido alto en cereales integrales, frutas, verduras y legumbres". Si bien la dieta mediterránea también es el patrón alimentario tradicional en España, se ha dejado de cumplir de una manera tan rigurosa debido a la irrupción de los alimentos ultraprocesados y los nuevos hábitos en occidente.
La dieta mediterránea es una dieta baja en azúcares y alta en grasas cardiosaludables y, de hecho, Spence cita al estudio español Predimed para destacar su mejor impacto sobre la salud frente a las dietas bajas en grasas. "Se comparó una dieta baja en grasa con dos tipos de dieta mediterránea: una fortificada con aceite de oliva y otra con una mezcla de frutos secos. Las dos versiones de la dieta mediterránea redujeron significativamente los eventos cardiovasculares; la fortificada en frutos secos redujo el ictus en un 47% en cinco años".
Pero, ¿en qué se basa la dieta mediterránea? Se trata de una dieta que está basada en el consumo de fruta —sobre todo, como postre—, verduras, legumbres y frutos secos, como principal grasa se debe utilizar el aceite de oliva y el pescado como fuente de proteínas, además de huevos y algunos derivados de los lácteos. A pesar de que los embutidos son algo tradicional en España, se recomienda que tanto la carne roja como la procesada se tomen pocas veces a la semana. Como bebida, el agua debe ser la principal.
Alimentos a evitar
Ahora bien, Spence señala qué deben consumir también aquellas personas que tienen un riesgo especial de padecer un ictus. En primer lugar, recomienda a estas personas que eviten las yemas de los huevos y que si comen carne de animales la ración no supere el tamaño de la palma de la mano. Estas carnes además deben ser de pescado o de pollo y rara vez de carne roja. Además, la grasa más utilizada debería ser la de oliva, que en España suele ser la de referencia, pero no es así en el extranjero.
El neurólogo explica que los cereales deben ser siempre integrales, hacer un consumo elevado de verduras, frutas y legumbres. Por último, Spence recomienda que las personas con más riesgo de sufrir un ictus eviten los alimentos fritos, las grasas trans, el azúcar, los cereales refinados, como el pan blanco, y también las patatas. Estos dos últimos alimentos son habituales en la dieta en España y en los últimos años se ha llamado la atención sobre la capacidad que tienen de elevar en gran medida el azúcar en sangre.