Las semillas han sido valoradas durante mucho tiempo no solo por su capacidad para proporcionar energía y sustento, sino también por sus propiedades terapéuticas y su contribución a una vida saludable y longeva.
Gracias a sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y cardioprotectoras pueden jugar un papel clave en la prevención de enfermedades crónicas que afectan a nuestra salud y calidad de vida.
Un puñado de semillas de chía, lino, girasol, calabaza y sésamo puede mejorar la salud del corazón, el sistema digestivo y el cerebro, además de ofrecer una fuente rica en ácidos grasos esenciales, proteínas y minerales.
Chía
Empezando por las de chía, originarias de América Central, son conocidas por ser una fuente rica en nutrientes, especialmente ácidos grasos omega-3, que son cruciales para la salud cardiovascular, ya que reducen los niveles de colesterol LDL.
Además, la fibra soluble que contienen puede ayudar a estabilizar los niveles de glucosa en sangre, lo que las convierte en un aliado en la gestión de la diabetes tipo 2 y sus riesgos relacionados, como se ve en este estudio. Su poder antioxidante, por otro lado, combate el estrés oxidativo, una de las principales causas del envejecimiento prematuro.
Lino
En cuanto a las semillas de lino, su alta concentración de lignanos, con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, las convierte en una de las mejores opciones para la prevención de ciertos tipos de cáncer, como el de mama y el de próstata. Algunas investigaciones lideradas por la doctora Lilian Thompson de la Universidad de Toronto han demostrado que las mujeres que consumen regularmente semillas de lino tienen un riesgo significativamente menor de desarrollar cáncer de mama.
Esto es debido probablemente a que estos lignanos actúan como moduladores de los estrógenos. Además, el ácido alfa-linolénico, un omega-3 presente en ellas, tiene potentes propiedades antiinflamatorias, lo que puede ayudar a reducir la inflamación sistémica, un factor de riesgo clave en las enfermedades cardiovasculares.
Girasol
Por otro lado, las de girasol son una fuente extraordinaria de alfa-tocoferol, la forma biológica más activa de vitamina E, que protege las membranas celulares del daño causado por los radicales libres. Según un artículo, también juega un papel importante en la salud cerebral, reduciendo el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Además, su contenido en fitoesteroles ayuda a reducir los niveles de colesterol en sangre, contribuyendo a una mejor salud cardiovascular. Por si esto fuera poco, también contienen ácido fólico, esencial para la regeneración celular y el mantenimiento de la salud del ADN, lo que puede retrasar los efectos del envejecimiento celular, eso sí, no hay que abusar del exceso de sal al consumirlas, ya que en muchas ocasiones se venden con este compuesto como aderezo.
Calabaza
Las semillas de calabaza, por su parte, contienen zinc y ácidos grasos omega-3, nutrientes esenciales para la salud del corazón y la regulación del sistema inmunológico. También son ricas en magnesio, que como muestra este estudio, es esencial para un gran número de reacciones enzimáticas del cuerpo, incluido el control de la presión arterial y el equilibrio de los niveles de glucosa.
Por si fuera poco, su contenido en antioxidantes y otros compuestos fenólicos puede proteger las células del daño oxidativo y reducir el riesgo de enfermedades crónicas, como el cáncer y las enfermedades cardíacas.
Sésamo
Otra de las semillas clave para tener una vida larga son las de sésamo, ricas en antioxidantes, como el sesamol (derivado de fenol) y la sesamina, que no solo ayudan a combatir el ya mencionado estrés oxidativo, sino que también tienen propiedades antiinflamatorias que pueden proteger contra la aterosclerosis, una de las principales causas de enfermedades cardíacas.
Una publicación reveló que la suplementación con este alimento puede mejorar significativamente la capacidad antioxidante del organismo, lo que a su vez contribuye a la prevención de enfermedades crónicas relacionadas con la edad, además de otros beneficios. Estas semillas también son una fuente excelente de calcio, lo que favorece la salud ósea y puede ayudar a prevenir la osteoporosis.
Otro beneficio importante es la capacidad de algunas de las ya mencionadas semillas para mejorar la salud cognitiva y prevenir el deterioro mental relacionado con la edad. Las de girasol, por ejemplo, son ricas en vitamina B1 (tiamina), que es crucial para la función cerebral, ya que ayuda a mantener las membranas neuronales y mejora la comunicación entre las células nerviosas.
Además, las de sésamo y calabaza contienen altas concentraciones de magnesio, un mineral esencial para la función cognitiva y la memoria. De hecho, algunas investigaciones en el campo de la neurología sugieren que el magnesio podría ayudar a prevenir el deterioro cognitivo al mejorar la plasticidad sináptica.