El consumo de al menos 30 gramos diarios de fibra aporta numerosos beneficios clave para la salud, incluyendo la reducción del riesgo de diabetes, depresión y obesidad. Así lo explica a Europa Press la investigadora Jara Pérez del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN-CSIC), y del CIBER de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas del Instituto de Salud Carlos III.
"Los españoles llevan décadas estancados en el consumo de 20 gramos o menos de fibra al día, lo que supone un tercio menos de lo recomendado cuando sus beneficios van mucho más allá de regular el tránsito intestinal", ha señalado la especialista con motivo de la organización del III Simposio Jóvenes Investigadores celebrado por la Fundación Teófilo Hernando y la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME), con la colaboración de la Fundación ASISA.
El consumo de fibra, en primer lugar, "mantiene el estómago lleno más tiempo, provocando un efecto de saciedad, por lo que reduce el riesgo de obesidad". En segundo lugar, "retrasa la absorción de azúcar y colesterol". Y, por último, "tiene unas interacciones muy interesantes con la microbiota colónica, es decir, las bacterias que viven al final del intestino".
Según explica Pérez, la fibra favorece que crezcan en el colon unas bacterias beneficiosas que "liberan compuestos que absorbemos y van a ser capaces de regular el metabolismo de la insulina, previniendo la diabetes". Además, uno de los compuestos liberados por la microbiota, el ácido butírico, "tiene probados efectos anticancerígenos, por lo que la fibra es el componente de los alimentos que más claramente reduce el riesgo de cáncer colorrectal", ha señalado.
Además, a través del eje intestino-cerebro, cada vez hay más evidencias sobre su papel para reducir el riesgo de depresión y a la hora de mejorar la calidad del sueño. "La fibra es la gran olvidada en nutrición. Sigue siendo un patito feo. Que alguien no esté estreñido no significa necesariamente que esté consumiendo la suficiente fibra, sino que puede que su intestino se haya acostumbrado a unas condiciones no óptimas", ha aclarado.
Esta investigadora ha recordado que la fibra es una parte de los alimentos de origen vegetal que, a diferencia de los nutrientes, no absorbemos en el estómago ni en el intestino delgado. De este modo llega al intestino grueso y produce estos efectos positivos. Hay dos tipos principales de fibra: la soluble presente sobre todo en frutas y legumbres, y la insoluble presente en verduras y cereales integrales. Son complementarias y ambas fundamentales.
Para llegar a esos 30 gramos de fibra diarios, Pérez ha señalado que si una persona consume al menos cinco raciones diarias de frutas y verduras a la vez que asegura un consumo regular de legumbres, cereales integrales y frutos secos, estaría cumpliendo las recomendaciones. Por ejemplo, ya obtendríamos 34 gramos de fibra al consumir a lo largo del día una manzana, una pera, una naranja, un plato de lentejas para comer, un plato de acelgas para cenar y un trozo pequeño de pan integral.