Un grupo de investigadores de la Universidad de Ciencias de Tokio (TUS) en Japón anuncia que ha logrado avances con un "superalimento" prometedor. Se trata de un alga comestible llamada Euglena gracilis con potencial para producir un nutriente vegetal muy saludable, los carotenoides. Y junto a uno de los pescados preferidos de España, el bonito, produce un resultado sorprendente.
Kyohei Yamashita, autor principal del nuevo estudio publicado en la revista Plants, ha estado estudiando E. gracilis durante más de cinco años. Se trata de una especie de microalga que posee una combinación única de vitaminas, fibras, lípidos y proteínas. Además, también contiene pigmentos naturales antioxidantes y antiinflamatorios, que contrarrestan el daño oxidativo celular y aumentan la longevidad.
Ya en un trabajo publicado el pasado año 2023, Yamashita y sus colegas detectaron un método simple para cultivar eficientemente E. gracilis en un medio de cultivo económico rico en nutrientes a base de zumo de tomate. En este nuevo trabajo los investigadores han indagado en nuevas técnicas para que E. gracilis produzca carotenoides más rápido, lo que volvería a esta microalga más nutritiva si cabe.
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Cuando una planta se expone a luz de alta intensidad durante periodos prolongados, sure una respuesta de estrés lumínico. Esto, a su vez, puede dar lugar a que el organismo produzca moléculas que lo protejan de este exceso, como es el caso de los carotenoides. Basándose en este conocimiento, los investigadores intentaron inducir esta reacción en E. gracilis para aumentar su producción de pigmentos.
Los investigadores realizaron una serie de experimentos con múltiples lotes de esta microalga en cultivo. Expusieron diferentes cultivos a luz de diferentes longitudes de onda (o colores) y a diferentes intensidades, buscando una "reacción de enrojecimiento", que es un signo de mayor producción de carotenoides. Además, también probaron un nuevo medio de cultivo basado en sopa de Katsuobushi, un plato tradicional japonés elaborado con bonito ahumado.
Curiosamente, los investigadores descubrieron que una irradiación de luz roja a 605-660 nm desencadenaba el enrojecimiento en E. gracilis cuando se cultivaba en poblaciones de bonito. También observaron los perfiles químicos de los cultivos mediante cromatografía líquida de alto rendimiento, tanto a nivel de cultivo como de células individuales.
Las células enrojecidas no solo tenían una mayor concentración de diadinoxantina, el carotenoide más abundante de E. gracilis, sino que también produjeron un carotenoide de tipo xantofila no identificado. Además, crecieron más rápido y alcanzaron densidades más altas en el bonito, y probablemente produjeron más tipos o cantidades de carotenoides.
En conjunto, estos resultados podrían allanar el camino para crear técnicas innovadoras para potenciar el cultivo nutritivo de E. gracilis, dado que se trata de un método simple que no implica modificaciones genéticas, algo que facilitaría su adaptación a la industria alimentaria. Además, el caldo de bonito es un alimento denso en nutrientes, por lo que su uso como médico de cultivo también proporcionaría beneficios adicionales.
Se espera que el mercado de los carotenoides se convierta en una industria multimillonaria para el año 2030. Este estudio podrá ayudar a profundizar en la comprensión de sus vías biosintéticas lo que se espera que conduzca al desarrollo de prácticas sostenibles en la producción de suplementos nutricionales y alimentos emergentes.