La transición de invierno a primavera no solo trae consigo la esperanza de días más cálidos y soleados, sino también la necesidad de fortalecer nuestro sistema inmunitario. Este sistema es nuestra defensa principal contra enfermedades causadas por virus, bacterias y otros agentes externos. Sin embargo, diversos factores pueden debilitarlo, como el estrés, la falta de sueño, la contaminación y los cambios estacionales.
Una de las características de estos periodos de cambio de estación es la inestabilidad del clima, con cambios de temperatura inesperados que ponen a prueba nuestra resistencia. Estas oscilaciones pueden hacernos más susceptibles a resfriados y otras enfermedades estacionales. Además, la primavera trae consigo el florecimiento de alergias, con el aumento del polen y otros alérgenos desencadenando síntomas molestos como estornudos y congestión nasal.
En este contexto, mantener un sistema inmunitario fuerte es esencial. Una alimentación equilibrada y adecuada puede proporcionar los nutrientes necesarios para fortalecer nuestras defensas y combatir las amenazas de la temporada primaveral. Y en este desafío, frutas, verduras y plantas pueden convertirse en nuestros principales aliados, junto con otros hábitos de vida saludable como practicar ejercicio regular y disfrutar de un descanso adecuado.
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Espinacas
Aprovechar los beneficios de las espinacas durante la primavera es vital. Las espinacas están cargadas de nutrientes esenciales como la vitamina A, C y K, junto con antioxidantes poderosos que pueden potenciar nuestras defensas naturales contra enfermedades. Además, una de sus grandes ventajas es que conserva muy bien sus propiedades en el tiempo.
Curiosamente, si se consume cocida en vez de cruda, sus hojas aportan el triple de calcio. Incorporar espinacas a nuestra dieta primaveral no solo nos brinda un impulso nutricional, sino que también nos ayuda a combatir los desafíos estacionales de manera más efectiva, preparando nuestro cuerpo para enfrentar los cambios propios de esta época del año.
Naranjas
Las naranjas son una de las frutas estrella del campo español. Junto con otros cítricos son opciones de temporada, que pueden ayudarnos a fortalecer nuestras defensas. Está de más recordar que a las naranjas se les relaciona con la vitamina C, un nutriente esencial para mantener un sistema inmunológico fuerte y resistente.
Pero además, son ricas en otros antioxidantes, como la quercetina, la provitamina A y el ácido fólico. Estos nutrientes también suponen un apoyo para nuestro sistema inmunitario, ya que combaten la oxidación celular y los radicales libres, ayudando a minimizar sus efectos negativos y a mantener un adecuado funcionamiento del sistema inmunitario.
Jengibre
Para afrontar la primavera, el jengibre puede ser un aliado poderoso para fortalecer nuestra salud y enfrentar los desafíos estacionales con vitalidad renovada. Es cierto que no se trata de una fruta ni una verdura, sino de una raíz que ha sido utilizada tanto como condimento y como remedio natural desde tiempos ancestrales.
Con su sabor picante y propiedades medicinales, ofrece una serie de beneficios que se alinean perfectamente con las necesidades de esta etapa a caballo entre dos estaciones. Lo hace mediante el gingerol, uno de sus compuestos con propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, antibacterianas y antivirales.
Bayas
Las pequeñas bayas son un regalo que nos ofrece la naturaleza con increíbles propiedades, como ocurre con los arándanos. En su interior, se esconde un arsenal de antioxidantes, como flavonoides, antocianos, carotenoides y vitamina C, que actúan como guardianes celulares. Estos poderosos aliados protegen nuestro organismo de los radicales libres, moléculas inestables que provocan inflamación, envejecimiento y diversas enfermedades.
Pero, más allá de su acción protectora, los antioxidantes de las bayas fortalecen nuestras defensas estimulando la producción de anticuerpos. Potencian la actividad de células inmunitarias como los linfocitos y los macrófagos, creando una barrera natural contra las infecciones.
Fresas
Las fresas no solo conquistan nuestros sentidos con su sabor dulce y ácido y su aroma irresistible, sino que también son un auténtico escudo para nuestra salud. Aunque mucha gente cree que son bayas, en realidad no es así. Lo que sí es cierto es que se trata de un tesoro natural en miniatura que nos ofrece una gran variedad de beneficios para fortalecer nuestras defensas, comenzando por su contenido en vitamina C, sin olvidar su gran cantidad de antioxidantes, como flavonoides y ácido elágico.
Estos actúan como guardianes, protegiendo nuestras células del daño oxidativo y previniendo enfermedades crónicas como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y el Alzheimer, y fortaleciendo nuestro sistema defensivo para hacerlo más eficaz.