La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en los países occidentales, y España no es la excepción. Aunque su incidencia y prevalencia puedan variar entre poblaciones y razas, este grupo de enfermedades que afectan al corazón y los vasos sanguíneos sigue siendo el primer obstáculo en la búsqueda de una larga y próspera vida, incluso por encima del temido cáncer.
Las estadísticas parecen no mejorar a pesar de las mejoras en tecnología y medicina, en gran parte por la extensión de la alimentación según la 'dieta Occidental', rica en grasas, azúcares y aditivos. Los cambios nos ayudan a reducir significativamente el riesgo cardiovascular, como explica la dietista-nutricionista de cardiología preventiva Michelle Routhenstein a The HuffPost.
Aunque siempre es recomendable realizar actividad física a diario, no es necesario pasar horas en el gimnasio para mejorar la salud general. En el mismo sentido, tampoco hace falta realizar cambios extravagantes en la dieta. Pero sí sería razonable priorizar los alimentos de origen vegetal siempre que sea posible.
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Así mismo, no solo se trata de "añadir" alimentos a la dieta, sino que también de "eliminar" o al menos limitar ciertos alimentos que son especialmente perjudiciales para el corazón. En dicho aspecto, Routhenstein aconseja limitar significativamente el consumo de la típica panceta, también conocida como tocino o bacon.
Si queremos cuidar de nuestro corazón, como explica Routhenstein, hay que guardar la panceta para ocasiones muy puntuales. Y si es posible, eliminarlo totalmente, como hace ella. "La forma en la que se elabora el tocino puede provocar efectos adversos en la salud del corazón. El proceso de curado del tocino con nitrito de sodio, y su elevado contenido en sodio en general, puede elevar la tensión arterial".
Así mismo, prosigue la especialista, "los compuestos formados durante la cocción del tocino, como los hidrocarburos aromáticos policíclicos y las aminas heterocíclicas (HCA), han demostrado contribuir a la inflamación crónica de bajo grado y al daño general de los vasos sanguíneos, aumentando así el riesgo cardiovascular en general".
Pero la panceta no sería el único alimento de origen animal a tener en cuenta. Otros ejemplos son las carnes procesadas en general, y también las carnes rojas. En este aspecto, como ya explicamos en su día en EL ESPAÑOL, cabe recordar que la carne de cerdo también es una carne roja aunque erróneamente se clasifique como blanca.
"Las dietas ricas en carnes rojas, especialmente aquellas altamente procesadas, se han asociado con una mayor incidencia de la obesidad y las enfermedades cardiovasculares, así como a la mortalidad por enfermedad cardiovascular. Los ingredientes usados para elaborar estos alimentos incluyen excesos de sodio y nitritos. De hecho, el tocino es especialmente rico en sal, grasas saturadas, colesterol, hierro hemo y metabolitos como los hidrocarburos aromáticos y las aminas heterocíclicas".
A todo esto cabe añadir otros factores menos conocidos. Como también comentamos anteriormente, un estudio publicado en 2022 en Arteriosclerosis, Thrombosis and Vascular Biology sugirió que las sustancias producidas en el tracto digestivo por parte de la microbiota intestinal tras consumir carne roja también explicarían el mayor riesgo cardiovascular asociado a estos alimentos.
Concretamente, los metabolitos como el TMAO o N-óxido de trimetilamina, producido por las bacterias de la microbiota intestinal tras digerir la carne roja, se habría relacionado con un mayor riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular, enfermedad renal crónica y diabetes.
En ese nuevo estudio además se analizaron otros metabolitos como la gamma-butirobetaína y la crotonobetaína. Y, según los hallazgos del estudio, tanto el consumo de carne roja como de carne roja procesada se relacionaría con un 22% más de riesgo por cada 1,1 ración de carne diaria. Los metabolitos analizados, finalmente, explicarían al menos una décima parte de este riesgo.