Edulcorante.

Edulcorante. Valeria Boltneva Pexels.

Nutrición

El ingrediente común que 'destroza' los intestinos pero se toma a diario en España: los médicos avisan

Cada vez hay más evidencias de que los edulcorantes, pese a no tener calorías, dañan la salud perjudicando la microbiota intestinal.

23 febrero, 2024 11:22

Los edulcorantes acalóricos, sean naturales o artificiales, llevan décadas usándose en la industria alimentaria. Se añaden a multitud de comidas y bebidas procesadas, pero diversos estudios recientes han alzado la voz al respecto. De ser considerados inocuos y recomendables para perder peso por su escasa cantidad de calorías, la realidad ha resultado ser más compleja.

Un estudio publicado en la revista Cell vuelve a alertar de los efectos indeseados que producen estos edulcorantes, centrándose de forma específica en el sorbitol, un alcohol del azúcar usado de forma común en chicles, golosinas y productos sin azúcar. Según la evidencia más reciente, este edulcorante podría dañar la microbiota intestinal incluso a bajas dosis.

Se sabe que los edulcorantes acalóricos tomados en dosis elevadas pueden producir hinchazón, calambres abdominales y diarrea. En pequeñas dosis también pueden producir molestias digestivas en personas que acaban siendo diagnosticadas como "intolerantes" al sorbitol. Este alcohol del azúcar también se encuentra de forma natural en frutas como los albaricoques, manzanas, peras, aguacates y otros alimentos que pueden provocar reacciones en estas personas.

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En este nuevo estudio realizado por los investigadores de la UC Davis en ratones se determinó que la combinación de una dieta rica en grasas y la toma de antibióticos reduciría la cantidad de microorganismos intestinales Clostridium, los cuales pueden descomponer el sorbitol.  En consecuencia, la toma posterior de sorbitol daría lugar a una intolerancia.

"Nuestra investigación sugiere que la degradación microbiana del sorbitol normalmente protege al huésped frente a la intolerancia", explica Jeen-Yon Lee, autor del estudio y asistente del proyecto en el Departamento de Microbiología e Inmunología Médica de la UC Davis. "Sin embargo, el deterioro de la capacidad microbiana para descomponer el sorbitol acabaría causando intolerancia al mismo"

Para el estudio, los investigadores usaron análisis metagenómicos para identificar qué bacterias intestinales poseen genes capaces de producir la enzima que descompone el sorbitol. También identificaron cuáles de esas bacterias intestinales eran abundantes antes, pero desaparecían tras el tratamiento con antibióticos. Este análisis permitió a los investigadores centrarse en los microorganismos de la clase Clostridium, que no necesitan oxígeno para subsistir.

Si a estos ratones se les administraban antibióticos y se les alimentaba con una dieta rica en grasas saturadas, las células que recubrían sus intestinos usaban menos oxígeno. Esto daba lugar a un mayor nivel de oxígeno intestinal, reduciendo la cantidad de Clostridium e impidiendo que el sorbitol se descompusiera.

Posteriormente, los investigadores realizaron varios experimentos para intentar restaurar el microbioma intestinal. En el primero, los ratones fueron alimentados con Anaerostipes caccae, una bacteria intestinal productora de butirato, un ácido graso de cadena corta que se produce como parte del proceso de fermentación normal en el intestino. Este proceso mejora el uso del oxígeno por parte de las células que recubren la pared intestina, lo que reduce los niveles de oxígeno en el intestino grueso o colon.

La regulación de los niveles de oxígeno por parte de Anaerostipes caccae restableció también los niveles normales de Clostridium. Pudieron proteger a los ratones de la diarrea inducida por el sorbitol incluso después de que las bacterias productoras de butirato hubiesen sido eliminadas del sistema digestivo de los ratones.

Según los investigadores, un fármaco usado para tratar las enfermedades inflamatorias intestinales, como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, la mesalazina o 5-aminosalicinato, también podría usarse para tratar la intolerancia a sorbitol en humanos. De hecho, este fármaco funciona de forma similar a las bacterias productoras de butirato, reestableciendo los niveles de oxígeno adecuados para Clostridium.

Para finalizar, este estudio no carece de limitaciones. La principal consiste en que los ratones pueden tolerar niveles de sorbitol mucho más altos que los humanos, dado que poseen un ciego, una bolsa en su sistema digestivo que ralentiza el flujo del contenido intestinal y ayuda a digerir los carbohidratos, algo que puede contribuir a tolerar mejor el sorbitol.