Pescados y marisco de un mercado madrileño.

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Nutrición

Mercurio en el atún de los supermercados de España: el nuevo estudio que pone en alerta a los expertos

Las medidas para reducir el nivel de mercurio en las aguas marinas no han resuelto el problema en los últimos 50 años. 

22 febrero, 2024 02:17

El atún es uno de los pescados más presentes en la alimentación de España. Así lo reflejan los datos: por detrás de otros pescados como la merluza, el salmón o las sardinas, los españos consumieron per cápita cerca de 2,5 kg de atún en 2022, una cifra por encima de la media europea. Destacan en este sentido las conservas que se eriigen como el formato favorito, con un consumo de unos 2 kg por persona, mientras que el atún fresco se mantiene estable en torno a los 0,40 kg.

La importancia del atún va más allá de su sabor y versatilidad, ya que representa un importante valor económico para España. El país es el principal productor y consumidor de atún rojo en Europa, con una captura de 20.000 toneladas. Asimismo, la industria conservera española es la mayor productora de la UE de atún en conserva, con una producción de más de 350.000 toneladas anual.

A pesar de esta popularidad, y de su importancia para el sector pesquero y conservero, se trata de un alimento rodeado por la polémica. Uno de los motivos es que se trata de uno de los pescados que contienen una mayor proporción de mercurio. Una afirmación correcta, tal y como demuestran diversas investigaciones. 

Proteínas pero con riesgo

Este pescado rico en proteínas puede acumular altos niveles de metilmercurio al alimentarse de presas contaminadas, como peces más pequeños o crustáceos. Un hecho que produce preocupación, ya que este metal pesado es un contaminante peligroso que afecta la salud humana, particularmente en el desarrollo neurológico de los niños y fetos.

La preocupación causada por el mercurio ha dado lugar a proyectos dirigidos a reducir sus emisiones al medio ambiente. Sin embargo, un estudio publicado en Environmental Science & Technology Letters revela que los niveles de mercurio en el atún no han mostrado cambios significativos desde 1971. Esto plantea preocupaciones sobre la efectividad de las medidas tomadas en los últimos años para controlar la contaminación por este metal y proteger la salud pública.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores liderados por Anne Lorrain, Anaïs Médieu y David Point analizaron datos de casi 3.000 muestras de músculo de atún capturadas en los océanos Pacífico, Atlántico e Índico durante un período de 50 años. Se centraron en tres especies de atún tropical: barrilete, patudo y aleta amarilla, que representan la gran mayoría de las capturas mundiales de atún.

Medio siglo sin avances

Después de estandarizar los datos para permitir la comparación a lo largo de décadas y regiones, los investigadores observaron concentraciones estables de 1971 a 2022, excepto por un aumento en el noroeste del Océano Pacífico a finales de la década de 1990. Paradójicamente, el mercurio atmosférico disminuyó en esa época a nivel mundial.  El equipo plantea que los niveles estáticos en el atún pueden ser causados por la mezcla ascendente de mercurio "heredado" desde las profundidades del océano hacia las profundidades más someras donde vive el atún tropical. 

Sobre esto último alerta Joan Grimalt, profesor de investigación del departamento de Química Medioambiental en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC). "El mar tiene una gran capacidad de almacenamiento de contaminación, por ello, podemos utilizarlo de vertedero sin que a priori se note mucho. Sin embargo, precisamente por la gran cantidad de contaminantes que puede almacenar, cuando queremos volver atrás, ello no es tan simple", ha señalado declaraciones recogidas por Science Media Centre.

Potenciales problemas de salud

El mercurio de los pescados representa un riesgo considerable para la salud si se consume en cantidades excesivas. La ingestión frecuente de atún y otros peces con altos niveles de mercurio puede ocasionar daños neurológicos, especialmente en mujeres embarazadas, fetos, bebés y niños pequeños. Este metal puede interferir con el desarrollo del sistema nervioso central en los niños, lo que resulta en posibles retrasos en su crecimiento, problemas de aprendizaje y de conducta.

Los adultos también enfrentan consecuencias adversas por el consumo excesivo de mercurio. Entre ellas, encontramos problemas neurológicos como trastornos del sueñodificultades de memoria y concentración. Además, también puede afectar otros sistemas del cuerpo, sin olvidar posibles problemas cardiovasculares, como hipertensión arterial y enfermedades cardíacas y efectos en el sistema renal. 

Con estos datos, aunque el atún es una rica fuente de ácidos grasos omega-3 beneficiosos para la salud, se deben sopesar estos beneficios con los riesgos asociados al mercurio, sobre todo a determinados sectores de población. En esta línea, organismos como la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA)  o la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en Estados Unidos ofrecen pautas y recomendaciones sobre el consumo seguro de pescados y mariscos.