Durante muchos años los frutos secos se han visto como potenciales colaboradores en la ganancia de peso en forma de grasa. El problema es que de consumo suele darse en formato frito, salado y en general, procesado. Lo ideal sería tomarlos crudos o como máximo tostados para aprovechar al máximo sus beneficios sin añadir calorías excesivas e insanas.
La realidad es que el consumo de frutos secos no hace ganar peso, sino al revés, como demuestra un reciente trabajo publicado en la revista Nutrients. En concreto, los pistachos serían uno de los frutos secos más aconsejables. Actualmente se aconseja consumir alrededor de 30 gramos de frutos secos de forma diaria.
Además, los pistachos aportan una importante cantidad de minerales como el calcio: 180 mg por cada 100 g, más que los 125 de la leche. También aporta ácidos grasos omega-3, que tienen un papel importante en el mantenimiento de la salud general del corazón, el cerebro y los ojos. De igual modo, estas grasas pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, hipertensión y algunos tipos de cáncer.
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Ya en estudios previos se habría sugerido que hasta el 87% de los estadounidenses asocia el consumo de frutos secos con un aumento de peso por su densidad calórica en forma de grasa. Eso a pesar de todos los conocidos beneficios asociados al consumo de frutos secos y a los conocidos nutrientes que contienen los pistachos.
Estos temores infundados son especialmente problemáticos en algunos grupos poblacionales, como los adultos jóvenes de entre 20 y 30 años, un rango de edad en el cual ya existe un significativo riesgo de sufrir obesidad abdominal y acabar desarrollando síndrome metabólico. Se calcula que hasta el 21.3% de este grupo de edad sufren este síndrome actualmente.
En este nuevo estudio, los investigadores del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, dirigidos por la Dra. Heidi J. Silver, llevaron a cabo un ensayo clínico con 84 adultos de entre 22 y 36 años. Tenían al menos un factor de riesgo de síndrome metabólico: hipertensión arterial, glucosa sanguínea elevada, exceso de grasa en la cintura abdominal o alteración del colesterol o triglicéridos en sangre.
Los participantes tomaron o bien un snack de 30 gramos de pistachos, o bien 30 gramos de un snack rico en carbohidratos equivalente en calorías a la misma cantidad en frutos secos, dos veces al día durante 16 semanas. Se solicitó a los participantes que no hicieran ningún cambio en su dieta previa o en su estilo de vida.
Según los resultados, aquellos que consumieron pistachos y otros frutos secos dos veces al día obtuvieron una reducción del riesgo de sufrir síndrome metabólico de hasta un 67% en el caso de las mujeres y de un 42% en el caso de los hombres.
Además, se corroboró que aquellos participantes que consumieron dos porciones de 30 gramos de frutos secos al día no experimentaron cambios a nivel de su ingesta energética general ni en su peso corporal, a pesar de estar sumando alrededor de un 15-20% de calorías a través de los frutos secos.
Por otro lado, las mujeres que participaron en el estudio también obtuvieron una reducción de la grasa de su cintura abdominal. Los hombres, por su parte, redujeron sus niveles de insulina sanguínea. Ambos factores se relacionan con un aumento de riesgo de sufrir diabetes o enfermedad cardíaca.
Así mismo, también se comprobó que los participantes que tomaban frutos secos eran capaces de 'quemar' mejor la grasa para obtener energía de forma más eficiente. Esto podría explicar, según los investigadores, que el hecho de que consumir más pistachos u otros frutos secos no aumente el peso ni la grasa corporal.