El ácido láctico ha sido considerado durante décadas como el principal sospechoso tras eel dolor muscular sufrido tras los entrenamientos, las conocidas como "agujetas". Esta dolencia no es más que un signo de que hemos entrenado de más y el organismo se está adaptando, o que ha pasado un tiempo desde el último entrenamiento y nos hemos desacostumbrado.
Sea como fuere, el ácido láctico no tiene nada que ver con este dolor muscular, y su acumulación no es la que produciría las famosas agujetas. La realidad es muy diferente, y más compleja de lo que se creía. Las células de los músculos producen lactato y no ácido láctico. Y este proceso en realidad se opone a la acumulación de ácido a nivel muscular y sanguíneo.
Sin embargo, la inercia ha dado lugar a que se sigua usando erróneamente el término "ácido láctico" en relación a los esfuerzos físicos. El lactato en realidad no produce perjuicios a nivel muscular durante el ejercicio; de hecho las consecuencias serían peores sin su presencia.
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Cuando se hace deporte, se producen muchas reacciones químicas. Todas esas reacciones acumulan productos y subproductos que dan lugar a una entrada de agua entre las células músculares, aumentando la presión en su interior y entre ellas.
Esta nueva presión, combinada con el movimiento de las moléculas de las células , puede estimular las terminaciones nerviosas y causar malestar durante el ejercicio. Este dolor e incomodidad puede durar horas o días, dependiendo del tipo y la cantidad de ejercicio realidazado.
Además, realizar ejercicio de mayor intensidad o diferente al habitual puede provocar daños microscópicos o microroturas musculares a nivel de sus conexiones con los tendones. Este daño provoca la liberación de iones y otras moléculas musculares, dando lugar a hinchazón localizada y estimulación de las terminaciones nerviosas.
Este dolor muscular también se conoce como "dolor muscular de aparición tardía" o DOMS. Aunque el daño ocurra durante el ejercicio, la respuesta resultante a la lesión se desarrolla durante las siguientes 24-48h, o incluso más si el daño es intenso. Esto puede dar lugar a dolor y dificultad para el movimiento normal. Lo que comúnmente se conoce como "agujetas".
La evidencia científica es clara al respecto: la molestia o dolor muscular de aparición tardía no tiene nada que ver ni con el lactato ni con el ácido láctico. Además, se sabe que los músculos se adaptan rápidamente a este daño y actividad que, en primera instancia, causa molestias.
Si no pasa demasiado tiempo (menos de dos semanas) antes de volver a realizar el mismo ejercicio, lo normal es que dicha actividad cause mucho menos daño e incomodidad, y mayores adaptaciones. Eso sí, si el objetivo es hacer una larga caminata o carrera, es aconsejable ser realista y entrenar previamente durante un tiempo razonable. Este entrenamiento gradual previo dará lugar a las adaptaciones musculares necesarias que podrán prevenir el dolor muscular de aparición tardía.