Las semillas de chía -pequeñas, redondas y pueden ser negras, marrones y blancas- tienen un alto contenido en fibra, grasas saludables y proteínas. En los últimos años, además, ha aumentado la demanda mundial de los llamados "cultivos huérfanos" ricos en nutrientes como la chía, el mijo y el ñame. Pueden crecer en tierras marginales inadecuadas para muchos otros cereales, una baza importante de cara mitigar el cambio climático.
Las proteínas de las semillas de chía pueden ayudar a tratar el cáncer y la hipertensión, un efecto funcional potenciado por sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antimicrobianas. Las semillas remojadas en agua forman un gel que actúa como modificador de la textura, emulsionante, gelificante y agente encapsulante que se ha vuelto muy popular para recetas y productos de belleza.
Según investigaciones realizadas en los últimos años, los ácidos grasos poliinsaturados presentes en la chía mejoran la salud cardiovascular y el colesterol y tienen propiedades anticancerígenas. Su alto contenido en fibra ayuda a estabilizar los niveles de glucosa en sangre en pacientes con diabetes de tipo 2, y ayuda a las personas con enfermedades relacionadas con el tracto gastrointestinal.
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Ahora, científicos de la Universidad Estatal de Oregón (Estados Unidos) han secuenciado el genoma de la chía como modelo para futuras investigaciones que aprovechen sus beneficios nutricionales y para la salud humana. En el trabajo, que recoge Europa Press, los investigadores identifican genes asociados a la mejora de la nutrición y propiedades farmacológicas que estarían detrás de este efecto contra el cáncer y la hipertensión arterial.
"Esta investigación abre la posibilidad de estudiar la semilla de chía desde el punto de vista de la mejora de la salud humana y profundizar en el conocimiento de todos los beneficios nutricionales de la chía", afirma Pankaj Jaiswal, profesor del Departamento de Botánica y Patología Vegetal de la Facultad de Ciencias Agrícolas del Estado de Oregón.
La chía se considera un 'cultivo huérfano' o menor que tradicionalmente no ha recibido la atención de los científicos como el arroz, el trigo y el maíz, todos los cuales contribuyeron a la Revolución Verde del siglo pasado que mitigó el hambre en el mundo y salvó millones de vidas.
"Hemos llegado a un punto en el que la seguridad alimentaria y nutricional a largo plazo exige diversificar la dieta humana mediante el cultivo y la mejora genética de los llamados cultivos menores, ricos en nutrientes, como la chía", señala Sushma Naithani, profesora asociada e investigadora principal del Departamento de Botánica y Patología Vegetal.
Además, este último artículo identifica genes y marcadores genéticos en la chía que podrían ayudar a los investigadores agrícolas a cultivar la planta para amplificar rasgos valiosos para la salud humana. Se han hallado 29 genes implicados en la biosíntesis de ácidos grasos poliinsaturados y 93 genes que contribuyen a la propiedad gelificante de las semillas de chía, explicó el primer autor, Parul Gupta, investigador asociado del laboratorio de Jaiswal.
También hallaron 2.707 genes altamente expresados en la semilla que probablemente generen pequeños péptidos bioactivos derivados de proteínas. Cuando la proteína de la semilla se digiere en el tracto intestinal, se liberan y se absorben en el organismo, ayudando a aliviar afecciones humanas como la diabetes de tipo 2 y la hipertensión.