El consumo de refrescos light o 'zero' se ha puesto muy de moda en la última década, sobre todo como forma alternativa a las típicas bebidas azucaradas que aún hoy en día saturan gran parte de los estantes de los supermercados. Si bien es cierto que estas bebidas suelen ser acalóricas, o extremadamente bajas en calorías, como contraposición sí están saturadas de edulcorantes. Y eso no es inocuo.
De hecho, como comenta Ester Bloom en el medio CNBC, el consumo de estas bebidas de forma continuada no solo no es inocuo, sino que puede hacer un flaco favor para nuestro cerebro. Bloom, tras 25 años, dejó de beber bebidas light.
En este caso Bloom explica al medio CNBC que empezó a consumir bebidas light en la adolescencia, y no fue hasta los 40 años cuando se replanteó la necesidad de cesar su consumo. Tras 25 años, dejó de consumir bebidas light, y tras el paso de un año no notó nada diferente. Pero consultó a profesionales, como la nutricionista Michiko Tomioka, nutricionista y experta en longevidad, y a Uma Naidoo, psiquiatra nutricional de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard. Y ambas conciden en afirmar que Bloom "le hizo un favor a su cuerpo y a su cerebro".
[El drama de los edulcorantes 'cero calorías': "Pueden hacer más daño que bien"]
Como comenta Naidoo, cesar el consumo de bebidas 'zero calorías' pero altamente edulcoradas implica mejorar sistemas como el sentido del gusto: ya no estamos engañando al paladar con oleadas químicas de azúcar falso, dado que este tipo de bebidas están "hiperendulzadas" de forma artificial, lo cual activa sobremanera las papilas gustativas y colabora en efectos nocivos como los antojos.
"Este engaño no es bueno para el organismo ni para la mente. La ansiedad también se ha asociado con los edulcorantes, los cuales pueden alterar el microbioma intestinal" según explica Naidoo. "La salud intestinal está relacionada con la salud cerebral. Una vez alteramos el intestino, el cerebro también se ve afectado".
Naidoo en este caso, como también recomienda en su libro "This is Your Brain on Food", aconseja consumir pequeñas cantidades de miel o dátiles, dado que estos al menos "tienen algunos nutrientes" y no son algo artificial como la mayoría de los edulcorantes usados en la industria alimentaria.
Así mismo, más allá de contribuir a reducir la ansiedad, cesar el consumo de edulcorantes también podría relacionarse con otros beneficios poco visibles para la salud. Como comenta Tomioka, "después de dejar los edulcorantes, bebes más café y más agua. El agua es la mejor bebida del mundo". En este caso la nutricionista se refiere al hecho de que el agua sí ha demostrado ayudar al metabolismo, mientras que los refrescos light no. De hecho, el consumo de cualquier tipo de refresco de forma continuada, sea light o no, se ha relacionado con aumentos de peso. El aspartamo, por ejemplo, se habría relacionado con acúmulos de grasa visceral, según Naidoo.
Así mismo, el consumo de edulcorantes de forma mantenida y continuada también se habría relacionado con una mayor resistencia a la insulina, lo que en última instancia aumenta el riesgo de sufrir diabetes tipo 2. Por su parte, el consumo de edulcorantes de forma continuada se habría relacionado con otros problemas, como los daños en el esmalte dental a cargo del ácido fosfórico que contienen algunos de ellos. E incluso se habrían relaciono con un mayor riesgo de desmineralización osea y osteoporosis, según los estudios.
Como último beneficio, la misma Ester Bloom comenta que no solo cree que haber dejado de consumir refrescos light la mantendrá alejada de enfermedades como la diabetes o la osteoporosis, sino que haber dejado este tipo de bebidas puede haber mejorado su cerebro y su potencial cognitivo, como explica ella misma, tras 25 años. Además, se ha demostrado a sí misma que es capaz de tener voluntad para no seguir consumiendo este tipo de refrescos, y también que es posible cambiar hábitos significativamente arraigados incluso tras el paso de varias décadas.