El perejil es mucho más que un adorno para tus platos. Puede que no tenga tanto sabor como otras hierbas aromáticas de tu despensa, pero si miras en su interior encontrarás un montón de cualidades beneficiosas para tu salud. Esta planta es típica de la zona del Mediterráneo y uno de sus grandes embajadores en nuestra cocina es el cocinero vasco Karlos Arguiñano, conocido por rematar todos sus platos con una ramita fresca. Y es que una de las muchas cosas buenas del perejil es que pega con casi todo.
Si antes de ponerte a devorar tu plato de comida coges el perejil con dos dedos y lo dejas sobre el borde del plato, piénsatelo dos veces. Este ingrediente sí que contiene nutrientes y, por suerte, todos son saludables e interesantes. Tal y como explica la Fundación Española de la Nutrición (FEN), el perejil es una fuente de proteínas vegetales, fibra, calcio, hierro, potasio, vitamina A, folatos, tiamina, flavonoides, miristicina y apiol. Si tenemos en cuenta las pocas calorías que aporta el perejil, se trata de un alimento con una alta densidad nutricional.
De todas formas, este alimento presenta dos problemas: el primero es que ponemos una proporción muy escasa en nuestros platos y el segundo, que la mayoría de nosotros compramos en el supermercado el que viene seco y en bote: "El perejil fresco tiene muchas más propiedades y sabor que el seco. De hecho, pierde fácilmente sus propiedades. Se aconseja, por ello, en caso de disponer de perejil fresco, su congelación para conservar las propiedades nutritivas del mismo", explica la FEN.
Vitamina C
En el perejil fresco también encontraremos una de las vitaminas que más nos suena: la C. Esta vitamina tan apreciada cada vez que pillamos un catarro y que sabemos que se encuentra en las frutas cítricas es, sin embargo, más abundante en esta hierba verde que solemos hacer de menos. Para ser más exactos, el perejil contiene 133 miligramos de vitamina C en cada 100 gramos de alimento; la naranja, que es la que arrastra la fama de ser la más rica en esta vitamina, sólo tiene 53 miligramos en el mismo peso.
Es decir, que el perejil tiene casi tres veces más cantidad de esta vitamina, pero ¿para qué sirve? Esta vitamina, probablemente por ser tan popular, arrastra un montón de mitos sobre sus efectos. En realidad, contribuye a que produzcamos colágeno de manera normal, que es fundamental para el funcionamiento de vasos sanguíneos, huesos, cartílagos, encías, dientes y, por supuesto, piel. Pero, además, también es una sustancia antioxidante, que protege las células, y mantiene la salud del sistema nervioso.
[Esto es lo que le pasa a tu cuerpo si tomas perejil a diario]
"La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) reconoce el papel fundamental de la vitamina C en la reducción del cansancio y la fatiga. Además, contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario, especialmente durante y después del ejercicio físico intenso, siempre que se consuman 200 miligramos de vitamina C al día en adición a la ingesta recomendada. A partir de los 18 años, la EFSA aconseja una cantidad diaria de 110 miligramos para los hombres y 95 miligramos para las mujeres", explica este artículo de EL ESPAÑOL.
Mitos y verdades
Pero, ¿es cierto que cura el resfriado? Por desgracia, se trata de un mito muy extendido y es que, después de la realización de estudios en este sentido, la página Cochrane ha sentenciado: "El fracaso de los suplementos de vitamina C para reducir la incidencia de resfriados en la población general indica que tomarlos de manera rutinaria no está justificada". Este mito proviene de nada menos que un premio Nobel de Química: Linus Pauling. En 1970 publicó su libro La vitamina C y el resfriado común, pero con el tiempo sus tesis han sido superadas.
Sin embargo, la vitamina C sí que tiene otros efectos sorprendentes y es que ayuda a que absorbamos más cantidad de hierro de nuestras comidas. "El cuerpo utiliza el hierro para fabricar la hemoglobina, una proteína de los glóbulos rojos que transporta el oxígeno de los pulmones a distintas partes del cuerpo, además de la mioglobina, una proteína que suministra oxígeno a los músculos. El cuerpo también necesita hierro para fabricar las hormonas y el tejido conectivo", explican los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) que también reconocen su papel en la formación de hormonas.
El hierro puede proceder de fuentes animales, pero también vegetales. Todos hemos escuchado eso de que las lentejas están repletas de este mineral, pero en realidad el cuerpo absorbe una cantidad muy pequeña de él. Esto pasa porque, mientras la molécula de hierro de la carne está protegida dentro de la partícula de la hemoglobina, el hierro de los vegetales está más expuesto a agentes en el sistema digestivo que lo anulan. La vitamina C, en este sentido, protege a este hierro y ayuda a que se absorba más cantidad. Por eso, se recomienda tomar cítricos junto a un plato de lentejas.