Pimientos hay muchos: el de padrón, la ñora, el de piquillo, el de morrón, el jalapeño… Y el pimiento choricero, del hablaremos a continuación. Una buena forma es imaginando que nos encontramos en un viaje culinario por el que cruzamos océanos y continentes. Originario de tierras americanas -en concreto, Perú, Bolivia y México-, dio el salto al Viejo Mundo hace ya algunos siglos. Aquí, se convirtió en un verdadero tesoro gastronómico, sobre todo en el País Vasco. Es una de las estrellas de su cocina, especialmente en Vizcaya.
El apodo de choricero viene porque se utilizaba para dar sabor a los chorizos. Pero su verdadero nombre es Capsicum annuum, y para conseguir los mejores ejemplares se debe seguir un procedimiento que en Euskadi se sigue al pie de la letra. Su historia comienza con su plantación en primavera, entre abril y mayo. Con la llegada del otoño, estos pimientos dejan atrás el verde y pasan a ser rojos mientras maduran en la mata hasta que llega el momento justo de recolectarlos.
Una vez dados estos pasos, es la hora de secarlos. Todavía hoy se utiliza un método tradicional que consiste en colgarlos en ristras en las fachadas a cubierto de la lluvia o también en las cocinas. Cuando llega el momento propicio, pasan a convertirse en el ingrediente preciso con el que se elaborarán platos de carne, pescado y verduras, y algunas salsas icónicas como el bacalao a la vizcaína, el sukalki, el marmitako o las patatas a la riojana. De entre los mejores, se elegirán algunas semillas para ser plantadas el siguiente año.
[El 'superalimento' oculto de la huerta catalana: bajo en calorías, antioxidante y aleja el cáncer]
Valores nutricionales
Por cada 100 gramos de carne de pimiento choricero encontramos los siguientes valores: 158 calorías, 1 g de grasas (de las cuales 0,3 g de grasas saturadas), 4 g de carbohidratos (de los cuales 2,2 g de azúcares), 3,4 g de fibra, 1,5 g de proteínas y 0,04 g de sal. Destaca, por tanto, el alto contenido de fibra y su modesta cantidad de grasas, de modo que es un aliado perfecto para aquellos que buscan opciones saludables sin renunciar al sabor.
Además, es rico en vitamina C: los pimientos rojos contienen más de 100 miligramos de esta sustancia por cada 100 gramos, en comparación con los 50 de la misma cantidad de naranja. También aportar vitaminas E, A, y nutrientes del grupo de las vitaminas B. En cuanto a minerales, se puede remarcar su aporte de fósforo, magnesio, potasio y calcio. Todo ello, por supuesto, con muy pocas calorías
A partir de estas cifras, lo primero que podemos afirmar es que es muy útil para ayudar en las dietas diuréticas. Si estás buscando eliminar líquidos y sentirte más ligero, este pimiento se convierte en tu aliado perfecto. Junto con ello, gracias a esas interesantes cantidades de minerales, genera un impacto positivo en la salud ósea, muscular y cardiovascular.
Además, es una importante fuente natural de antioxidantes que ayuda a proteger a nuestro organismo de múltiples enfermedades y dolencias. Esto lo debemos a carotenos y betacarotenos, compuestos antiinflamatorios que está presente en este pimiento. Estos ayudan a combatir los radicales libres, culpables de enfermedades como artritis, alzhéimer, párkinson, diabetes y enfermedades hepáticas y cardiacas.
Por último, recordemos que los pimientos choriceros son ricos en vitaminas. Entre ellas, la gran protagonista es la vitamina C, un nutriente esencial para la salud de la piel por su papel en la producción de colágeno, que es una proteína que ayuda a mantener la piel joven y saludable. Pero no solo eso: también mejora la inmunidad de nuestro organismo al ayudar a las células del cuerpo a combatir las infecciones.