Los japoneses son una de las sociedades más longevas del planeta, contando con una de las pocas 'zonas azules' en las que se concentran más centenarios y supercentenarios del mundo, la isla de Okinawa. La gastronomía japonesa, tan popular y apreciada, es solo una parte de los múltiples factores saludables que contribuye a que vivan muchos años con salud. Y sus platos más populares en occidente, como el sushi y el maki, no son forzosamente los más saludables que ha dado su tradición culinaria.
Así, los platos a base de soja y soja fermentada, del tofu al tempeh, han ido ganando popularidad en una época en la que se buscan sustitutos vegetales a la carne, ricos en proteínas y bajos en grasas saturadas. Sin embargo, hay un plato que cuesta mucho más encontrar fuera de Japón, y cuyo aspecto, sabor y olor hacen difícil de presentar a quienes no están acostumbrados. Se trata del natto, que se toma tradicionalmente como desayuno en tierras niponas.
El natto, como explicamos en otro artículo, tiene "aspecto gelatinoso y un fuerte olor a amoníaco. Por muy raro que luzca, se trata de soja fermentada cuyo aspecto es similar al de semillas rodeadas de moco". Sin embargo, hasta el 63% de los japoneses lo tomarían habitualmente según una encuesta. Como no es especialmente palatable, se consume acompañado de arroz, huevo y en ocasiones, cebolleta. En los bares de sushi, finalmente, se puede encontrar el nattō temaki zushi, con natto y arroz envueltos en alga nori.
[¿Por qué los japoneses tienen una esperanza de vida tan alta? El secreto de la longevidad nipona]
Los beneficios del natto para llevar una vida larga y saludable pasan por su aporte de nutrientes como hierro, grasas no saturadas y fibra dietética. Su consumo ayuda a reducir la presión arterial y el riesgo de sufrir diabetes tipo 2. Una porción, que ronda los 40 o 50 gramos, tiene los mismos niveles de vitamina K que la cantidad diaria establecida por el gobierno japonés para ayudar a prevenir la osteoporosis. También contiene vitamina B6 y vitamina E, que estimula la renovación celular y retarda el envejecimiento de la piel.
El natto también contiene 18 tipos de aminoácidos, entre los que se incluyen los aminoácidos esenciales (histidina, isoleucina, leucina, lisina, metionina, fenilalanina, treonina, triptófano y valina). Es una excelente fuente de proteína vegetal, magnesio y calcio, con propiedades probióticas que benefician el microbioma del intestino. Y, finalmente, encierra la enzima nattokinasa, vinculada a efectos anticoagulantes y cardioprotectores.
Natto y longevidad
Para elaborar el natto, las judías de soja se cuecen o hierven primero, y se dejan fermentar después con una bacteria llamada Bacillus subtilis var. natto. Este microorganismo, cuya cepa principal en Japón es la Miyagino, se encuentra en el suelo y las plantas, pero también en el microbioma intestinal de animales y seres humanos. Su suplementación en la dieta puede ayudar a alargar la vida, según un nuevo trabajo publicado en la revista Journal of Applied Microbiology.
El equipo de Eriko Kage-Nakadai, de la Escuela de Graduados en Vida Humana y Ecología de la Universidad Metropolitana de Osaka (Japón), ha observado los efectos del consumo de Bacillus subtilis var. natto en la esperanza de vida de unos gusanos de la especie Caenorhabditis elegans. Los insectos que fueron alimentados con la bacteria propia a la fermentación del natto vivieron considerablemente más que aquellos del grupo de control.
Además, los investigadores determinaron que este consumo activaba dos vías de señalización, la p38 MAPK (proteínas quinasas p38 activadas por mitógenos) y la IGF-1 (factor de crecimiento similar a la insulina 1), involucradas tanto en la esperanza de vida como con la inmunidad natural del organismo. También examinaron la tolerancia al estrés, un factor relacionado con la prolongación de la vida, y comprobaron que los gusanos alimentados con la bacteria reaccionaban mejor ante la luz ultravioleta.
"Por primera vez hemos conseguido demostrar la posibilidad de la extensión de la vida mediante el consumo de Bacillus subtilis var. natto", valora el profesor Nakadai. "Ahora esperamos pasar del Caenorhabditis a los mamíferos, y los estudios epidemiológicos nos podrán decir si se puede aplicar esta investigación a los seres humanos, para contribuir a una sociedad que viva más años con buena salud".