El zumo de naranja se sigue identificando como un extra saludable de los desayunos por su asociación con la naranja. Sin embargo, este cóctel azucarado está más cerca de una gominola que de un alimento sano. La naranja es una de las frutas más consumidas en España, como postre, complemento, desayuno o tentempié. Sin embargo, hay una diferencia enorme entre una pieza de fruta entera y su versión exprimida.
"Efectivamente, comer naranja es un hábito saludable, sin embargo, su zumo carece de una de las ventajas que sí aporta su versión entera, la fibra. Ésta no sólo concentra el mayor número de nutrientes, sino que es beneficiosa para el sistema digestivo, previene los picos de azúcar y ralentiza la digestión, por lo que a larga reduce el riesgo de padecer diabetes tipo 2", explica José Gallardo, dietista-nutricionista.
Así, el experto sentencia con rotundidad: "Sin embargo, su zumo es casi agua con azúcar. La cantidad de vitaminas que puede portar no compensa la cantidad de azúcar que supone su consumo".
Esto es una realidad constatada por diferentes estudios que no sólo vinculan la ingesta de bebidas azucaras (entre las que se encuentran los zumos) con la obesidad y la diabetes tipo 2, sino que también lo asocian con el cáncer. En 2019, un estudio francés publicado en The BMJ evidenciaba esta relación.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores han tenido en cuenta datos de más de 100.000 participantes. Como constatan el problema no está en el alimento, en este caso la naranja, sino que el azúcar que contiene.
Distintos estudios posteriores han profundizado en esta evidencia, como el llevado a cabo por científicos japoneses, cuyas conclusiones se publicaron en 2021. En esta ocasión, en consumo de bebidas azucaras se asocia con un aumento del riesgo de padecer cáncer de riñón y vejiga en adultos.
La razón principal parece ser la siguiente: "El alto contenido de fructosa de las bebidas azucaradas se ha asociado con la hiperuricemia posprandial, que a su vez contribuye a la disminución de la función renal". Una conclusión extraída tras un estudio con más de un millón de participantes de 40 años o más, que demostró una relación entre la función renal reducida y el riesgo de cáncer de riñón.
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Un factor que se une a los demostrados anteriormente: el hecho de que este tipo de bebidas están asociadas con diabetes, hipertensión y obesidad, que también son factores de riesgo conocidos para el cáncer de riñón.
En 2022, otro análisis vinculó el consumo de alimentos procesados, entre los que se incluyeron las bebidas azucaradas a base de leche y frutas, con el riesgo de cáncer colorrectal. Los científicos encontraron una asociación positiva entre el consumo de alimentos ultraprocesados y el riesgo de padecer este tumor en hombres.
Entre los subgrupos de estos alimentos, observaron una asociación positiva con el cáncer colorrectal por un mayor consumo de carnes y marisco, además de productos preparados y bebidas azucaradas. Como extra, encontraron una asociación inversa, es decir, un descenso del riesgo de padecer cáncer, en el caso de las mujeres cuya dieta contenía yogur y lácteos.