En cuestión de nutrición, hay muchos falsos mitos que relacionan un alimento con la etiqueta de saludable. Estas falsas creencias se mantienen en el tiempo y, en ocasiones, implican a que adoptemos rutinas alimenticias que puedes estar afectando a nuestra salud e, incluso, nuestro sistema inmune.
Las barritas de cereales, por ejemplo son uno de esos productos que tienen fama de saludables. Este producto siempre va ligado a deportistas y a una vida activa, además también se relacionan con las dietas de adelgazamiento. Sin embargo, muchas marcas de barritas de cereales no presentan un producto que pudiera ganarse la etiqueta de saludable.
Es cierto que este preparado es rico en carbohidratos debido a los cereales que contiene y que también pueden aportar grasas saludables gracias a los frutos secos. Sin embargo, cuenta con un componente que puede afectar directamente al sistema inmune y debilitarlo, las grasas trans. Existen distintas evidencias científicas que avalan la relación entre las grasas trans y el debilitamiento del sistema inmune.
Amplia evidencia
Por ejemplo, un estudio realizado sobre 59.000 participantes reveló que existe una pequeña, pero potencial reducción del riesgo cardiovascular, si se reduce la ingesta de grasas saturadas. Además, también encontró que reemplazar las grasas saturadas por poliinsaturadas es una buena estrategia para lograr dicha reducción.
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También existe evidencia de que tanto los hidratos de carbono simples (azúcares) como los ácidos grasos saturados tienen un efecto proinflamatorio en el cuerpo, una circunstancia que tiene una relación directa con un sistema inmune debilitado, como revelan distintas investigaciones.
"Como ocurre con otros preparados, consumir habitualmente barritas energéticas o de cereales no es aconsejable, pero tampoco hay que preocuparse si se hace ocasionalmente. Yo marcaría un mínimo en cuanto a los valores nutricionales que le exigiría a una barrita energética. Por ejemplo, que contengan menos de tres gramos de grasas saturadas y como mínimo cuatro gramos de fibra", explica Concepción Martínez, dietista-nutricionista.
"Si se echa un vistazo a su valor nutricional, más de la mitad de sus componentes son glucosa y otros azúcares. Más que alimentos saludables, son golosinas disfrazadas", añade la experta. Según una investigación publicada en Nature, una dieta rica en fructosa puede dificultar la función inmunitaria. Por lo que, además de las grasas trans, el contenido de azúcar de estas barritas tiene un impacto directo negativo sobre el sistema inmune.
Leches vegetales comerciales
Las leches comerciales también están vinculadas con hábitos de vida saludables, siendo una alternativa perfecta para los que no puedan o no deseen consumir leches de animales. A primera vista, pueden parecer más sanas, siempre y cuando estén compuestas sólo del producto exprimido, algo que no ocurre en el 100% de los casos.
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Muchas leches vegetales suelen contener hasta un máximo de un 20% de elemento vegetal, teniendo como primer ingrediente en su composición el agua y, después, el azúcar. Como hemos explicado en el caso de las barritas de cereales, existen varios análisis e investigaciones científicas que avalan esta relación negativa.
Zumos industriales
El zumo de naranja y, en general, los zumos de frutas, siempre han tenido fama de saludables y de proteger el sistema inmune gracias a su contenido en vitamina C. Sin embargo, comparando la cantidad de esta vitamina que tiene un zumo de naranja, 15 miligramos por 100 gramos, frente a la cantidad presente en la fruta cruda y entera, 53,2 mg, el zumo queda a la altura de un refresco.
Además, el problema de este alimento es la cantidad de azúcar sin fibra que contiene. En el caso de la pieza de fruta, la fibra evita que haya picos de azúcar en sangre, sin embargo, ese proceso no se produce con los zumos de fruta, que terminan convirtiéndose en un concentrado de azúcares. Asimismo, algunas marcas les añaden aún más azúcar durante el preparado.
Ensalada de pasta
La ensalada de pasta es otro preparado que disfruta de la fama de saludable. Sin embargo, algunos de sus componentes afectan de forma negativa al sistema inmune. La clave está en la pasta, que en las ensaladas ya preparadas suele estar elaborada con harinas refinadas en vez de integrales.
El problema de esta harina es que los cereales que se emplean para su elaboración han sido desprendidos del germen y el salvado, que además de contener nutrientes es la mayor parte de la fibra del cereal. Esto convierte a la harina resultante en un producto pobre, nutricionalmente hablando, con un alto índice glucémico que se vincula con una mayor probabilidad de padecer diabetes tipo 2.
Además, la ingesta de alimentos refinados puede causar un desequilibrio en el microbioma intestinal, lo que tendría un impacto negativo directo sobre el sistema inmune.