La gastronomía de España cuenta con gran cantidad de encurtidos, que tomamos como aperitivo o como ingrediente para las recetas. Aceitunas, pepinillos en vinagre, guindillas, berenjenas de Almagro… y alcaparras. Estas son el capullo floral de una planta también conocida con el mismo nombre de alcaparra (Capparis spinosa) y son pequeñas, verdes, carnosas y con un sabor ligeramente amargo.
Una de sus principales características es su capacidad para potenciar el sabor de otros ingredientes. Casa muy bien con otros ingredientes salados, tomates, espárragos y carnes rojas. También se puede utilizar para elaborar salsas con las que acompañar las pastas, como la puttanesca.
Su origen se encuentra en Asia, donde la arqueología ha constatado su consumo por los humanos desde hace más de 10.000 años. De hecho, aparecen mencionadas en el que se considera la historia escrita más antigua: la Epopeya de Gilgamesh, una obra sumeria del tercer milenio antes de nuestra era.
[Estos son los mejores encurtidos para la dieta y la salud: probióticos en secreto]
Desde la orilla oriental del Mare Nostrum, las alcaparras saltaron a Grecia, Roma, al-Ándalus y Francia. Hoy siguen siendo un alimento muy popular por toda la cuenca mediterránea, con un especial protagonismo en países como Grecia, Italia, Chipre y Malta. Dentro de nuestras fronteras también son conocidas, aunque su uso es algo menos común que en aquellos.
Nutricionalmente, 100 gramos de alcaparras contienen 23 calorías, 83 gramos de agua, 26 gramos de proteína, 4,5 gramos de carbohidratos, 3,2 gramos de fibra y 0,9 gramos de grasa. En menor medida, también aportan sodio, potasio, hierro, calcio, fósforo y vitaminas A y C. Con estos datos, no es extraño que incluir las alcaparras en nuestra dieta pueda aportar algún que otro beneficio para nuestro organismo. Veamos, a continuación, algunos de ellos.
Propiedades antiinflamatorias
Las alcaparras se han utilizado a menudo en la medicina popular como tratamiento para los trastornos inflamatorios, incluido el reumatismo. Gracias a las grandes cantidades de quercetina, un flavonoide, y vitamina E que ayuda a las células a mantener su integridad, las alcaparras realizan una función antiinflamatoria y, según algunos estudios, antitumoral.
Otro estudio examinó las propiedades del aceite esencial extraído de las flores y hojas de la planta, dando a conocer la acción antiproliferativa contra las células malignas del cáncer de colon.
Una de sus principales ventajas, es su alto contenido en fibra dietética junto con un bajo aporte calórico. Además, a la fibra se le atribuyen propiedades estimulantes, que ayudan al proceso digestivo. Si se quiere aprovechar estas propiedades hipocalóricas, consumir alcaparras en salmuera es mejor opción que aquellas que vienen envasadas en aceite o en sal.
Acción antioxidante
Las alcaparras son ricas en rutina, un bioflavonoide presente en varias plantas cuya propiedad más importante es su acción antioxidante. Esta ayuda a reducir el nivel de colesterol en la sangre, inhibiendo la formación de placas peligrosas en las arterias. Estos antioxidantes también pueden reducir la inflamación y proteger contra afecciones crónicas como enfermedades cardíacas y cáncer.
Ayuda contra la diabetes
Algunos estudios sugieren que las alcaparras pueden ser excelentes aliadas en la lucha contra la diabetes tipo 2. Según una revisión, ciertos componentes que se encuentran en este ingrediente podrían ayudar a promover un mejor control del azúcar en la sangre al mejorar la absorción de glucosa por los tejidos, reducir la absorción de carbohidratos y proteger las células que producen insulina en el páncreas.
Antihistamínico natural
Entre las reconocidas propiedades de la rutina también se encuentra la de ser un excelente antihistamínico natural. Los extractos de Capparis spinosa son ricos en sustancias antihistamínicas que controlan los mastocitos, células involucradas en procesos inflamatorios y reacciones alérgicas. Por lo tanto, las personas que sufren algún tipo de alergia pueden salir beneficiadas con el consumo regular de alcaparras.
Fortalecen las defensas
Los fagocitos son células que absorben y digieren microorganismos, cuerpos extraños, otras células del mismo cuerpo destinadas a morir. Unas buenas aliadas de estas células son las alcaparras. Según algunas investigaciones, los extractos de alcaparras aumentan la actividad de estos fagocitos, fortaleciendo así el sistema inmunológico.
Además, otros estudios italiano han demostrado que la decocción de raíces de Capparis Spinosa inhibe el crecimiento de las bacterias Deinococcus radiophilus, Staphylococcus epidermis y Streptococcus faecalis.
Piel sana e hidratada
La piel también se beneficia de las propiedades de las alcaparras, ya que hidratan la epidermis y alivian la sequedad. Además, según un estudio de 2002, contienen compuestos que pueden proteger la piel de los rayos ultravioleta del sol, que pueden ser peligrosos para la salud y causar cánceres de piel como el melanoma.
Por último, no podemos olvidar su capacidad para reducir el enrojecimiento y las erupciones causadas por una exposición prolongada a la luz solar.