Puede que alguna vez te hayas cruzado con una de estas frutas y no te hayas dado cuenta. Hablamos del tangelo (Citrus × tangelo), una especie que, en apariencia, guarda bastantes similitudes con otros cítricos, como una mandarina o una naranja pequeña.
Esta es, en realidad, el resultado de un proceso de hibridación entre mandarina y pomelo, de las cuales toma su nombre: tangerine (mandarina, en inglés) y pomelo. Lo cierto es que dentro de esta especie se encuentran diferentes variedades, algunas consecuencia de la hibridación natural, como el tangelo jamaicano o ugli, y otras en las que ha intervenido la mano humana, entre las que destacan el tangelo Orlando y el tangelo Minnesota.
Al igual que otras frutas cítricas, los tangelos tienen un sabor ácido. Gracias a su piel bastante fina, suelen ser más fáciles de pelar que las naranjas o las mandarinas. A simple vista, su elemento más característico es el tamaño, no mayor que un puño, y un pequeño pezón que sobresale en uno de sus lados.
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Los árboles en los que crecen son de hoja perenne y suelen dar frutos entre otoño e invierno, pero son muy delicados, por lo que necesitan cuidados regulares, y pueden tardar hasta tres años en dar sus primeros frutos. Su cultivo se realiza, sobre todo, en Estados Unidos, con una especial relevancia de Florida y California, donde el clima resulta especialmente adecuado para ello.
En cuanto a sus valores nutricionales, es de destacar que están repletos de varios nutrientes, entre los cuales destacan la vitamina C, la vitamina A y el folato. También tienen un alto contenido de fibra dietética y varios flavonoides y antioxidantes, así como en potasio, junto con otros minerales, aunque en menor medida, entre los cuales están el calcio, magnesio, fósforo, cobre y hierro. En cambio, contiene niveles bajos de grasa, proteína y, por supuesto, calorías, con solo 70 en una pieza mediana.
Ayuda a la pérdida de peso
Reducir la ingesta de calorías, junto con hacer ejercicio, es una de las claves para quienes quieren combatir el sobrepeso o, simplemente, perder algunos kilos. También es importante que las calorías sean de calidad, ricas en nutrientes. En este sentido, el tangelo es un interesante aliado ya que sus pocas calorías vienen acompañadas de vitaminas y minerales importantes para el organismo.
Además, tiene una cantidad sustancial de fibra dietética, que ayuda a aumentar la saciedad y mejorar la eficiencia de absorción de nutrientes. Dado que la fibra ayuda a mantener la sensación de saciedad, reduce el hambre y evita el consumo excesivo de calorías. Además, la fibra también mejora los movimientos intestinales, esencial para un control de peso saludable.
Aumenta la inmunidad
Una de sus principales virtudes es la gran cantidad de vitamina C que posee. Las investigaciones sugieren que la deficiencia de esta vitamina es una de las causas de deterioro del sistema inmunológico, y, por extensión, de una mayor susceptibilidad a las infecciones.
Con una sola pieza de fruta se puede cubrir casi la totalidad de la ingesta diaria recomendada de esta vitamina, lo que ayuda al sistema inmunitario a combatir las enfermedades invasoras al estimular la formación de glóbulos blancos.
Combate el estrés oxidativo
Como hemos señalado antes, otra de las peculiaridades del tangelo es que se trata de una rica fuente de antioxidantes. Estos compuestos químicos interactúan con los radicales libres, causados por el estrés oxidativo, y los neutralizan, de forma que ayudan a prevenir su daño. Como resultado, ayuda a reducir el riesgo de varias enfermedades crónicas, incluido el cáncer.
Mejora la digestión
En este punto es donde la fibra hace su aparición más importante. Además de generar esa sensación de saciedad que puede ayudar a perder peso, la fibra dietética es conocida por sus beneficios digestivos.
El consumo adecuado de fibra dietética previene el estreñimiento, los calambres y la hinchazón. Además, la fibra ayuda a promover el equilibrio bacteriano en el intestino al estimular la actividad peristáltica.
Un corazón saludable
Una investigación sugiere que las concentraciones más altas de vitamina C en la sangre pueden reducir la presión arterial. Aunque todavía se requiere profundizar en la investigación, todo apunta a que la ingesta de vitamina C puede incidir en la reducción de la presión arterial.
Además, los altos niveles de vitamina también reducen el riesgo de hipertensión, enfermedad arterial coronaria y accidente cerebrovascular. A ello se le une el efecto de las flavanonas, un flavonoide que puede reducir el riesgo de accidente cerebrovascular, enfermedad cardíaca y enfermedades neurológicas.