El sueño de ser eternamente joven es algo que comparten desde celebrities hasta vampiros en la ficción, ha obsesionado al hombre desde que tenemos constancia de sus preocupaciones y pensamientos plasmados sobre las paredes de las cuevas. La muerte y la vejez es algo natural (aunque no para algunas especies animales como la medusa Turritopsis nutricula), sin embargo, el ser humano ha tratado de revertirlos de multitud de formas, desde pactos con el diablo hasta hierbas o sustancias milagrosas, obviamente sin éxito.
Según la OMS, envejecer es ir acumulando daños celulares y moleculares a lo largo del tiempo, viéndose así reducidas de forma gradual las capacidades físicas y mentales del sujeto. Esto le va haciendo más vulnerable a enfermedades, aumentando la predisposición a morir. Durante el envejecimiento biológico, se produce el acortamiento de los telómeros, los extremos de los cromosomas cuya función principal es proteger el material genético que porta el resto del cromosoma.
A medida que las células del cuerpo se van dividiendo para multiplicarse y así ir regenerando tejidos y órganos, un proceso que se lleva a cabo de forma constante, estos se van haciendo más cortos hasta que ya no pueden proteger el ADN. Por ahora este proceso no puede revertirse, ni tampoco se pueden hacer crecer los telómeros durante la juventud para poder así envejecer más lentamente, sin embargo, existen factores externos que pueden acelerar este proceso. Es decir, existen hábitos de vida o incluso factores ambientales que pueden tener un impacto directo sobre el proceso de envejecimiento, acelerándolo.
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Beber alcohol
Incluso en mínimas dosis, el alcohol no aporta ningún beneficio para el organismo, sino lo contrario. Por lo que las recomendaciones de tomar una copa de una bebida alcohólica al día no tienen ningún fundamento. A no ser que la comparativa sea sobre si es más saludable una copa o diez al día. Algunos estudios vinculan la ingesta de alcohol con el estrés oxidativo (inducido por el etanol) y el daño por radicales libres de hidroxietilo generados durante el metabolismo del etanol.
Otras investigaciones relacionan los daños cerebrales y el deterioro cognitivo, no solo en adultos, sino en adolescentes con problemas como una respuesta neuroinflamatoria intermedia en el hipocampo y la corteza frontal, que puede persistir hasta la edad adulta. Incluso se vincula la ingesta prolongada con un mayoría riesgo de sufrir demencia.
Prescindir de los lácteos
Hay personas a las que no les gusta el sabor del queso u otras que tienen intolerancia a la lactosa, situaciones que pueden llevar a prescindir totalmente de los lácteos en la dieta. Un error por el que se pueden sumar años al organismo y a la vez, restar años de vida. Según un análisis de científicos de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Antioquia. Colombia, una de las carencias más notorias detectadas por la frecuencia de consumo diario de alimentos fue la de calcio, representada por el bajo consumo de lácteos.
Comprobando que la ingesta de calcio es inadecuada en poblaciones de adultos mayores en todo el mundo, lo que genera pérdida mineral ósea y un mayor riesgo de fracturas. Además se ha demostrado que el calcio y la vitamina D protegen contra la osteoporosis y reducen la tasa de pérdida ósea en los últimos años de vida. Un momento en el que el organismo sufre una reducción del ácido gástrico por gastritis atrófica lo que limita la biodisponibilidad de este mineral a estas edades.
Comer ultraprocesados
Según análisis elaborados por investigadores del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo de México, un alto consumo de carne procesada se asocia con el acortamiento de los telómeros. En la mayoría de los estudios, la longitud de los telómeros se asocia positivamente con la actividad física moderada. Por lo que una dieta saludable y el ejercicio físico moderado podrían mitigar el desgaste de los telómeros, además de la disminución del estrés oxidativo y la inflamación.
También, investigadores del CIBER de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), adscritos a la Universidad de Navarra revelaron que un consumo alto de ultraprocesados, en concreto más de tres raciones al día, acelera el envejecimiento celular. El efecto que tiene el consumo de este tipo de alimentos en el organismo es el de un acortamiento de los telómeros. Alimentos ultraprocesados son las bebidas carbonatadas, las salchichas y hamburguesas, la bollería industrial, los batidos, algunos cereales azucarados y pizzas de fabricación industrial.
Ingerir pocas proteínas
El bajo consumo de proteínas, especialmente de proteínas de alto valor biológico, como los lácteos, las carnes, los pescados y el marisco, de forma diaria se relaciona con el envejecimiento. Las proteínas son necesarias para el mantenimiento de la masa celular corporal. En concreto, un adulto sano requiere entre 0,9 y 1,1 gramos de proteína día por kilogramo de peso, según la Organización Panamericana de la Salud. Esto representa un riesgo para el déficit no solo proteico sino de otros nutrientes como niacina, tiamina, hierro, zinc y vitamina B12.
Echar demasiada sal
Existen evidencias recientes que confirman que una ingesta elevada de sal reduce la esperanza de vida. El sodio en exceso puede perjudicar la salud vascular y cardíaca, produciendo hipertensión, promoviendo un aumento de peso que puede afectar los riñones e incluso al cerebro. Afecta de muchas formas ya que según una investigación publicada en Journal of Clinical Investigation señala que consumir más sal no te hace beber más, sino todo lo contrario, reduce la ingesta de líquidos. Esto se traduce a largo plazo en una mayor retención de líquidos y un aumento de peso.
Tomar demasiada azúcar
Un grupo de científicos de La Escuela de Medicina Geisel en Dartmouth, EEUU, comprobaron como el azúcar incentiva la glicación de las células, lo que acelera el envejecimiento. "El aumento de la glucosa hace que esta se pueda unir a proteínas como el colágeno y la elastina, en un proceso llamado glicación, haciendo así aparición los AGE (Advanced Glycation End Products), que provocan inflamación, oxidación y deterioro a nivel celular. El colágeno, al glicosilar, ve su estructura alterada, afectando a la elasticidad y la apariencia de la piel", señala Irene Gómez, farmacéutica y dietista-nutricionista.