La especialista en Endocrinología y Nutrición en el Hospital HM Modelo, Iria Rodríguez, ha avisado del peligro de padecer ortorexia, un trastorno de la alimentación que se caracteriza por una fijación obsesiva por la comida que el paciente considera como saludable, con recurrente y persistente preocupación por la comida.
"En ocasiones esta obsesión comienza con una dieta que se plantea para abordar algún tipo de patología que requiera un determinado manejo nutricional y otras simplemente por el deseo de llevar una dieta más saludable", ha declarado a Europa Press.
El primer síntoma, según indica la especialista de HM Hospitales, se manifiesta por una rigidez e inflexibilidad en la dieta que acaba llevando a un deterioro a nivel psicológico, generando ansiedad o estrés, y que puede afectar al comportamiento social, evitando, por ejemplo, comer fuera de casa.
En segundo lugar, esa restricción de determinados alimentos puede llegar a desencadenar otras enfermedades endocrinas como déficits de vitaminas y minerales, alteraciones menstruales, osteoporosis e incluso desnutrición y bajo peso. Los criterios que sigue una persona con ortorexia pueden ser muy dispares.
Tercero, a veces la obsesión se centra sólo en la calidad de los alimentos o su forma de cultivo o fabricación, y en otras ocasiones consiste en la restricción de algún grupo de alimentos por el erróneo convencimiento de que contienen sustancias tóxicas o porque piensan que no son saludables.
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"En todo caso, siempre suelen ser unas reglas muy rígidas autoimpuestas por presuntos motivos de salud, pero que a menudo son erróneas", ha enfatizado Rodríguez, para informar de que la ortorexia "se combate fundamentalmente con prevención, con una educación nutricional a la población desde fuentes fiables, evitando informaciones poco rigurosas que hoy en día se difunden a través de las redes sociales".
Lo adecuado y recomendable en el día a día, según indica, es llevar una dieta saludable, completa, equilibrada y variada, como por ejemplo la mediterránea, que incluye todos los alimentos necesarios para cubrir nuestras necesidades de micro y macronutrientes y que contribuye a prevenir enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes y hasta algunos tipos de cáncer.
"Pero si ocasionalmente nos la saltamos no va a afectar de forma relevante a nuestra salud. No debemos obsesionarnos ni tener sentimientos de culpa o ansiedad", ha zanjado la especialista en Endocrinología y Nutrición en el Hospital HM Modelo.
Extremos peligrosos
"Es cierto que la información confusa fomenta la aparición de la ortorexia y que vivimos rodeados de publicidad sobre cuerpos perfectos", explicaba Victoria Lozada, dietista-nutricionista del Centro Aleris, a EL ESPAÑOL. "Pero en realidad todos estamos expuestos, así que hay una raíz más profunda relacionada con la autoestima de quienes la padecen, que son más vulnerables por motivos genéticos o culturales, por ejemplo, que en su familia sea habitual una dieta estricta o que hayan pasado por algún episodio traumático relacionado con su peso corporal".
En principio, no es un problema tan grave como otros trastornos de la alimentación más conocidos, como la anorexia o la bulimia, aunque puede tener algunos puntos en común. "Hay algunos anoréxicos y bulímicos que en su fase de recuperación se convierten en ortoréxicos", según Antonio Luis Villarino Marín, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. "Por ahora, no se han registrado fallecimientos atribuibles a esta enfermedad", destacaba Lozada, pero "no es descartable que en casos extremos se pudiera llegar a situaciones muy graves".