Cuando consumimos un producto en cuya etiqueta aparece bien grande “0% azúcar”, quizás pensemos que se trata de una ingesta que no hará aumentar nuestro nivel de azúcar en sangre. Sin embargo, no siempre esto es una realidad, ya que los alimentos '0%' se definen como aquellos que contienen menos de 0,5 gramos de azúcar por cada 100 gramos.
Por este motivo, debemos prestar atención a qué comemos y qué estilo de vida llevamos para evitar glucosa alta en sangre, la cual puede desembocar en la aparición de algún tipo de diabetes, una de las enfermedades no contagiosas más frecuentes del mundo.
Lo primero que se preguntará alguien es: "¿Qué se considera un nivel alto?". Pues bien, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se consideran plenamente normales los valores de azúcar en sangre que no superan los 100 mg/dl en ayunas. Superados los 130 mg/dl en este caso o los 180 mg/dl después del primer bocado de una comida, sí que nos encontramos ante un nivel muy alto de glucosa en sangre. Sin embargo, la mayoría de los síntomas no aparecen hasta que se alcanzan los 250 mg/dl.
La principal fuente de energía del cuerpo es el azúcar en sangre, o glucosa sérica. Sin embargo, un exceso de esta puede provocar la denominada prediabetes. Un término que no se considera una enfermedad, pero sí que puede traducirse en una diabetes de tipo 2 si no se realizan cambios en el estilo de vida. Según un estudio de la Sociedad Española de Diabetes, el 14,8% de la población adulta en España padece algún tipo de prediabetes.
[El factor oculto de la comida que dispara la inflamación y el exceso de azúcar en sangre]
Aunque se trate de un porcentaje mayor que el de pacientes con diabetes, lo cierto es que la prediabetes no suele presentar ningún síntoma. En todo caso, el oscurecimiento de la piel en ciertas partes del cuerpo como el cuello o las axilas puede servirnos como alarma.
Si se ha pasado a la diabetes de tipo 2, sí que nos encontramos con signos más reconocibles como la visión borrosa o tener la boca seca. También se consideran uno de los principales signos la necesidad de orinar mucho y de levantarse más que de costumbre durante la noche. Ahora bien, ¿cuáles son la medidas a tomar para volver a contar con unos niveles normales de azúcar en sangre?.
Medidas de prevención
El primer paso que hay que dar para prestar atención a nuestro nivel de azúcar es observar los cambios que se han producido en nuestra vida últimamente. No solo desde un punto de vista alimenticio, sino también médico y físico. Es por esto que, además de tener en cuenta la medicación que se esté tomando, debemos plantearnos si hemos tenido en las últimas semanas algo de estrés, menos actividad de lo normal o alguna enfermedad, ya sea un "simple" resfriado o fiebre.
Tras haber revisado estas cuestiones, llega el momento de ponerle solución. Como no podía ser de otra forma, al tratarse del azúcar que entra en nuestro cuerpo, se trata de seguir un plan de comidas que no contenga muchos carbohidratos, almidón o azúcares simples. Algunos ejemplos de estos tres tipos de nutrientes son los refrescos, el pan blanco y los cereales que no son integrales, respectivamente.
Aunque, como hemos dicho antes, no solo es cuestión de controlar la ingesta de carbohidratos ni de aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra. Existen otras vías para reducir naturalmente los niveles de azúcar en sangre. Una de ellas es realizar ejercicio regularmente, pues ayuda a mejorar el uso que las células dan al azúcar disponible en el torrente sanguíneo.
No es un secreto oculto que dormir bien y suficiente sirve para la buena salud. La privación del sueño provoca que disminuya la liberación de las hormonas del crecimiento y aumente los niveles de cortisol, ambos juegan un papel importante en el control del azúcar en la sangre. Y es que hay malos hábitos en nuestro día a día que la población no relaciona comúnmente con este tipo de problemas, pese a que provoquen un incremento de los niveles de azúcar. Este es el caso del estrés, que segrega hormonas como el glucagón y el cortisol.
Además de las medidas de prevención, también es recomendable prestar atención a los factores de riesgo que pueden conducir a la prediabetes, que padecen uno de cada tres adultos, según la revista americana MedlinePlus. Una de las cuestiones que más debe preocuparnos es tener antecedentes familiares con diabetes.
Aunque en el caso de que no sea así, algunos problemas de salud como la obesidad y la presión arterial alta es común en personas con prediabetes. Estos factores de riesgo cumplen una función elemental, pues la mayoría de las personas no saben que la tienen y pueden acabar desarrollando diabetes de tipo 2. Sin embargo, "la probabilidad de pasar de la prediabetes a la diabetes en pacientes de edad avanzada no es tan alta", como reconoce el director médico de la Sociedad Endocrina, Robert Lash, a The Washington Post.