El café es una de las bebidas más consumidas en todo el mundo, con permiso del agua. Su preparación varía mucho según zonas geográficas y culturas, pero la base sigue siendo muy similar. Sin embargo, el café no afecta de la misma forma a todo el mundo, y sus efectos pueden variar según edad, género e incluso según su forma de preparación.
Ahora, un nuevo estudio publicado en Open Heart se ha fijado precisamente en estos dos últimos factores. Y, según sugieren sus resultados, tanto el género de quien bebe el café, como su forma de preparación, tendrían relación con un potencial aumento del colesterol sanguíneo.
Hasta ahora se sabía que algunas sustancias químicas naturalmente presentes en el café, como diterpenos, cafestol y kahweol, son capaces de elevar los niveles de colesterol en sangre. Sin embargo, la forma de preparar el café también influye en estos efectos, aunque no estaba claro qué impacto puede tener un simple café espresso y en qué cantidad en especial.
Así pues, los investigadores responsables del estudio compararon los efectos del café espresso con otros métodos de preparación y su influencia en adultos de 40 años o más (con una edad promedio de 56 en este caso). Usaron datos de 21.083 participantes (11.074 mujeres y 10.009 hombres) que respondieron a la Séptima Encuesta del Estudio de Tromso en 2015/2016, un estudio de población a largo plazo que se inició en 1974, donde participan residentes de la ciudad de Tromso, en Noruega.
Se preguntó a los participantes de la encuesta cuántas tazas de café consumían al día, dividiéndolos por grupos: ninguna, 1-2 tazas, de 3 a 5 tazas, y 6 tazas o más. Y también se les preguntó por su preparación, mediante café filtrado, cafetera de embolo, espresso de máquina de café, monodosis, moka, instantáneo, etc.
Así mismo, se midieron otros parámetros como la altura y el peso, se tomaron muestras sanguíneas, y se les preguntó sobre diferentes factores de estilo de vida como dieta, ejercicio, consumo de tabaco y alcohol, nivel educativo, y si sufrían algún tipo de enfermedad cardiometabólica como la diabetes tipo 2.
Según los resultados del estudio, las mujeres bebían un promedio de 4 tazas de café al día o menos, mientras que los hombres llegaban a consumir 5 tazas de café diarias de media. Por su parte, la asociación entre consumo de café y niveles de colesterol total en sangre era variable, y tenía más que ver con los métodos de preparación del café, con diferencias significativas según el género (excepto para el café de émbolo).
El hecho de beber entre 3 y 5 tazas de café espresso diarias se asociaba significativamente con un aumento de colesterol total, sobre todo en hombres: un aumento de 0.09 mmol/l en mujeres y hasta 0.16 mmol/l en hombres.
Por su parte, el consumo de 6 o más tazas de café de émbolo también se asociaba con niveles más elevados de colesterol, similar en ambos sexos: hasta 0.30 mmol/l más en mujeres y 0.23 mmol/l en hombres.
Finalmente, el consumo de 6 o más tazas de café filtrado diarias se asociaría con un aumento de 0.11 mmol/l de colesterol entre mujeres, pero no entre hombres.
En el caso del café instantáneo, si bien si que se asoció con un aumento del colesterol en ambos sexos, dicho aumento no se correlacionaba con la cantidad de tazas diarias consumidas, en comparación con los que no tomaban este tipo de café.
Por otro lado, los investigadores también hacen hincapié en una cuestión importante: no se tuvo en cuenta el tamaño real del café consumido. Es decir, en la cantidad de café real total. Los noruegos suelen tomar tazas de café espresso más grandes que los italianos o los españoles, por ejemplo. Aquí lo que se tuvo en cuenta es la preparación del café en sí, aunque cabe destacar que es posible que un café espresso de los mencionados en el estudio equivalga a dos cafés en nuestra zona, algo que sí debe tenerse en cuenta al extrapolar sus resultados.
Además, los diferentes tipos de espresso, máquinas de café, cápsulas o cafeteras moca también pueden contener diferentes niveles de los productos químicos naturalmente presentes estudiados. Otro factor a tener en cuenta antes de sacar conclusiones a partir de estos resultados.
Para concluir, los investigadores desconocen por qué la relación café-colesterol sería diferente según el género de quien lo consume. Y también tienen en cuenta que las diferentes especies de café, su grado de tostado, junto a su preparación y tamaño de porción son importantes en el desenlace final. El café contiene más de mil fitoquímicos diferentes, y los anteriormente mencionados se han relacionado con el aumento del colesterol, pero también poseen efectos antiinflamatorios a nivel orgánico general, reduciendo así el riesgo de sufrir enfermedades como la diabetes y el cáncer.