El consumo regular de alimentos ricos en ácido linoleico, que proporcionan los frutos secos, los aceites de semillas y productos elaborados con ellos, pueden disminuir el riesgo de fibrilaciones ventriculares en infartos, según una investigación realizada en España.
Los resultados del estudio -elaborado por un equipo de investigación del Hospital Germans Trias i Pujol (Can Ruti), de Badalona (Barcelona); del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones médicas (IMIM-Hospital del Mar), de Barcelona, y del CIBER de enfermedades cardiovasculares (CIBERCV)- se han publicado en la revista Scientific Reports.
Los investigadores analizaron los niveles de una serie de grasas en el momento en que ingresaron pacientes por infarto y observaron que el riesgo de sufrir una fibrilación ventricular era menor en aquellos que tenían niveles altos de ácido linoleico en sangre.
Para poder llegar a esta conclusión, el estudio examinó a 58 pacientes que sufrieron fibrilación ventricular primaria en los dos primeros días de estancia en el hospital y los compararon con 116 también infartados con características similares sin este tipo de arritmias.
La cardióloga de Can Ruti y coinvestigadora principal del estudio Teresa Oliveras ha destacado que el hallazgo es relevante porque "aporta evidencia sobre un factor modificable de estilo de vida, el dietético, que se relaciona con una potencial reducción de la muerte súbita arrítmica en contexto de isquemia aguda".
La doctora ha resaltado que la incorporación "de alimentos ricos en ácido linoleico en la dieta con pacientes con riesgo cardiovascular parece una estrategia integradora para mejorar su pronóstico si sufren un infarto”.
El responsable de la línea de determinación de ácidos grasos en sangre en el IMIM, Aleix Sala, ha indicado que observar estos niveles proporciona información que permite saber con exactitud el consumo de ciertos tipos de grasa durante semanas antes de obtener la muestra y "cómo de protegidas están las células del corazón para afrontar daños que un infarto puede causar".
El peligro del infarto
Las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de muerte en los países occidentales, y su complicación más grave es la muerte súbita cardíaca, de la que el infarto agudo de miocardio es el principal responsable. Los médicos siempre tienen en cuenta tres pilares básicos: los síntomas, el estudio electrocardiográfico y los parámetros analíticos (las troponinas, enzimas sugestivas de daño cardíaco).
La gran mayoría de los infartos se presenta con dolor opresivo en el pecho, pero en algunos pacientes se manifiestan directamente en forma de paro cardíaco, causado fundamentalmente por una fibrilación ventricular, un tipo de arritmia potencialmente mortal. Comúnmente se suele describir como una opresión o una sensación de peso en la zona del esternón o en la zona central o izquierda del tórax.
En ocasiones, el dolor puede irradiar o desplazarse hacia otras localizaciones como el brazo izquierdo, la mandíbula o la espalda. Este dolor puede ser o bien continuo y persistente, o bien intermitente. Si esta opresión empeora con el esfuerzo o mejora descansando, es un indicativo de sufrimiento cardíaco.
Junto al dolor de pecho, los pacientes que sufren un infarto suelen manifestar un "sudor intenso y frío" sin motivo alguno. Esta característica puede ocurrir cualquier ambiente, incluso cuando la temperatura no es calurosa. A su vez, esta sudoración intensa se acompaña de malestar general y, en ocasiones, sensación de "muerte inminente".