Los edulcorantes artificiales no calóricos suponen una alternativa más saludable que el azúcar para endulzar las comidas. Lo son al menos en teoría: no son pocos los estudios que poco a poco han ido poniendo en duda la seguridad de su consumo habitual aunque no provoquen el aumento en glucosa en sangre o glucemia propia de del azúcar refinado, que se relaciona con diversos problemas metabólicos y cardíacos.
El último de ellos, publicado en la revista PLOS Medicine y llevado a cabo por las investigadoras Charlotte Debras y Mathilde Touvier, del Instituto Nacional Francés para la Salud y la Investigación Médica (Inserm) y la Universidad Sorbonne Paris Nord en Francia, sugeriría que los edulcorantes artificiales se relacionarían con un mayor riesgo de cáncer.
El consumo de alimentos y bebidas endulzados con edulcorantes artificiales ha crecido exponencialmente en los últimos años, acompañando la dieta de millones de personas de forma diaria en todo el mundo. Sin embargo, las evidencias científicas más recientes ponen en duda que se trate de un consumo tan inocuo como puede parecer.
Así pues, con el objetivo de analizar el potencial carcinógeno de estas sustancias, las investigadoras analizaron datos de 102.865 adultos franceses que participaron en el estudio 'NutriNet-Santé', una investigación basada en la web que se inició en el año 2009 a cargo del Equipo de Investigación en Epidemiología Nutricional (EREN).
Los participantes se inscribieron voluntariamente en la página e informaron de su historial médico y datos dietéticos, sociodemográficos, de estilo de vida y salud. Además, también se recopilaron datos sobre la ingesta de edulcorantes artificiales a partir de registros dietéticos de 24 horas.
Por otro lado, también se recopilaron datos sobre diagnóstico de cáncer durante todo el seguimiento de estudio, y se realizaron análisis estadísticos para investigar si realmente existía una asociación entre el consumo de edulcorantes artificiales y riesgo real de cáncer.
Todas las variables se ajustaron según edad, sexo, nivel socioeducativo, actividad física, Índice de Masa Corporal (IMC), altura, aumento de peso durante el seguimiento, tabaquismo, diabetes, antecedentes previos de cáncer y dieta general (consumo de energía total, sodio, alcohol, ácidos grasos, fibra, azúcar, alimentos integrales y productos lácteos).
Según los datos del estudio, aquellas personas que consumían grandes cantidades de edulcorantes artificiales, y de forma particular aspartamo (que está presente en alimentos como dulces, refrescos o helados) y acesulfamo-K, tenían un mayor riesgo de sufrir cáncer en general en comparación a los no consumidores. Destacaban en este aspecto el cáncer de mama y otros cánceres relacionados habitualmente con la obesidad.
Aún así, los investigadores destacan las limitaciones del estudio. Las ingestas dietéticas analizadas son autoinformadas por parte de los participantes y existiría un claro sesgo de selección (dado que los participantes se apuntaban por su cuenta).
En este último caso se detectó que era más probable que los participantes fuesen mujeres con un nivel educativo elevado y con comportamientos conscientes en cuanto a salud se refiere.
Así mismo, cabe recordar que se trata de un estudio observacional y no podría descartarse causalidad inversa, motivo por el cual los investigadores hacen hincapié en la necesidad de continuar investigando y esclarecer los posibles mecanismos subyacentes a estos hallazgos.
Las autoras, por su parte, indican que sus hallazgos no respaldarían el uso de edulcorantes artificiales como "alternativas seguras" al azúcar en alimentos o bebidas.
De hecho, este estudio llegaría a una conclusión similar a otros estudios experimentales realizados in vivo/ in vitro en laboratorio, donde ya se habría sugerido que los edulcorantes artificiales usados en alimentos y bebidas de todo el mundo tendrían cierta relación con el riesgo de sufrir cáncer.
Aún así, recuerdan que estos resultados deben poder replicarse en siguientes estudios a gran escala, y se necesitaría conocer los mecanismos subyacentes en otro tipo de estudios como los ensayos clínicos.