Las consecuencias de la huelga de transporte están siendo varias para el devenir del día a día. La cesta de la compra es lo que más está sufriendo sus efectos y ya son varias marcas las que han anunciado que van a interrumpir su producción debido a que su género no puede llegar hasta los supermercados. Una de las últimas ha sido Danone, que parará su actividad en las cuatro plantas de productos lácteos que tiene en España.
Entre los productos estrella de la marca, se encuentra el yogur, un alimento muy popular en la dieta española y que actúa como complemento ideal de desayunos, comidas y cenas, además de para 'picar entre horas'. Sus asiduos estarán preocupados por la falta de suministro, pero no se preocupen, todavía van a poder encontrar en el súper el yogur que recomiendan los expertos para cuidar la salud, ya que no es otro que el yogur natural.
Así es. Ni con añadidos ni de sabores ni otras variantes que imperan dentro del marketing. Si uno de verdad quiere beneficiarse de las bondades del yogur, debe optar por su versión natural (y no, no vale 'natural azucarado').
Así lo explicaba la dietista-nutricionista Isabel Pérez a la hora de valorar el 'boom' del yogur griego. La experta inisitía en que lo primero que tenemos que mirar a la hora de elegir un yogur es en su composición. "Deberíamos encontrar como mucho dos o tres ingredientes: leche, fermentos lácticos y, opcionalmente, leche en polvo o nata", argumentaba.
Según la nutricionista, lo más importante es que el yogur que escojamos "no contenga azúcar añadido" ni seudónimos de este componente, tales como melaza, concentrado de fruta, jarabe de fructosa, etc.
Otro truco para valorar el azúcar que trae el producto es mirar en su valor nutricional la cantidad de este componente, la cual no debe ser superior a cuatro o cinco gramos por cada unidad de 125 gramos. "En un yogur natural, ésta es la cantidad de lactosa naturalmente presente en la leche de partida que se utiliza para hacer el yogur", advertía Pérez.
El problema del azúcar en los yogures no es baladí, ya que un estudio de 2018 realizado por profesionales de la Escuela de Ciencias de la Alimentación y Nutrición de la Universidad de Leeds (Reino Unido) concluyó que más del 90% de los yogures que se pueden encontrar en los supermercados contiene más cantidad de azúcar que la recomendada (5 gramos por cada 100, según la OMS), con el consiguiente perjuicio para la salud que conlleva una ingesta desmesurada de azúcar.
La grasa 'buena' del yogur
El estudio, publicado en la revista médica BMJ Open, en cambio, valoraba positivamente a los yogures griego, que, aunque tienen una mayor cantidad de proteínas y grasa, presentan menos cantidades de azúcar.
Y sí, han leído bien, más cantidad de grasa. Este componente causa pavor en la mayoría de los consumidores, pero hay que tener siempre presente que no todas las grasas son malas, a pesar de lo que se quiera hacer creer.
De hecho, Miguel Ángel Martínez-González, epidemiólogo y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, en Salud a ciencia cierta (Planeta), desgranaba cuáles son las claves de la grasa del yogur: "No sabemos bien por qué la grasa del yogur, a pesar de ser saturada, no presenta efectos adversos. Quizá se relacione con la flora bacteriana o con el tipo de ácidos grasos que contiene". Puedes leer todas las claves del libro aquí.
Los beneficios sobre la flora bacteriana son siempre los más comentados del yogur, pero incluirlo en nuestra dieta también puede reportar otras utilidades, como su poder para reducir el riesgo de padecer diabetes tipo 2. Así lo atestiguaba un estudio publicado en Nature. Eso sí, la investigación lo dejaba muy clarito. El yogur debía ser natural.